Capítulo 33

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Kate se levanta en silencio, no quiere despertar a su marido, no después de la gran noche que pasaron como recién casados.

Lleva una camiseta que le cubre por encima de las rodillas, abre la puerta corredera y se apoya en la barandilla de la enorme terraza.

Hace unas semanas...

- ¿En serio no piensas decírmelo? Venga Rick.- pero éste niega con la cabeza.

- Quiero que sea una sorpresa Kate, tú confía en mí.- pero su prometida no se rinde, descubrirá el destino que ha elegido Rick para la luna de miel.

Ahora...

El paisaje es precioso, nada como una buena isla exótica para disfrutar y relajarse. Llama al servicio de habitaciones para pedir el desayuno.

Rick se levanta al oler el exquisito manjar que su mujer ha encargado.

- Buenos días preciosa.- Rick se despereza con una gran sonrisa, agarra a su mujer de la cintura y la sienta en sus piernas.

- ¿Ya te has recuperado?- Pregunta ella rodeándolo con los brazos.

- Pues eso parece y ahora me he quedado con ganas de más.

- ¿En serio?- Recibe un beso como respuesta.- No haremos nada hasta que no desayunemos.

- ¿Ya me estás dando órdenes? No llevamos ni veinticuatro horas como marido y mujer.

- Pues esto no es nada jovencito, prepárate.- Kate le besa con ternura antes de levantarse. Adora el rollo que hay entre ellos, se complementan a la perfección.

Desayunan con el sonido del mar y una sombrilla protegiéndolos de los primeros rayos de sol.

- Me apetece bajar a la playa, ¿qué me dices?- Rick no contesta enseguida, saborea las tortitas y el café recién hecho.

- Una idea brillante, quiero verte con ese bikini tan sexi que te regalaron en tu despedida de soltera.

- En primer lugar, no es un bikini, y segundo, ¿no te pondrías celoso?

- ¿Celoso? ¿Yo?- pero la mirada de su mujer le delata.- Vale, un poco.

- Vamos cariño, sólo tengo ojos para ti y lo sabes. Tú confía en mí.

La pareja se cambia para pasar un día en la playa, alquilan unas hamacas y sombrillas cerca de un chiringuito que se encarga de poner buena música además de preparar cócteles deliciosos.

Kate se tumba boca abajo para disfrutar del sol, Rick coge el bote de crema y la echa por la espalda de su mujer. Ambos consiguen relajarse, es temprano y los turistas todavía no han bajado para coger sitio.

- Rick, ¿te apetece darte un baño?- Éste se levanta de la hamaca.

- Creía que no me lo pedirías, vamos.- dejan las gafas de sol y de la mano entran lentamente en el agua. La temperatura es ideal.

Kate se sumerge, su piel brilla todavía más con el contacto del agua. Rick bucea hasta ella y la toma en sus brazos para besarla aprovechando que apenas hay gente.

- Cada día te veo más guapa.- susurra éste al oído de Kate.

- Sé lo que pretendes Rick y no lo vas a conseguir, aquí no.

- Me lo has prometido antes de desayunar y al final te has salido con la tuya.- Kate le muerde el lóbulo de la oreja, gesto que excita a su marido.

- Lo haremos pero primero pasar un día tranquilo en la playa, por favor.

Al cabo de unos minutos...

Rick y Kate regresan a las hamacas, otra pareja joven están tumbados al lado de ellos.

- Perdonad, ¿esos sitios son vuestros?- Pregunta la chica rubia de ojos verdes y buen físico.

- Sí.- responde Rick algo confuso.- ¿Por qué lo pregunta?

- Hemos escuchado el sonido de un móvil.- Kate busca en su bolso, tres llamadas perdidas de Lanie.

- Cielo, vuelvo enseguida.- Kate mira a la chica.- Gracias por avisar.

Se aleja para llamar a su amiga, seguro que sólo quiere cotillear. La forense no tarda nada en descolgar.

- ¡Menos mal!- Exclama con cierto rencor en sus palabras.- ¡Me dijiste que me llamarías!

- Claro, en mi noche de bodas.- responde Kate con ironía y echando un ojo de vez en cuando a su marido el cual ha entablado una agradable conversación con la pareja.

- Es que quiero saber cómo estás, ¿te gusta el hotel?

- Estamos en la suite nupcial y las vistas son maravillosas. Rick ha debido dejarse una pasta.

- Todo lo ha hecho por ti, para verte feliz, Katie.

- Lo sé y lo agradezco. Esta mañana le he sorprendido con el desayuno. Y ahora estamos en la playa.- su amiga le suelta varios insultos que los menores de edad no deberían de escuchar.

- Yo también te quiero Lanie. Te llamaré mañana o más tarde, me reclaman.

- De acuerdo, tráeme algo de recuerdo. Disfruta guapa.- y las dos cuelgan a la vez.

Kate suspira antes de regresar con los demás, la pareja se ríe con las ocurrencias del escritor.

- ¿Ya has hablado con Lanie?

- Sí, quería detalles y, por desgracia para ella, no va a saber mucho.

Rick asiente con una sonrisa de oreja a oreja, el joven le observa por debajo de las gafas de sol.

- ¡Ah! Cariño, te presento a Zoe y Henry; viajan mucho.

- Es un placer, yo soy Katherine. Podéis llamarme Kate.- los cuatro deciden tomarse algo refrescante en el chiringuito.

- ¡¿En serio eres detective de homicidios?!- Pregunta Zoe sin terminar de creérselo.

- Lo dices como si fuese algo imposible.- responde Rick tras darle un largo sorbo a su "Sex on the Beach".

- Es que la veo demasiado joven, me resultaría extraño verla tras el asesino o interrogando.

- Me halaga el piropo pero es la realidad, soy una de las inspectoras más jóvenes de Nueva York. ¿A qué os dedicáis?

- Yo relaciones públicas y Henry es uno de los mejores Dj's del mundo. Estamos aquí porque esta noche hay fiesta.- responde Zoe dedicándole una mirada pícara a Rick que no pasa desapercibida para su mujer.

- ¿Queréis venir? Nos sobran entradas.

- ¡Por supuesto! ¡Allí estaremos!- exclama Rick sin consultarlo con Kate. Las parejas se despiden y echan por caminos opuestos.

- Oye cielo, Zoe y Henry...¿están juntos?

- Bueno...se han enrollado alguna que otra vez pero no hay nada serio. ¿Por qué lo preguntas?

- Simple curiosidad.- Kate ha visto la mirada de Zoe, no sabe qué clase de persona es y, esta noche, piensa dejarle las cosas claras.

Caminos entrelazadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora