10.

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Demasiadas vueltas le había dado a ese asunto.

Quizá ese "Dolor de culo que tiene como familia" incluía la homofobia y todo el asunto del falso odio tenían sentido. Quizá al principio solamente estaba celosa de Chiara y ella y por eso les había molestado.

—...Sí. Isla, ¿dónde coño tienes la cabeza?—La chica niega en respuesta a Ariel y otra vez se distrae. Sus amigos ya no interfieren.

La cena se le va en pensamientos de curiosidad y algunos de culpabilidad. Cuando llega a casa todavía en cama le da vueltas al tema.

Mientras Dian pudo lograr dormir luego de muchas lágrimas. Quizá era su karma.

(...)

Al día siguiente Isla se prepara como normalmente lo hace y va a la escuela. Era una ventaja que sus amigos estuviesen en facultades diferentes, le gustaban los caminos silenciosos y tranquilos. Sobre todo lo necesitaba; quería pensar.

(...)

Acomoda su mochila en su hombro derecho y sale del salón a penas escucha el timbre que anuncia el final de su última clase. Colca sus audífonos y Daughter es su única compañía camina a casa.

El asunto de la chica sigue pasando por su cabeza. Ésta vez con su tarea como pensamiento extra.

No sabe si agradecer su suerte o la pequeñez del lugar al que se mudó cuando encuentra a lo lejos a la pelinegra que caminaba hacia donde ella se había quedado estática. De un tirón quita y guarda sus audífonos.

Ve pánico cuando encuentra su mirada con la contraria. Observa como intenta huir pero ella es más rápida y tira del brazo de la chica para llevarla a un callejón a su lado. Sabe que ha actuado por impulso cuando su mirada conecta otra vez con la de la chica acorralada frente a ella y no sabe qué hacer o decir.

"Hola, ¿Cómo estuvo tu día?"

Déjame ir—.

—Oh, sabes que eso no es lo que quieres—Responde sin pensarlo. Su tono lleno de burla. Su mirada retadora.

—Eso es exactamente lo que quiero.

—No, no lo es.

—¿y tú cómo sabes qué es lo que yo quiero?

—Está en tus ojos. Estás asustada y triste, pero quieres que te bese. Siempre lo quieres.

Dian no sabe si debería huir. Pero el estrés se va y el deseo la consume. Baja la guardia y no le importa mucho.

—¿entonces... Por qué no lo has hecho aún?—.

Y luego de dar una mirada profunda a sus ojos y labios; Isla la besa profundamente. Ésta vez sobria, Dian se permite disfrutar tanto como quiera y pueda del beso. Se permite acariciar la cintura de la más alta, se permite morder y hacer todo movimiento con lentitud. Su respiración se acelera y su estómago siente un revoloteo. Su corazón se acelera y ésta vez no cree que se deba a la excitación.

Había algo más.

Se permite muchas cosas. Entre ellas: no huir ésta vez.

A kiss to a homophobic girl [Lesbian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora