14. Ser silenciosos

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- Sara es igual a ti – dije viéndola dormir.

Acabamos de ver la película de los minions. Sara se durmió a la mitad y ni Ginger ni yo quisimos dejar de verla.

- Eso creo. Voy a llevarla a su cama – avisó levantándose con ella en brazos y asentí.

Tome mi teléfono para responder mensajes mientras esperaba que vuelva.

- Perdón por la demora. Sara despertó y tuve que dormirla de nuevo – dijo sentándose a mi lado.

- No me importa. Eres buena madre.

- No necesitas halagarme para que me gustes.

- ¿Te gusto?

- Mucho y luego de hoy, más – admitió sonriendo.

¿Cómo? ¿Por qué?

Gracias pero ¿que hice?

- ¿Quieres quedarte a dormir?

- ¿Segura?

- Ya conociste a Sara, era mi única preocupación.

- Entonces me quedo si no es molestia – dije pasando mi brazo por encima de sus hombros para que se acerque a mi.

- Gracias por ser así.

- ¿Asi como?

- Va a sonar feo porque se que no se hace pero otras personas con las que salí, se negaban a conocerla. Si nos cruzábamos en la calle, éramos desconocidos. Tú hoy podías haber dicho que no querías conocerla, buscar alguna excusa para irte.

Sabía que ella había tenido malas experiencias anteriormente pero no se me ocurría nadie no quisiera pasar tiempo con Sara. Esa niña es increíble.

Realmente pensé que sería más difícil. Además me gusto ver como era Ginger como madre. Era una faceta que no conocía pero que me gustaba mucho.

- Y también a Sara pareces caerle bien, se que ya te lo dije, pero no se. Se siente tan bien.

- No negare que por un momento quise irme y dejarte plantada.

- ¿Enserio?

- Si. Estuve muy nervioso por conocer a Sara. Tenía miedo de muchas cosas. Sara podría odiarme y tú dejarías de hablarme.

- Era una posibilidad que por suerte no pasó – se sentó sobre mí regazo para besarme.

- No puedes hacerme esto – murmure sobre sus labios.

- ¿Qué cosa? – preguntó poniendo sus brazos en mis hombros.

- Si me besas así, me dan ganas de hacerte muchas cosas y ninguna de ellas quiero hacerlas con tu hija en el departamento – admití jugando con el borde de su camiseta.

- Pero yo quiero besarte mucho – dijo con un puchero.

- Yo también quiero.

- Sara esta durmiendo. Solo no tenemos que hacer ruido – me susurró al oído.

- Creo que puedo ser silencioso ¿y usted?

- Vamos a comprobarlo ¿no?

Abrí mis ojos cuando escuché la voz de Sara. Supongo que no se ve que solo tengo mi ropa interior puesta. Busqué con la mirada a la madre de la criatura junto a la criatura. Ginger estaba buscando algo en su ropero mientras Sara estaba sentada en el borde de la cama.

- Buenos días a ambas.

- Papo – dijo dándose vuelta para señalarme.

- ¿Te despertamos? – preguntó preocupada.

- Si, pero no importa ¿Qué haces?

- Estoy buscando que ponerme hoy y una señorita no quiso dejarme hacerlo sola – dijo haciéndole cosquillas a Sara, quien claramente río.

- Necesito ir al baño.

- Claro, ve – la mire – oh cierto – dijo riendo – ven Sara. Vamos a vestirte.

Sara se bajo de la cama y ambas se fueron. Tomé mi pantalón que estaba en el suelo junto con mi camiseta y me dirigí al baño. Cuando termine de hacer mis necesidades, fui a la cocina.

- Mami ¿Eche?

- Si, mi amor. Hola Villa ¿Pan tostado con queso?

- Eh... si claro.

- Que bueno porque no tengo nada más que eso, fruta y café.

- ¿Por qué solo eso?

- Porque no tuve tiempo de hacer las compras ¿De acuerdo? No quería que te quedes hasta no tener algo de comer – exclamó nerviosa moviendo una cuchara por los aires – así que lo único que hay son cosas así. Porque hoy si o si tenemos que ir a comprar. 

- No me importa. Igual no tienes porque hacerme el desayuno.

- No tengo pero quiero.

- Papo – dijo Sara abrazando mis piernas – Hola.

- Hola Sara ¿como estas?

- Ben ¿Tú?

- Perdónala... hoy se despertó charlatana – dijo riendo.

- No importa ¿a que hora entras a trabajar?

- En dos horas. Sara, sientate así desayunas.

Ella obedientemente se sentó y Ginger le sirvió su desayuno. Me dio una taza con café y un plato de pan tostado con queso como prometió.

- ¿Tú no desayunas? – pregunté al ver que no se estaba sentando.

- Necesito hacerle este sándwich a Sara y luego peinarla. Aún no me cambie así que no, no voy a desayunar. Después me compro un café o veo – explicó sacando cosas de la nevera.

- Mami.

- ¿Si cielo?

- Eche.

- Se tiro su leche encima.

- Ay Sara – dijo acercándose – ¿Qué hare contigo? Dime – le preguntó pasando un trapo para secar la leche. 

- No che – dijo encogiendo sus hombros y me reí de lo adorable que era la situación.

- Sigue desayunando y luego te vuelvo a cambiar.

Ginger Amor

Le di un sorbo al café mientras entro al estudio. Hice una mueca de asco cuando sentí la leche de soja en vez de la leche común que pedí en mi café.

- ¿Por qué siempre que te compras café llegas tarde? – me molesto el director de este proyecto.

Ojalá tener esos trabajos donde tenes el mismo jefe siempre.

- No estoy para bromas.

- ¿Qué pasó?

- Ayer tenia una cita con un chico guapo con el que llevo viéndome un tiempo mientras Sara tenia una cita de juego, la amiguita de Sara se quebró el brazo así que tuve que ir a buscarla una hora después de dejarla para que sus padres la lleven al hospital. Como no quería terminar la cita le propuse que conozca a Sara y él accedió. Se quedó a dormir en mi casa así que me vio en mi modo madre que no sabe lo que hace, Sara decidió que era una buena idea tirarse la leche encima y tuve que cambiarla – dije rápidamente. No estoy segura si se me entendió – y ni siquiera llegué a desayunar. Me compré este café que se supone que es café con leche común y este tiene leche de soja y no me gusta – me queje.

- Lo único que entendí fue que tu algo conoció a tu hija y que estas tomando un café con leche de soja.

- Y que él me vio como una persona que no sabe organizarse por las mañanas.

- No creo que te haya visto así – dijo riendo – yo creo que eres bastante organizada.

- Como sea ¿Podemos empezar?

- Como quiera señorita. Termina tu café y métete a la cabina.

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora