Hay veces que las cosas se encuentran frente a tí... Y precisamente por esto, es que nuestros ojos ven lo que se les a enseñado a ver.
Victoria S. Stanley
Odio esperar y mucho más, que las cosas que quiero saber no estén al alcance de mis manos y; aunque en otra situación habría preferido debatir con este pibe, ahora tan solo buscaba a alguien que esté sufriendo. Puede que suene mal —lo sé— pero ese sentimiento que compartimos, convierte un momento tan extraño como este, en uno que me podría acostumbrar. Me encantaría saber más, entender al corazón y enfrentar al destino, sin embargo, ¿qué puedo hacer si no sé cual es mi camino? Puedo sentir lo mismo que él siente ahora: confusión, dolor, búsqueda…
—Hace un momento querías que desaparezca y ahora me abrazas— da una pausa y suelta un suspiro dramático que provocó que dibuje una sonrisa en mi rostro— eres rara, realmente extraña… ¿Puedo preguntarte por qué estás aquí?
—Por haberme dicho eso, podría llegar a enojarme, no obstante, por la patada que te dí… creo que estamos a mano— me separé de él y volví al sitio donde estaba antes —tu hermano, según me explicó, de alguna forma me estaba buscando. Uno de esos monstruos, le dijo mi nombre. ¿Crees todo esto sea obra de…
—¿El corazón?— terminó diciendo y yo afirmé con la cabeza —Claro que lo es. No sé nada sobre su existencia, ni sé que tan real sean las cosas que se me han dicho sobre sus planes. ¿Tú qué crees?
—No lo sé, tú sabes sobre "la guerra".
—En efecto, aunque está claro que tú también sabes bastante sobre sus intenciones, de todos modos… ¿no eres tú quién es nombrada a través de la boca de sus marionetas? Si eso es así, es porque tiene algún tipo de conexión contigo que tú no sabes interpretar…— dejó de hablar al instante en el que salió el niño de su cuarto.
Me dirigí hacia él y me dijo que tenía sueño, así que sin saber que hacer me fuí a su cuarto, lo acurruqué y cuando me estaba por ir me pidió que le contase un cuento.
—Si no te lo cuento… no te dormirás ¿cierto?
—Efectivamente.
Pensé por un rato hasta acordarme de uno que me contaba mi papá algunas noches de tormenta en la que las ventanas gemían y los rayos me atormentaban. Una historia que por alguna extraña razón, me traía paz.
—Hubo un día en que el cielo se tornó de color negro, prohibiendo que los ojos de las personas pudiesen ver más allá. Parecía que no había salvación y lo único que quedaba era esperar a que todo terminase…
Un niño temió mucho pero cerró los ojos y esperó un gran rato, sin decir nada, dejando que el silencio susurre en sus oídos. Y al abrirlos, ya no estaba allí… sino que se encontraba en un lugar muy distinto. Se propuso a buscar por todos los lados algo que fuese familiar… pero no había nada. Solo, perdido esperó día y noche hasta que alguien apareció para llenar aquel hueco… con un corazón capaz de sanar todas las heridas.
Al volver a la realidad, me percaté de que se había dormido, así que luego de contarle un cuento al niño me dirigí al living para continuar con la conversación, pero de repente pude oír que alguien había abierto la puerta y supe al instante que se trataba del detective. Me acerqué despacio para no verme involucrada en alguna disfunción… aunque en realidad ya formaba parte de la misma. Creí que podría escapar de la situación, pero al ser llamada me ví obligada a ir.
—¿Pasó algo?— además de haber dejado entrar a un desconocido.
—Será mejor que te vayas— a pesar de no conocer al detective; la frialdad en sus palabras llegaron a mí como una navaja.
—Juro que se esforzó mucho para entrar y me juró ser tu hermano, y por su parecido no lo dudé…—abrió la puerta y me hizo seña de que pasara.
—Y tú también— le dijo a su hermano —siempre quise resolver esto, sin embargo, no pienso arriesgar a mi familia con gente relacionada con mi padre.
Sin entender lo que sucedía, me encontraba fuera de la casa con el pibe y su sonrisa burlona. Despreciaba ver que le causara gracia algo como esto y pese a la confusión, miedo… odio que sentía, opté por llorar. ¿A dónde iría? Y ahora… ¿qué? ¿Mando a la mierda todo?
Caminamos un gran rato, yo agarrada de su brazo buscando aunque sea un poco de consuelo hasta llegar a un edificio al final de una calle horriblemente perfecta para que suceda una escena de esas en la que alguien termina muerto… un típico callejón sin salida. Subimos por unas escaleras y entramos a una habitación cubierta de fotos y pistas… Compruebo que son hermanos.
—¿No vivías con tu abuela?— Al instante que hice esa pregunta, me arrepentí por el dolor que se formó en sus ojos.
—¿Recuerdas que me fuí?— hizo una pausa y agarró una foto de ella —nunca fué un lindo lugar, la zona es peligrosa y este edificio es una mierda. Pero cuando falleció no quedó alternativa— habré puesto algún tipo de gesto porque surgió de sus labios una sonrisa —no lo sientas, cada uno elige su camino. Yo elegí enfrentarme a lo que más le temía… creo que no fué la mejor opción.
—No siempre somos los que elegimos nuestro destino… de hecho, eso no pasa nunca. Hay veces, que las cosas se nos van de las manos. Por ejemplo: yo no elegí estar ahora mismo contigo. ¡Y vedme aquí!— eran raros mis cambios de humor tan repentinos.
—¿Crees que sea obra de el Corazón?
En ese instante me acordé de lo que me había dicho entre sueños "tú eres el corazón".
—No lo sé… espero que pronto lo podamos saber.
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Les mando un abrazo grande a todos los terrícolas!!!!!!
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El corazón de una galaxia (Parte 1)
Science FictionVivo en un mundo donde no pertenezco... ¿quién soy realmente? ¿de dónde vengo? ¿Nunca te has sentido ajeno a tú alrededor? Solo sé, que hay unos seres que me persiguen, me observan desde la oscuridad, saben algo y tienen miedo que lo descubra. Pero...