22. Karma.

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Juan Pablo Villamil

Entramos a la cafetería que nos recomendaron e irónicamente una canción nuestra sonaba.

Desde la primera vez que vinimos a Buenos Aires, nos decían que teníamos que venir a esta cafetería. No sabíamos porque.

- ¿Por qué tan emocionada Doble A? – le preguntó un señor desde una mesa a la chica que estaba barriendo el lugar tarareando "Maldita Costumbre".

- Mañana veo a Morat en el Luna Park. Hoy llega mi novio, la vida es increíble – afirmó y los cuatro nos miramos.

- ¿Y esos quienes son?

- Una banda colombiana. ¿Te llevo la cuenta? – el señor le asintió – yendo no, llegando – bromeó.

Nos acercamos a una mesa y nos sentamos.

- Ya voy con ustedes – nos dijo y asentimos.

- ¿Se abra dado cuenta?

- No lo creo Bachi.

- Buenos días... mierda – dijo viéndonos – lo siento, yo solo...

- No hay problema – habló el niño esperando que diga su nombre.

- Kala... me llamo Kala.

- Nunca escuche a alguien llamada Kala.

- Es... es árabe... significa fuerza y fortaleza – dijo tartamudeando – pero es con "k" si fuera con "c" seria el nombre de la flor – aclaró.

- Mañana iras a vernos ¿no?

- Si – asintió mientras se le subían los colores a la cara – concéntrate estúpida – murmuró – bueno, aquí les dejo la carta. Me llaman cuando estén.

Se fue rápidamente y se colocó detrás de la barra a hacer quien sabe que.

- ¿Cuántas posibilidades hay de que vengamos a la cafetería que nos recomendaron y haya una fan nuestra, que irá mañana a vernos, escuchándonos?

- Creo que son pocas.

Entraron al lugar un niño con un hombre, que supusimos que era su padre, y mientras él se iba a la cocina, el niño se sentó en una mesa a nuestro lado.

Esta chica, Kala, se acercó a él y comenzó a decirle algo en otro idioma que no reconociamos.

- Bien, te doy una porción de torta – dijo al fin en español.

- ¿Papá dijo que si? – asintió – ¿Puedo de tu tiramisu?

- Claro. Pero solo una porción. Atiendo a las mesas y te lo traigo – el niño asintió y ella se giro a atendernos.

Le dijimos a Kala que nos traiga un café a cada uno y que ella decida una porción de pastel. Primero trajo el café y luego el pastel. Decidió traernos dos porciones de Lemonpie y dos de tarta de manzana.

- Iba a traerles otra cosa, algo más característico de acá, pero el café que pidieron opacaria el sabor del chocolate – se disculpo nerviosa.

Antes de irnos, le preguntamos si no quería una foto ya que no nos lo había pedido.

- Yo no quería molestarlos.

- No molesta. Venga aquí.

Cuando llegamos al hotel, llame a mi novia luego de su mensaje donde me decía que no podría hacerlo.

- Tienes que estar tranquila.

- ¿Me pides que estés tranquila? Imagina que en un momento irracional decides conocer cara a cara a tu madre biológica que no te quiere y ahora que lo piensas bien ya estás en casa de los papás de tu mejor amigo dejando a tu hija ahí a punto de ir a verla – expresó.

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora