Capítulo 6

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Rin se quedó de ver con Sesshomaru, en uno de los hoteles más prestigiosos de la zona. Ella sabía que era peligroso, pero a esas alturas ya no le importaba.

Al entrar a la habitación Sesshomaru se acercó a ella para besar sus hermosos labios, había soñado con hacerla suya de mil formas. Pero un chupetón en el cuello de Rin, lo hizo fruncir el ceño.

-¿¡Qué mierda significa eso!? -escupió con odio el peliplata.

-Eso me lo hizo mi esposo, no debo darte explicaciones, tú sabes que estoy casada.

-¡Me vale un carajo!, si te dejas tocar por ese imbécil lo mataré -Sesshomaru parecía fuera de sí, nada comparado con el hombre de negocios seguro de sí mismo, que había conocido la castaña.

-¡Estás loco!, es mi marido, deja de decir incoherencias.

Sesshomaru la miro con coraje, él jamás había sido un hombre imprudente, jamás dejaba que las emociones lo dominaran, pero de un tiempo para acá esa "excitación", que sentía por la mujer del Taijiya se había transformado en otra cosa. De tan solo imaginar que ese imbécil la hubiera tocado, simplemente le hervía la sangre.

Suspiró y trató de poner su mente fría, él ya no era un adolescente.

¡Joder!, había estado con muchas mujeres, mucho más bellas y con mejor cuerpo que esa chica castaña, o eso se repetía cientos de veces tratando de convencerse.

No entendía por qué demonios se estaba volviendo irracional cuando de ella se trataba.

-¿Sabes qué?, lo mejor será que me vaya a la mierda de aquí -dijo para acto seguido dirigirse a la puerta.

Rin lo observó irse, ¿Qué carajo debía hacer?

El tipo le decía hasta el cansancio que ella era su puta.

¡Y era la verdad!

Ambos estaban casados, y Sesshomaru le dijo cientos de veces que la monogamia no era su estilo. Ella estaba hasta la madre de ser aquello que todos querían que fuera. Ya no quería ser la esposa "perfecta", ama de casa, la mujer recatada y pudorosa.

¡Ella quería ser la puta de ese hombre!

Pero al ser la "puta", no implicaba reclamos estúpidos. Ellos eran amantes, nada más.

La castaña entró al baño de la habitación, el cuarto ya estaba pagado. Le dijo a Kohaku por mensaje de texto que ayudaría a una amiga a hacer unos preparativos, tenía horas para estar fuera de su casa.

Si a Sesshomaru le picó una mosca de ridiculez ese no era su problema. Después de cierto tiempo se recostó, mirando al techo.

"¿Qué gano con seguir en un estúpido matrimonio?" Se preguntaba la castaña.

¿Por qué sus padres habían catalogado todo como negro y blanco?

Se replanteó esa pregunta...

Sería mejor ¿Por qué decidí hacer caso a todo lo que ellos querían?

Rin no había sido ni remotamente feliz con Kohaku, se casaron porque no se aguantaban las ganas. Y para ser sincera, de seguro Kohaku tampoco había sido feliz con ella.

Pero la castaña prefirió mandar todo a la mierda. Ya no le importaba lo que dijera Kohaku, sus padres, ni nadie.

Solo quería hacer de su vida un papalote si eso la hacía sentirse bien.

La puerta de la habitación se abrió e interrumpió sus pensamientos, al parecer Sesshomaru había vuelto.

-Pensé que no estarías.

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