21. Solo un riñon

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- Perdóname. No quiero sonar grosera pero no.

La escuché discutir con alguien por teléfono. Sara estaba jugando a algo junto a Laura, la novia de Martin, y Nath.

- No me interesa si es mi madre biológica o la reina de Inglaterra. Te juro que si vuelves a llamarme te voy a bloquear y cambiare de número – amenazó – no quiero tener nada que ver contigo ni con tu familia. Si te contacte antes fue porque necesitaba saber si a ti también te habían abandonado. Ya vi que no y que fui la única a la que no quisieron así que todo lo que quería saber ya lo sé. Suerte con eso – dijo antes de colgar.

- Su mujer está de mal humor perro – dijo Martín viéndola.

Apenas terminamos la prueba de sonido fui a donde estaban Nath, Laura, Ginger y Sara.

- Papo – gritó Sara emocionada y las tres giraron a verme.

- Hola amor – dijo seria.

- Hola guapa. Te escuche discutir ¿Paso algo?

- ¿Recuerdas que Sebastián y tú me convencieron de hablar con mi familia biológica? – asentí con miedo mientras cargaba a Sara – pues hablé con mi hermano biológico.

Ginger Amor

Es una persona que desearía nunca haber conocido.

"Yo no sabia que existías hasta que no recibí mis resultados", "le pregunte a mis padres y dijeron que te tuvieron a los quince y que te dieron en adopción porque querían tener una adolescencia normal" y "¿Entonces tus padres adoptivos son unos desviados?" fueron algunas de las frases que inundaron la conversación desde que establecí el primer contacto con él hace unos días.

- Hace unos minutos me llamó. Creí que no andaría diciendo estupideces y pues... crei mal.

- El desgraciado de su hermano biológico le pidió que se haga análisis para ver si es compatible con su madre para donarle un riñón – se quejó Laura.

- Y cuando dijo que no, comenzó a victimizarse y a toda su familia.

- En esencia es eso.

- Lo siento. Canela, no creí que pasara nada de esto. Pensé que te haría bien. Con Sebas...

- Creyeron que estarían felices de conocerme – lo interrumpí y asintió – pues no, solo quieren que le done un riñón a una alcohólica desconocida que me dio a luz.

- Al menos hay un lado bueno. Ya sabes de donde son tus padres biológicos – afirmó.

Tenia razón. Pasa, resulta y acontece que mi padre es de Galway, Irlanda, y mi mamá, redoble de tambores por favor, Cartagena, Colombia. Ambos fueron a Estados Unidos cuando tenían 10 años en busca del "sueño americano", sólo que una familia entró de forma legal y la otra no. A los 14 se conocieron y bueno.

Por lo que me conto mi hermano, viven en Colombia porque a mi madre la deportaron y le prohibieron el ingreso por diez años, hace cuatro. Tienen tres hijos más además de nosotros.

- ¿Qué es esto? ¿Reunión de chicas y padrastro?

- Muy gracioso Monchi.

- Tio Mochi – dijo Sara estirando sus brazos hacia él.

- ¿Puedo? – preguntó y asentí. Cargó a Sara y ella lo abrazo.

- Foto pal recuerdo – dijo Laura sacándoles una foto.

Aún no se como me convencieron de esto. Sara estará en su primer concierto de Morat. Mis planes no eran que sea tan pequeña pero ya que. Es su segundo concierto. El primero fue obviamente de Sebastián. Si quería seguir teniendo mejor amigo, el primer concierto de Sara tenía que ser de él.

- ¿Sabes Jenny? Le tenemos un regalo a Sara.

- ¿De qué hablas Isaza?

- Sabemos que es su primer concierto...

- No lo es.

- ¿Cómo que no? Me dijiste que sería el primero – mi novio ya empezó a dramatizar – me mentiste mujer.

- El primero de ustedes. El de Sebas de hace dos semanas fue el primero de su vida – explique – No van a estar antes que su padrino – avisé inocentemente.

- Ahora nuestro regalo no vale lo mismo.

- Arruinas todo Ginger – acotó Simón luego de su hermano.

- Bueno ¿Cuál era el regalo?

Me dieron una bolsa donde había una camiseta de su talle con el logo de Morat. Se la puse por encima de la que traía puesta y parecía que le encantaba. Aunque ella aseguraba que decía "Papo".

Mientras esperábamos que les avisen que ya iban a tocar, Sara le mostró a todo el mundo, sean parte del staff de Morat o no, la camiseta que les regalaron.

- Mira – le dijo por quinta vez a Malaver.

- Esta muy linda.

- Perdón. Le gustó mucho al parecer – la excuse riendo.

- No importa. Es divertido tener a una niña por aquí. Cuando quieran son bienvenidas en las giras.

- Gachas. Vamo – me dijo buscando a su próxima víctima.

No creí que Sara estuviera tan emocionada por el concierto hasta que la escuche cantando todas las canciones o algo parecido. Nath se encargó de sacarle varias fotos y grabarla. Aunque ya para el final vi que luchaba contra ella misma para quedarse despierta.

- ¿Te gusto mi vida? – le pregunté mientras íbamos hacia donde estaban ellos.

- Chi – dijo bostezando.

- Duerme amor.

- No – se quejó.

- Vamos patito. Además ya es hora de dormir – dije comenzando a darle golpecitos en la espalda para que se duerma.

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora