Capítulo 5

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El sábado por la mañana la familia Noto se preparaba para la famosa parrillada familiar que se celebraba una vez al año, por lo general invitaban a sus amigos y familiares más cercanos.

Rin y su madre se encargaban de la comida, mientras que Kohaku y el padre de Rin tenían a su cargo las bebidas y el asado.

Como siempre Inuyasha, Miroku, Sango y Kagome fueron los primeros invitados en llegar y no dudaron en ayudar con los preparativos en cuanto hicieron acto de presencia.

Todo parecía marchar a la perfección, por lo que Sango y Kagome no entendían por qué su querida castaña se encontraba en un estado de nerviosismo total.

-En serio no es nada -les aseguraba-. Solamente quiero asegurarme de que todo salga a la perfección -les dijo mientras continuaba cortando los vegetales para la ensalada.

En ese momento Hitomi entró a la cocina y escuchó la conversación que tenían las jóvenes mujeres.

-Naturalmente, después de todo, no todos los días el jefe de tu marido atiende a una reunión familiar. Estoy segura querida, que todo saldrá bien, y tal vez incluso le consigas un ascenso a Kohaku con este acto de cortesía -intervino la mayor.

Sango no lo podía creer.

-Wow Rin, ¿hiciste que Sesshomaru Taisho aceptara venir a la fiesta solo por Kohaku? En verdad mi hermano es muy afortunado de tenerte -le dijo mientras le daba un fuerte abrazo que la castaña recibió con incomodidad.

-Es de verdad una sorpresa que mi cuñado haya aceptado venir a una fiesta, supongo que ni el frío Sesshomaru podría resistirse a la amabilidad de nuestra dulce Rin -hizo ver Kagome.

Un escalofrío recorrió la espalda de la castaña cuándo escuchó las palabras de su amiga. Kagome no tenía idea que quien no podía resistirse a Sesshomaru, era ella misma y no al revés.

La gente empezó a llegar a la reunión, mientras una pelinegra con gafas de sol y un pañuelo en la cabeza rondaba el lugar en su lujoso auto vigilando todo el panorama.

Kagura no tenía una idea clara de lo que hacía allí en ese momento. Pero el solo recuerdo de cómo la trató Kohaku en su oficina hacía que su sangre hirviera.

¿Cómo se atrevía su juguete a hablarle de esa forma?.

Era el momento de enseñarle quién mandaba y demostrarle a su esposa que ella podía tenerlo cuando se le pegara la regalada gana.

No estaba celosa, solamente estaba marcando territorio.

Después de estacionar el auto, se bajó del coche y se dirigió hasta el lugar donde se llevaba a cabo la dichosa reunión.

Kohaku platicaba animadamente con su padre y su suegro mientras bebían unas cervezas y asaban hamburguesas en la parrilla, cuando a su campo de visión entró la visión de su jefa y amante entrando por la puerta principal. Pero eso no era todo, porque al parecer no venía sola, ya que detrás de ella se encontraba el alto peliplata que era su jefe y esposo de su amante. La cara de Kohaku palideció en un instante, asustando a su padre y a su suegro, pues parecía que el hombre había visto a un fantasma.

En la cara de Sesshomaru se dibujó una sonrisa burlona, ese tipo era tan patético.

-Qué sorpresa tan desagradable encontrar a mi esposa en la fiesta de su amante -molestó a Kagura de forma socarrona.

El ceño de la pelinegra se frunció cuando escuchó la voz de su marido tras de sí.

-Sesshomaru, ¿Qué demonios haces aquí? ¿Acaso me estás siguiendo? -preguntó molesta.

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