Everybody's fool [EunHae]

Capítulo 29

No se acuerda de nada. Heechul me lo ha explicado todo mientras veníamos. Su padre está muerto y su madre perdió la memoria. Me muerdo el labio mientras cruzamos la puerta de la residencia, asimilándolo. ¿Por eso Sunny no lo deja ir al cementerio? Ella lo sabe todo también.

-¿No se acuerda de Donghae? -he preguntado en el coche, retorciéndome los dedos sobre el regazo.

Heechul, con la mirada puesta pacientemente en la carretera, se ha encogido de hombros.

-Creo que sabe que tuvo un bebé, pero poco más. Tal vez crea que lo perdió en el accidente también.

Y entonces hemos llegado y me he puesto a temblar. Si ella no se acuerda de su hijo, ¿qué clase de plan tiene Heechul? Pero lo sigo sin decir nada, dejando que haga lo que él sabe y me diga lo que tengo que hacer. Quiero que todo salga bien y tenerlo de nuevo entre mis brazos.

-Vamos. -dice, después de hablar con una enfermera. Caminamos por pasillos blancos, esquivamos a gente, giramos esquinas. Esto me gusta aún menos que el hospital en el que trabajo- Aquí.

Puerta 87

Cojo aire mientras veo la mano de Heechul coger el picaporte. Abre la puerta y la luz del sol me da de repente en los ojos, desde una enorme ventana. Parpadeo hasta acostumbrarme y ver también la espalda de una mujer, que está sentada en una silla y mira al exterior. Tiene el pelo castaño y muy largo, y el camisón de la residencia la hace parecer un ángel.

Es su madre después de todo, ¿no?

No evito una sonrisa, pero se me borra enseguida, cuando Heechul me indica que camine. Así que nos acercamos lentamente a ella.

-¿Señora Lee? -dice Heechul despacio, avanzando hasta quedar a un lado suyo. Me mira y mueve la mano para que me dé prisa.

Son iguales. Está mirando al frente con sus ojos marrones y tristes, sus finos labios formando una línea neutra y sus manos finas caídas sobre el regazo. Cada rasgo de su rostro me hace afirmar que es ella, su madre, y que Sunny es el diablo en persona.

-Hola. -la voz me sale más temblorosa de lo que esperaba, pero me da igual- ¿Cómo...cómo se encuentra?

-Hace frío. -murmura, agachando la cabeza- ¿Qué día es hoy?

Abro la boca sin dejar que salga nada de ella. Estamos en octubre, en otoño, las hojas se caen de los árboles y algo me dice que es un mes importante. Pero, ¿qué?

-Seis de octubre. -dice Heechul, y se guarda el móvil en el bolsillo. Ella vuelve a levantar la cabeza, se acaricia la barriga y una lágrima cae de su ojo izquierdo.

Entonces es cuando me doy cuenta y siento que mis ojos también arden. El pecho se me contrae porque necesito decírselo a ella, necesito decirlo en voz alta y que sepa que está vivo. Que el 15 de octubre va a llegar y él cumplirá un año más.

Doy un paso adelante, pero la mirada de Heechul hace que me retraiga y no diga nada. Aprieto los puños y aparto la mirada. Es tan duro no poder gritarlo. No entiendo por qué no me deja mirarla a los ojos y decirle que su hijo está vivo, que lo amo y que vamos a salvarlo. Porque todo eso es lo que vamos a hacer aunque tenga que matar a Sunny para conseguirlo.

Noto, de pronto, una mano en mi brazo, y vuelvo a mirarla. Ella también me mira a mí, fijamente.

-¿Por qué lloras?

Me limpio las lágrimas rápidamente con las mangas de la chaqueta. Muevo la cabeza y sonrío lo mejor que puedo.

-No es nada.

Sin soltarme el brazo, gira la cabeza para mirar a Heechul. Este sonríe y la voz de ella suena tan suave, tan dulce como la de él.

-¿Puedes dejarnos solos?