25. Fracturas

277 28 33
                                    

- ¿Seguro que puedes cuidar a Sara un par de horas amor?

- Claro. ¿A donde ibas?

- Necesito reunirme con un conocido y no quiero llevar a Sara.

- De acuerdo ¿Que conocido?

- Un ex compañero de la escuela pero no creo que sea bueno para Sara conocerlo – dijo mientras acariciaba mi nuca. Aunque más que caricias parecía tortura.

- ¿Por qué estás tan nerviosa? Clavas las uñas cuando lo estas y siento como estás tocando mi columna – trate de hacerla reír.

- Lo siento – dijo separando las uñas de mi piel – No quiero irme y dejarlos solos.

- ¿No podemos acompañarte?

- Me encantaria pero no. Te amo mucho – paso su mano por mi cabello – necesito que me prometas que estará bien.

- ¿Sara? Estara perfecta. Confía en mi. Se como hacerla feliz.

- ¿Qué estas planeando?

- Es una sorpresa. Sólo te diré que no estaremos en el hotel.

- Espero que mi hija siga viva – me amenazó y me concentré en esos ojos color oliva.

- Te amo.

- Yo también – baje mi mano hacia su muslo – no hagas eso.

- ¿Por qué no?

- ¿Te recuerdo que esta mi hija en la otra cama? No tiene porqué escuchar cosas que no son para niños – me susurró.

Su pierna se encontraba por encima de mi cuerpo. Estábamos en la cama cubiertos con la sabana esperando que sea la hora para que Sara despierte.

- Llevare a Sara por helado y a un parque ¿esta bien?

- Esta perfecto. No caigas ante ella y no le compres un helado muy grande. Nunca se lo acaba – me advirtió.

- Quiero besarte.

- Yo quiero que me beses – La acerque y pegue sus labios a los míos – carajo. La alarma – dijo rompiendo el beso.

- Sara puede dormir un poco más – propuse antes de dejar un beso en su cuello.

- Amor, no seas mala influencia. Levantaré a Sara y luego iremos a desayunar ¿si?

- Solo porque es comida. Muero de hambre – le deje un beso en la nariz antes de levantarnos.

Tome algo de ropa para meterme al baño. Escuchaba como Ginger despertaba a su hija con una delicadeza que me hacía amarla mucho más. Cuando intente abrir la puerta para salir del baño recibí gritos por parte de ambas así que entendí que no podía porque Sara estaba cambiándose.

- Bueno, te doy advertencias ya que la llevaras a un parque a jugar. Vigila si se le acercan hombres, nunca se sabe...

- ¿En serio?

- No solo tienes que vigilar eso porque es una niña pequeña, sino porque es niña. Bienvenido al mundo real, que está lleno de pedofilos, estrella de rock. Si necesita ir al baño llévala a algún lugar público, fíjate si hay alguna mujer con niños y pídele a ella.

- ¿Segura?

- Muy. Mis papás lo hicieron toda la vida para no meterme al baño de hombres o ellos explicar porque se metían al de mujeres – afirmó con seguridad – Sara sabe que no debe hablar con extraños si no le dan permiso o eso creo – dijo riendo – no le des mucha azúcar. Cualquier cosa me llamas primero.

- ¿algo más? – le pregunté sabiendo de que no se iría tranquila hasta que yo entienda todo lo que le preocupa.

- No creas que soy una loca.

- Amor, no lo creo.

Ginger Amor

Mire la foto que Villa envió hace un rato. Era una selfie de ambos. Mi hija tenía toda la zona de la boca llena de helado de chocolate y él tenía esa sonrisa inocente que sabe que me encanta.

Parecía que la estaban pasando bien. Incluso Villa me envió un par de videos mientras comían el helado donde Sara estaba riendo.

- No se porque querías verme.

- Aquí no tengo que fingir que no te conozco.

- No me interesa si finges o no ¿Qué quieres?

- Conocer a mi hija.

- ¿Ahora es tu hija? Hace tres años no lo era.

- Tienes que entenderme. Te fuiste a España a grabar con una banda y volviste diciéndome que estabas embarazada. ¿Qué querías que piense? Mira no quiero discutir. Solo quiero ejercer mi derecho como padre.

- ¿Quieres ejercer tu derecho? Bien. Sera a mi modo. Quiero la manutención y agradece que soy generosa porque te podría pedir lo de todos los años que no estuviste. Solo la veras conmigo presente. Nada de llevártela. Además dime ¿por qué de pronto es tu hija?

- ¿Por qué no podría ver a mi hija solo?

- Si no te parece. Iremos con un juez y – mi teléfono sonó. Me levante y me aleje de mi ex – ¿Qué pasa amor?

- Yo – empezó a hablar cuando escuche a mi hija llorando.

- ¿Por qué está Sara llorando? ¿Qué le pasó?

- Discúlpame yo te juro que la cuide. Estamos en una ambulancia yendo al hospital. Se cayó en el parque y se queja de mucho dolor del brazo – me dijo nervioso.

- Carajo Villamil. Solo te pedí una cosa. ¿Qué hospital?

Juan Pablo Villamil

Ginger me va a matar. Me va a dejar. Yo lo haría.

- Todo estará bien Sara ¿si? Ya viene mamá – dije acariando su cabello mientras ella lloraba.

- Duele.

- Sara, mi vida – ella entró sin decirme nada – mamá no volverá a irse ¿de acuerdo? Vamos a esperar que dicen los médicos y volveremos al hotel. Miraremos una película y comeremos helado.

- ¿Pocate?

- Si. Helado de chocolate. Pero necesito que dejes de llorar princesa por favor.

- Amor yo...

- Me dijo el medico que te llevaron a una maquina que los deja ver tus huesos – me ignoro y asintió.

- Chi. Papo dijo que taba bien.

- Esperemos a ver que dicen los médicos.

- Bueno. Sara tiene una fractura en el brazo.

Es mi fin.

Una fractura no es tan grave ¿no? Yo me quebré un brazo cuando tenía 10. Me dolió. Mi mamá hizo dormir a mi papá en el sofá un rato porque supuestamente fue su culpa.

Nosotros no vivimos juntos así que ¿Qué pasará conmigo?

- Esperare afuera mejor – dije sin recibir respuesta.

No se cuanto paso hasta que ellas salieron. Sara tenía un yeso de color rosa en su pequeño brazo y comía una paleta que supongo le dio el médico.

- Ginger, yo... lo siento. Puedo explicarlo.

- Vamos – dijo sin dirigirme la mirada.

En ningún momento me dirigió la mirada. Ella solo estaba enfocada en su hija. Todo aquello que hacía para acercarme lo ignoraba.

- ¿Ni siquiera vas a preguntar como pasó? – le pregunté horas más tarde cuando Sara ya se había dormido.

- No iba a hacerlo frente a Sara. ¿Qué pasó Juan Pablo?

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora