8. Guarderias

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Ginger Amor

Llevo toda la maldita mañana llorando ¿Por qué? Voy a dejar a Sara los días, que tenga que trabajar, en una guardería porque ya me dio culpa de que Nath este siempre cuidándola y no me deje pagarle.

- Mi amor, cualquier cosa yo vendré por ti ¿ok? – pregunte llorando y ella asintió confundida. Yo agarraba su mano y ella trataba de soltarse para ir a jugar – Sara mírame. Todo estará bien, mamá va a trabajar y vuelve. Como cuando te quedas con la tia Nath.

- Chi – me dijo sin dejar de intentar soltarse.

¿Digo todo esto para que ella esté tranquila o para yo estarlo?

- Cualquier cosa me llaman ¿cierto? – pregunté luego de que Sara entrará y ni siquiera se despidiera de mi.

Una la lleva en su vientre y la cría para que luego se vaya sin despedirse. Mal agradecida.

Me fui a grabar todo lo de hoy, trabajaría hasta las siete de la tarde y buscaría a Sara al salir.

Quisiera decir que no llevo todo el día mirando mi teléfono esperando una llamada de la guardería. Para mi mala o buena suerte, eso no pasó. Supongo que al fin entiendo a Anibal.

Junio 2011

- ¿Falta mucho? – pregunté girando como trompo sentada en la silla dentro de la oficina de mi hermano.

Estábamos con mis papás de visita en Medellin y ambos perdieron o dios sabrá que paso con sus pasaportes estadounidenses pero no los tienen. Así que mientras ellos arreglan eso, yo hago una de las cosas que mejor me salen, molestar a mis hermanos mayores. En este caso, mi víctima de hoy es Anibal.

- ¿Para qué?

- Para el almuerzo. Tengo hambre – me quejé.

- Si dejas de girar como desquiciada, compro para comer – paré casi al instante – dame un momento y ya pedimos el almuerzo – dijo riendo.

- ¿Qué estas haciendo?

- Como tú le dirias, cosas de abogado aburridas – dijo mientras seguía mirando su computadora.

- Específicamente ¿Qué?

- Primero, papá me pidió que revise el contrato de la nueva película que doblaras. Y segundo, mi trabajo real. Preparo un caso.

- ¿Qué caso? No diré nada. Solo quiero el chisme.

- Nada divertido. Solo un despido injustificado. Mucho papeleo.

- Y ¿No podemos mandar todo este papeleo a volar?

- No cites Monsters Inc.

- ¿Por qué no?

- Porque soy tu hermano mayor y digo que no.

- Antes eras chevere ¿Puedo hacer una última pregunta antes de que amenaces con cortar mis cuerdas vocales? Porque necesito mis cuerdas vocales si quiero seguir doblando cosas – asintió – ¿por qué estas como un obsesivo mirando tu teléfono cada dos minutos?

- Llevamos a Renata a una guardería y espero que me llamen.

- ¿Por qué te llamarían?

- No lo sé. Capaz le pase algo. No preguntes, no lo entenderias. No eres madre.

- No entiendo.

- Enana, tengo que cuidar de mi hija y asegurarme que este bien.

- Ya se pero ¿tienes que creer que algo le pasara en la guardería? No es como que la hayas dejado en un centro comercial a su suerte.

- Como dije, no lo entenderas hasta que no seas madre.

Presente

Maldito Anibal. Tenía razón. Maldito sin vergüenza.

Cuando pase por ella, estaba jugando con unas muñecas junto con una de las chicas de la guardería.

- Mami – dijo cuando me vio.

- Hola mi amor ¿vamos a casa? – asintió y vino hacia mi – ¿se porto bien?

- Muy bien. Es un angelito.

- Entonces la traigo mañana.

- La esperamos. Adiós Sarita.

- Adió – dijo moviendo su mano.

Antes de volver a casa teníamos que ir al supermercado a hacer las compras. Cuando inscribí a Sara en la guardería, me dijeron que ella debía llevar su comida. Así que quería comprar cosas para facilitarme la tarea de prepararle la comida todos los días.

- ¿Pocate? – pregunto señalando un chocolate.

- No te voy a comprar un chocolate Sara.

- ¿Poque?

- Porque tiene mucha azúcar.

- Aguela me da pocate.

¿De quien habla si no hablo con la familia de su padre y yo no tengo madre? Habla de la madre de Sebastián. Ella le enseñó que le diga abuela o bueno aguela. Tanto ella como su esposo, me la malcrian como si fuera su nieta.

- Pues, la abuela te comprara chocolate cuando la veas. Hoy no vas a poder comerte un chocolate.

- Beno – dijo seria y me reí.

- ¿A quien saliste tan dramtica mi amor? – le pregunté riendo.

- A ti.

- A mi no me diga dramática jovencita – le reproche y ella río – bueno, sigamos con las compras que quiero volver a casa – asintió y empujé el carrito del supermercado para seguir avanzando – llegando a casa ¿Quieres hablar con la tia Lauren? – asintió.

¿Usaría a mi mejor amiga para mantener ocupada a mi hija así puedo preparar la cena? Por supuesto ¿Para qué es si no es para eso?

Así que al llegar, Sara me ayudo a guardar varias cosas, rompiendo un huevo en el proceso.

- Pedon.

- No pasa nada. Solo es un huevo ¿me ayudas a limpiarlo? – asintió – bueno, levantemos las cáscaras del huevo.

- Iug – dijo tocando el huevo – feo.

- La textura del huevo crudo es rara – le dije mientras me daba las cáscaras – ahora lo limpiamos con papel y listo ¿Ves que no fue nada vida mía? – asintió.

- ¿Tía Lauren?

- Llamemos a la tía, vamos.

Comencé a preparar la cena mientras ambas hablaban. Lauren solo le contaba anécdotas sobre ambas cuando eramos chicas. Por suerte Sara no recordará la historia de como me colé en las prácticas de fútbol de Sebastián para no estar en las clases de español con el profesor que me odiaba. Aunque es una gran historia pero para otro momento.

Nuestra suerte ~ Juan Pablo Villamil Donde viven las historias. Descúbrelo ahora