Capítulo 1

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Despierto. Las voces a mi alrededor no cesan, los chillidos apasionados, los golpes en la puerta, mi nombre entre suspiros de amor, veneración y deseo. La puerta logra abrirse con dificultad y mi manager entra con sus zapatos de tacón golpeando el suelo. Me mira, sonríe y después de indicarme que nos vamos en 10 minutos, vuelve a salir. Cierra la puerta.

-Diez minutos.

Murmuro. Me pongo en pie, camino hasta el mostrador, con maquillaje, cajones y un gran espejo. Me siento en la silla y cojo la base. Solo un poco, bajo los ojos, solo necesito tapar mis ojeras.

La puerta se abre, meto los brazos en la chaqueta y cojo aire antes de salir. Pantalones rasgados, pelo pulcramente arreglado, rostro de muñeco. Sonrío alegremente, muevo mi mano saludando a mis fans.

Autógrafos firmados.

Fotos guardadas.

Sonrisas esparcidas.

Y todo el mundo se cree que soy feliz. Porque de esta forma ellos también lo son, ¿no? Viendo a su ídolo sonreír. Subo al coche de siete plazas. Cierro la puerta de ventanas tintadas y salimos del aparcamiento.

-Todos te adoran.

Me miro en el espejo retrovisor. Dejo mis labios bajar, mis pómulos descansar y un suspiro sale de mi garganta. Busco en mi chaqueta, saco el móvil y los auriculares. Desaparezco del mundo. Con los ojos cerrados dejo que la música me consuma y que el frío golpee con fuerza mi rostro.

-Cierra la ventana.

Subo el volumen, aprieto los párpados, ignoro a Sunny. Echo la cabeza hacia atrás y me centro en Evanescence, en Everybody's fool sonando con fuerza en mis oídos. Una y otra, y otra vez. La letra de la canción se reproduce en mi mente, el video hace que sonría débilmente. ¿Alguna vez os habéis sentido identificados con una canción? Pues yo sí.

Sunny me balancea, de nuevo abro los ojos al despertar. Salgo del coche sonriendo, encogido por el frío, saludando a mis fans. Hago una reverencia, entro en el bloque y sigo a la rubia escaleras arriba.

-Mañana a las dos tienes que grabar el anuncio de comida. Y el viernes el de Navidad.

-Bien.

Abro la puerta de mi casa. Sunny me entrega los papeles del guión, los cojo y cierro la puerta.

Estoy sólo.

Aprieto los papeles entre mis manos, los miro y los lanzo sobre una mesa. No llegan, solo caen en el suelo. Igual que yo. Mi espalda se desliza por la puerta, mis rodillas se juntan con mi pecho y comienzo a temblar. Comienzo a llorar como cada noche.

El maquillaje desaparece, los ojos dejan de ser profundos y delineados de negro y pasan a ser marrones, desaliñados, manchados de negro y posicionados sobre unas profundas ojeras. Paso la manga de la chaqueta por mi boca y me lamo los labios, secos, partidos, heridos e irritados por el frío.

Me levanto. Bajo las persianas, corro las cortinas, me desnudo y entro en el baño. El agua cae caliente por mi cuerpo, me hundo en la bañera, deseando tener el suficiente valor para ahogarme. Cuando el aire se me acaba, salgo y toso, lo recupero a bocanadas. Lloro otra vez. Por cobarde. Por inútil. Porque todos quieren que sea algo que no soy. Porque soy imperfecto aunque nadie lo crea.

Me tiro del pelo, largo y supuestamente lacio, supuestamente sedoso. Perfecto. Paso ambas manos por mis ojos, manchándolos de maquillaje. Vuelvo a hundirme en el agua, no el tiempo suficiente para esfumarme. Y cuando veo los dedos arrugarse, sonrío sin motivo. Tampoco puedo cortarme, no puedo hacer nada para aliviar éste sufrimiento. Porque tengo que ser perfecto.

Everybody's fool [EunHae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora