A kiss to a homophobic girl [Lesbian]

42.

Los sollozos terminan, la mano de Chiara en su hombro le hace sentir que no está sola. Se repite que no es para tanto. Pero el temor de Dian llamando para terminarlo todo no puede marcharse. Desvía la mirada. Se encuentra impotente, piensa en las mil razones del porqué está tan enamorada, pero se maldice por estarlo. Por permitirse estar en esa situación. La situación donde el fin de su miedo es si una chica es valiente o no lo es.

—Is—Llama su mejor amiga—¿Qué tal si...—Se ve interrumpida por el teléfono celular de Isla, quien parece querer ignorarlo—Responde. Podría ser importante.

Se limita a mirar primero el nombre del contacto que le llama, cuando ve que es Declan responde.

—Hola—Saluda, sorbiendo la nariz.

Sus cejas se fruncen cuando escucha el griterío de fondo.
—¡Joder!, ¡Déjala ya!—Grita Declan, definitivamente no dirigido a Isla.

—¿Declan?, ¿Está todo bien?—Isla, por inercia, se levanta de la banca, Chiara la imita con preocupación.

—Demonios. No. Por favor dime que sigues cerca del campus.

—¿Qué pasa?—Cuestiona.

—Tu novia está peleando en la cafetería del campus con una chica. No me hace caso, pero no está precisamente libre de los golpes. Sólo está gritando que es una perra mal agradecida y la otra ríe mientras habla a murmullos.

—¿La cafetería?—Repite Isla, corriendo hasta donde indica Declan.

Termina la llamada y entra a la ahora escandalosa cafetería. No habían muchas personas en el lugar, aproximadamente unas treinta personas, entre ellas chicos ruidosos que alentaban a las chicas a pelear más.

—¡Isla!, ella no me escucha. De verdad que lo intenté, pero es imposible. Tengo qué irme ahora.

—Está bien, gracias por decirme sobre esto.

Y no mira a su amigo, pasándose derecho a donde su novia se encuentra peleando rudamente contra la misma chica.

—¡Soporté tu mierda por años!, ¡Tus absurdos comentarios sobre yo siendo una maldita anticuada de mierda!, ¡No dije nada, pero ya estoy harta!

—¡Tienes razón!, estaba equivocada, porque no eres anticuada, eres una machorra de mierda, como esas que tanto odiabas antes y disfrutabas molestar.

Dian no responde con palabras, en su lugar prefiere dar más golpes a la chica debajo suyo.

—¡Dian!, ¿Qué demonios haces?—Isla intenta tomarla, pero ésta se mueve evitando el agarre, así es coml la otra chica toma la oportunidad para girarse y quedar sobre Dian. Isla la mira, una mezcla de molestia y miedo brillando en sus castaños ojos—¡Déjala ya!

—Ya llegó tu novia a defenderte. Sabe que no sabes hacerlo sola. Oh, seguro es un secreto que es tu novia, ¿No?

Dian suelta un golpe con su puño y la levanta su cuerpo para quedar únicamente sentada en el suelo.

—No me importa un carajo si no lo es. Pero ya que tienes urgencia por demostrarlo, te ayudaré un poco, puta loca.

El cuerpo sobre ella es empujado bruscamente con sus propias manos. Isla observa a la desalineada chica frente a ella, sin saber qué hacer o decir. Pero no hace falta que algo salga de su boca cuando la toma por el cabello y la acerca bruscamente hasta besarla, rudo y torpe. Intenta separarse, pero ésta hace el agarre más fuerte y no se lo permite. La otra mano de Dian camina hasta la cintura de Isla, levantando ligeramente su blusa hasta llegar a la piel desnuda de sus costillas. Isla abre los ojos, alejando la mano de su novia y después empujando su cuerpo lejos de ella, aunque batallando un poco.

—¿Qué demonios te pasa?—Mira alrededor, las personas hablando en murmullos, mirando y señalando.

El corazón de Isla se acelera, acomodando su ropa y limpiando el rastro de sangre de sus labios que la misma Dian había causado, mirando a esta, pasmada.

—¡Ella!—Señala Dian con un grito—¡Ésta chica de aquí es mi novia!, ¡Y siempre hago de ella un desastre justo como lo hice ahora!, y me encanta totalmente. Y la adoro. Y no me importa lo que ustedes, idiotas, piensen de eso. No me importa una mierda lo que dicen o hacen al respecto. 

—Ah, ¿No te importa lo que la gente piense?—Un tono de burla detrás de ella la hace girarse, encuentra a la chica con la que recién había peleado, ya de pie, detrás de ella.

Isla la ve acercarse con rabia hasta la chica, observa cómo toma el cabello de ella y tira hasta atrás, su boca yendo hasta el oído y diciendo algo en un susurro. La chica sólo ríe amargamente, lee un "Ya veremos" de sus labios y seguido de aquello Dian la suelta, permitiendo que se marche de la cafetería.

Mientras Isla se recupera del drama, Dian se acerca hasta ella.

—¿Estás bien?, vi que te lanzó un golpe meintras hacías el intento de quitarla sobre mí.

—Que sea la última maldita vez que me fuerzas a hacer algo que yo no quiero—Empuja la mano que tiene planeado acariciar su mejilla.

Y, diciendo aquello, se marcha de la cafetería.

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