Capítulo 5

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El silencio es el dueño del momento tan incómodo entre Rick y Kate, ambos han preguntado exactamente lo mismo sin detenerse a pensar en lo que realmente quieren el uno del otro.

-¿Estás segura de que quieres venir conmigo?

- Rick, si lo dices por tu tema económico, no tienes de qué preocuparte; a mí me importa una mierda lo que piensen los demás.- el chico desea probar los labios de la joven que le sonríe con dulzura, Kate le agarra una mano.- ¿aceptas mi invitación?

- Sólo si tú aceptas la mía.- los amigos se terminan el café mientras hablan de sus posibles futuros, ella como una abogada importante y él escritor de novelas; la hora de volver a casa ya ha llegado.

- ¿Quieres que te acerque?

- Ya has hecho bastante trayéndome aquí, iré a pie, estoy acostumbrado.- las nubes negras del cielo indican que lloverá en cualquier momento.- lo siento Rick pero no voy a dejar que te vayas con este tiempo, entra en el coche, es una orden.

- ¡Sí Señor!- Responde él imitando a un soldado, se ponen el cinturón, de nuevo, Rick le va indicando la dirección; Kate va observando cómo se alejan poco a poco de la ciudad para entrar en un barrio algo distinto a lo que ella está acostumbrada.

- Puedes dejarme aquí, no hace falta que me lleves hasta la puerta.

- Insisto, ¿piensas que esto me asusta? No me conoces Richard Rogers.- de repente se pone a llover de forma excesiva, Kate consigue aparcar justo en la puerta del apartamento de su amigo; el cual no deja de mover sus manos con un gesto nervioso.

- ¿Vas a irte con esta lluvia? Puedes quedarte a cenar si quieres, hoy toca comida china y mi madre siempre trae de más.- en ese momento suena el móvil de la chica, aparece el número de su madre.

- No, mamá…tranquila, estoy en casa de Richard, sí, no me moveré de aquí hasta que no aminore la lluvia; yo también te quiero.- el joven no ha podido disimular su alegría al saber que Kate va a cenar con él.

Rick busca las llaves en su mochila, su puerta consta de varios cerrojos por seguridad, no es bueno confiarse de las personas que viven por aquí; el frío se hace patente en el diminuto y cuco apartamento.

-¡Mamá, ya estoy aquí!- Una mujer aparece por un pasillo con efusividad, se detiene al ver que su hijo no viene solo.- Hola, ¿quién es esta preciosa chica?

- Encantada de conocerla Señora Rogers, soy Katherine Beckett.

- Nada de formalismos, llámame Martha, ¿tú eres la bella dama que estaba en apuros?- Kate mira a Rick al escuchar ese comentario, éste se sonroja y pone los ojos en blanco.

- Su hijo es todo un caballero, no me conocía y aún así me salvó de las garras de un monstruo.

- Le he criado bien, aunque es así desde que entró en la universidad, tendrías que haberlo visto en el instituto; era un rebelde.- a Kate le ha caído bien la mujer pelirroja con una vestimenta poco común. Los tres se sientan en la mesa del pequeño comedor.

- Y dime Katherine, ¿qué has estudiado?

- Derecho, mis padres son abogados y quieren que siga sus pasos.

- Es una buena carrera, pero, ¿tienes alguna otra cosa en mente?- Kate y Rick se miran extrañados.- por ejemplo, Richard va a ser escritor pero le hubiese gustado ser cantante.

- ¿En serio?- Pregunta Kate con un tono divertido.- ¡Mamá, ya te vale!

- ¿Qué? No he dicho nada malo, seguro que Katherine tiene algo en mente.- la chica nunca se lo había preguntado, tampoco le han dado opciones así que nunca se ha cuestionado su futuro.

- Pues ahora mismo estoy en blanco Martha, pero te prometo que si encuentro algo en mi cabeza no dudaré en decírtelo.- creo que ya es hora de irme.

- La lluvia te ha dado una tregua, te acompaño a la puerta.- Martha se queda recogiendo los platos mientras los amigos esperan para despedirse.

- Gracias por la cena, tu madre es increíble.

- La fiesta es este sábado, ¿cómo quedamos?

- Seguro que mi padre contrata una limusina, suele ser algo exagerado y pomposo para estas ocasiones.

- ¿Paso a por ti entonces?

- Vale.- es como si el tiempo se detuviese para los dos, Rick se acerca para besar la mejilla de la chica, sus labios casi rozan los de Kate que ahora se sonroja por el casi beso.- Hasta el sábado Rick.

- Nos vemos, Kate.- cuando la joven cierra la puerta, Martha corre hacia su hijo y le da un fuerte abrazo.- Madre, ¿a qué se debe esto?

- Estoy muy orgullosa de ti, no dejes escapar a esa chica; sé cómo le miras y cómo te mira ella. Eso es amor Richard, créeme.

- Madre, Kate no puede salir con un chico como yo, mírame.

- Eso hago, y ¿sabes lo que veo? Un hombre responsable, trabajador, que cree en sí mismo y en lo que puede llegar a ser; ¿qué chica no querría tenerte?

- No quiero dar pena madre y por eso está Kate conmigo, ha visto nuestro apartamento; ¿crees que si tuviese dinero se fijaría en mí?- Martha le da un manotazo en la cabeza.

- ¡No quiero volver a oír decir algo semejante! ¿Me has entendido? Kate no sabía que vivías aquí cuando te enfrentaste a su ex novio, ya le gustabas por eso; nuestra situación económica no tiene nada que ver.

- Me voy a la cama, estoy agotado.- es lo único que responde su hijo sin levantar la mirada del suelo, sabe de sobra que su madre tiene razón en todo pero le cuesta imaginar un mundo en el que la preciosa Katherine Beckett quiera salir con él.

En otra parte de la ciudad…

Kate entra algo empapada por el trayecto del coche al portal, su madre está terminando de recoger la mesa cuando entra su hija.

-¿Cómo ha ido la cena?

- Muy bien, he conocido a la madre de Rick, Martha Rogers.- entonces Johanna abre los ojos, busca en uno de los cajones un dvd.- ya decía yo que me sonaba ese apellido, ¿has conocido a la famosa Martha Rogers?

- ¿Famosa?

- Fue una gran actriz hace unos años, sobre todo de teatro, aquí tengo algunas representaciones suyas. Dejó el trabajo cuando se quedó embarazada.- Kate observa la carátula de la caja, Martha sale con menos años pero con la misma expresión en los ojos e igual de feliz.

- Rick no me contó nada, y ella tampoco.

- No les gustará fardar, y lo veo bien.- Kate deja sus cosas en la habitación, ahora se siente fatal al ver su lujoso hogar; la familia Rogers se merece algo mejor, reza para que les vaya bien.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora