6. Sigamos hablando

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Ginger Amor

Sara está mirando La Princesa y El Sapo mientras yo arreglaba todo el departamento ¿en que momento me pareció buena idea invitarlo a cenar?  
 
Necesito comenzar a pensar más las cosas antes de decirlas.  
 
Esperen, ya recordé porque lo invité a cenar. 
 
Recogí la ropa que había dejado secando. Tomé la camiseta, cuya mancha de café no había salido, y la vuelvo a poner en la ropa sucia. Iba a probar lavarla una vez más. Antes muerta que pedir ayuda para sacar una mancha. 

- Sara, a bañarse. 

- Ño.  

- No le estoy preguntando señorita – dije cargándola.  

Luego de una larga pataleta por parte de Sara, la pude bañar y la lleve a su cuarto para cambiarla.  
 
Sara tiene una pequeña gran obsesión con los patos. Los ama. Por eso le dicen Pato. Cosa que ve de patos, cosa que quiere. Mi familia, al igual que la de Sebastián quienes la consideran parte de la familia, le compran todo relacionado con patos. De hecho, mi hermano Anibal no le regaló un patito para que tenga de mascota porque yo me negué. Así que en su lugar le regaló un mameluco de pato, que es el que le puse después de bañarla.  
 
Villamil vendría a las 9 de la noche y Nath vendría por Sara media hora antes. Todo está fríamente calculado. Solo espero que todo salga bien. 
 
Puse la lasaña en el horno para que se cocine mientras esperaba que Nath llegará por Sara. Yo ya estaba cambiada y ¿Por qué no? Maquillada también. Llevaba un vestido largo hasta las rodillas de color negro con unas sandalias a juego. Una cita así sea en mi departamento sigue siendo una cita.  
 
- Mi vida, hoy dormirás junto con la tía Nath.  
 
Dicen que si no puedes con el enemigo que te le unas ¿No puedo hacer que Sara deje de decir que Nath es su tía? Bueno, comenzaré a decir que Nath es su tía.  

- ¿Poque? 

- Mamá tiene que trabajar – no me gustaba tener que mentirle pero tiene 2 años y medio, no recordara que le mentí para tener una cita. Esperemos no lo recuerde – pero te prometo que apenas despiertes mamá estará en casa ¿si? 

- Chi – afirmó y alguien tocó el timbre.  

Que sea Nath, que sea Nath. 

- Uy, que hermosa. 

-Hola Nath. Hola Simon.  

- Así nos va a dejar sin el Papo, Ginger.  

- ¿Papo? 

- Así le dicen a Villa – me explicó Nath.  

- Oh, ya veo. Ahí vengo con Sara. 
 
Luego de que Sara y Simón se conocieran, yo insistiera en pagarle a Nath por cuidar de ella y Nath se negará, los tres se fueron. Apague el horno para que no se queme la comida. Siempre me ponía nerviosa cocinar para cualquier persona. Debería haberle preguntado si era alérgico a algo. Bueno, en todo caso esta cita terminará en el hospital. Aunque no es la idea que termine así. 

- Ya voy – dije al escuchar nuevamente el timbre.  

Abrí la puerta encontrándome con mi cita. Iba vestido con un pantalón de jean, unas botas negras y un sweater que tranquilamente se lo pudo robar a mi papá, supongo que tiene una camiseta debajo pero el sweater no me deja verlo.  

- Buenas noches, traje un vino – dijo levantando la botella en sus manos – si tomás ¿cierto? 

- Si, un poco – dije riendo – pasa. 

- Bonito depa. 

- Es igual al de Nath, solo cambia la decoración – le indique con obviedad.  

- Pues la decoración está muy bien.  

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora