- Eres tan hermoso - dijo antes de besarme - carajo - murmuró cuando escucho su teléfono.
- Atienda y luego me besa - le dije riendo.
- Quiero que me beses luego - pidió tomando su teléfono - Hola ¿paso algo algo con Sara? ¿Ella esta bien? Claro, lo entiendo. Ya voy - colgó la llamada y me miró - ¿Recuerdas cuando te dije que te dejaría plantado por Sara? Pues necesito ir a buscarla.
- Claro. Lo entiendo. Dejaremos esto para otro día si quieres.
- O si quieres y te sientes listo te la puedo presentar.
- ¿Segura? - asintió - de acuerdo ¿Puedo saber porque vas por ella?
- Al parecer Sofia, su amiga, se cayó mientras jugaban de no se donde y se golpeó bastante feo. Así que quieren llevarla al hospital.
- Uy pobrecita.
Es oficial, conoceré a Sara. Estoy aterrado.
Se que si a Sara no le agrado, Ginger no va a querer seguir con lo nuestro. No es muy difícil agradarle a un niño ¿cierto?
Una media hora más tarde, vi como se acercaba junto con Sara, quien estaba con un vestido de la cenicienta y cargaba un dinosaurio verde de peluche. Que a decir verdad me parecía demasiado grande para el tamaño de la niña.
- Tengo que presentarte a alguien princesa.
- ¿Quien?
- Un amigo. Yo lo quiero mucho y espero que tú también lo quieras. Mira...
- Yo lo hago - le dije y asintió - me llamo Juan Pablo.
- Dinochaurio mami - dijo emocionada y la mire esperando explicación.
- Mi amor ¿Porque no le dices como se llama tu dinosaurio?
- Uan.
- ¿Se llama uno en inglés?
- No, se llama Juan pero le dice así.
- ¿Ere dinochaurio?
- No soy un dinosaurio - dije riendo - soy músico.
- ¿Tio Cheba?
- Si, mi amor. Como tú tío Sebas.
- Mami. Adiba.
- Ven aquí - la cargó para que ella se agarre a su cuello.
- ¿Qué le parece si le invito un helado? -pregunté. Sara me miró emocionada y asintió.
- Supongo que tendremos que ir por ese helado. Enserió Villa no es necesario que salgamos los tres si no te sientes listo.
- Claro que es necesario. Es tu hija, tu me gustas y si quiero que intentemos algo debo agradarle a ella.
- Con un helado te la ganas ¿no es cierto? - preguntó asintiendo y su hija la imito.
- Es adorable.
- ¿Yo? - preguntó Sara señalandose.
- Si, tú lo eres.
Sin duda era una persona diferente frente a su hija. No había rastro de la Ginger coqueta a más no poder. Así que me emocionaba ver este otro lado de Ginger.
- ¿De qué van a querer su helado?
- Pocate - dijo emocionada.
- Nosotras comeremos uno de chocolate.
- ¿Uno para las dos?
- Dos cosas Villa. Uno, no se va a terminar y dos, si le llego a dar toda esa azúcar no se va a dormir en tres años.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil
FanfictionElla creía que siempre serían ellas dos y nadie más. Él quería demostrarle lo contrario.