Capítulo 34

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Kate está más que preparada para tener la noche de su vida, si piensa que la guarra esa tiene alguna posibilidad con su marido está muy equivocada. Su vestido negro ajustado y ceñido a sus caderas le sienta fenomenal. Se ha rizado el pelo y también se ha maquillado.

- Cariño, ¿te falta mucho?- Pregunta Rick desde la puerta, él ha optado por unas bermudas y una camisa, todo de marca, por supuesto. Se queda sin palabras al ver a su mujer salir del baño.

- ¡Joder!- Es lo único que sale de su boca. Kate le besa con pasión antes de ir a la fiesta. Rick no tiene ni idea de lo que su mujer tiene preparado para esa noche, lo primero será librarse de Zoe y ya tiene algo en mente.

- ¡Rick, Kate, habéis venido!- Henry se acerca a ellos con una copa en la mano y los cascos alrededor del cuello.- ¡Ahora empieza lo bueno! ¡No vale aburrirse!

La pareja se acerca a la barra para tomar algo, los jóvenes que hay en la fiesta no apartan la mirada de Kate, la cual hace algún que otro gesto sexy y que no pasa inadvertido para Zoe. Ésta, sin ningún tipo de miramiento, se sienta junto a Rick.

- ¡Hola Zoe! Veo que no te quitan el ojo.- la rubia ignora a los babosos que tiene detrás, ningún hombre le ha rechazado nunca, ya sea soltero o esté casado.

- Y a ti las mujeres tampoco te lo quitan, ¿no estás algo incómodo?- Rick busca a su mujer, la ve bailando al ritmo de la música rodeada de jóvenes con ganas de fiesta.

- Disculpa Zoe, creo que voy a bailar con Kate. Seguro que encontrarás a alguien.- y sin decir nada más se levanta de la silla. Agarra las caderas de su mujer y comienza a bailar con ella; apartando así a los otros tíos. 

El plan marcha perfectamente, Zoe y Kate comparten una mirada muy significativa para las dos. Siempre hay una primera vez para todo, Zoe es rechazada por un hombre y, la verdad, no se siente tan mal. Quizás sólo lo hacía para llamar la atención de Henry, éste le sonríe desde el escenario, le pide que se acerque con la mano.

- Oye, cielo, quiero que tengamos algo de...- Kate se acerca a su oído.- intimidad.

- ¿Y dónde vamos? Esto está a reventar y es muy pronto para volver al hotel.- su mujer ya contaba con eso, le agarra la mano y aprovechando que todos van a la pista, desaparece por la parte de atrás.

Terminan en una zona poco iluminada pero ideal para parejas que buscan algo de tiempo para estar solos y sin que nadie les pueda molestar en ningún momento.

- ¿Cómo sabías que esto estaba aquí?- Pregunta Rick algo sorprendido al ver una hamaca y una par de antorchas que iluminan tan sólo un trozo de la isla.

- Digamos que tengo contactos...o quizás me lo dijo Henry. El caso es que es para nosotros y pienso disfrutarlo.

- Tan sólo hay un inconveniente.- susurra Rick algo cabizbajo, Kate le levanta la barbilla.- cuéntame.- responde ella con su mejor sonrisa.

- No me he traído protección, pensaba que llegaríamos al hotel. No me esperaba esto.

- Tranquilo, si me quedo embarazada, ¿no crees que ahora sería una noche mágica para recordar? Sería una buena anécdota, ¿no te parece?

- Una anécdota que nuestros hijos escucharán a los 18 años y no antes.- Kate suelta una carcajada ante ese comentario.

- No se hable más, te necesito cariño. Pase lo que pase, estaremos siempre juntos.

- Hasta la eternidad.

Esas palabras son las últimas que se pronuncian, la luna se alza en lo más alto del cielo, acompañada de las estrellas que ahora se ven reflejadas en el inmenso y oscuro océano. El sonido de las olas ahogan los gemidos de placer de Kate, la cual se contrae ante las embestidas de su marido; ambos se mueven al mismo compás. Los besos y caricias se entremezclan con las olas rompiendo en la orilla, sus cuerpos desnudos se empapan con el agua y no les importa.

Su noche perfecta termina con ambos llegando al clímax, deciden darse un baño para deshacerse de la arena que se ha pegado a sus cuerpos sudorosos y desnudos.

- Una noche mágica, sin duda...- Kate se sube al cuerpo de su marido, las olas no son muy fuertes por lo que no corren peligro. Aún así no se alejan mucho de la orilla.

- Para mí, todas las noches son especiales si estoy a tu lado, inspectora.- ésta le muerde el lóbulo de la oreja, si por ella fuera, continuaría así el resto de la noche pero empieza a refrescar y alguien podría pillarles.

- Oye Kate, lo de ser madre...¿iba en serio?- Le pregunta su marido mientras se vuelve a poner la ropa.

- Por supuesto, te quiero Rick, me siento segura a tu lado y sé que seremos unos padres estupendos. ¿Tienes miedo?

- ¿Miedo, yo? No pero pensaba que querrías disfrutar un poco más, ya sabes, sólos tú y yo.

- Seguiremos tú y yo, sólo que con un miembro más en la familia.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora