Capítulo 15

2.3K 165 130
                                    

Kagura llegaba tarde al desayuno que tenía programado con su padre. A decir verdad, no tenía muchas ganas de asistir, lo había estado evitando desde que el tema de su divorcio se hizo público, temía que le pudiera reclamar algo por las fotografías que Sesshomaru tenía en su poder o por no haberle contado antes sobre su separación. Respiró profundo y salió del auto para dirigirse a la lujosa terraza de la mansión de su padre.

Como de costumbre, Naraku se encontraba revisando algunos papeles del trabajo mientras bebía su taza de café matutina. En cuanto vio llegar a su hija sus ojos se iluminaron como cada vez que la veía. Kagura era la luz de sus ojos y siempre haría lo que fuera necesario para protegerla, incluso si eso implicaba meterse con la prestigiosa familia Taisho. Que Sesshomaru la hubiera cambiado por una cualquiera ya era suficiente ofensa, pero que además se atreviera a amenazar con esas fotos íntimas, solo de pensarlo sus entrañas se revolvían de la rabia. Se olvidó de todo su enojo en cuanto sintió el cálido abrazo que Kagura le regalaba.

-¿Cómo estás princesa? Te has olvidado completamente de tu padre ―le reclamó con cariño.

La culpa se agolpó en su corazón, su padre la amaba con profundidad, pero su sobreprotección la hacía sentir como un ave en una jaula de oro. Desde muy chica quiso ser una persona libre, pero el papel que tenía que llenar frente a la sociedad, como la única heredera de las empresas Onigumo, siempre la coartaban de ser ella misma frente a los demás, por lo que se vio obligada a crear una máscara en la que era la hija perfecta, la mujer perfecta y la empresaria perfecta. Al menos cuando se casó con Sesshomaru pudo encontrar un poco más de libertad con su matrimonio encubriendo su libertino comportamiento, pero ahora de nuevo se encontraba sola y debía enfrentar su realidad.

―Ya sabes, las cosas han estado un poco ocupadas en la oficina ―se excusó.

Naraku frunció el ceño ante la mención de ese lugar.

―No deberías continuar trabajando allí, sabes que puedes tener cualquier puesto en mi compañía cuando lo desees, después de todo, tú eres la próxima heredera, es normal que te empieces a familiarizar con tu posición lo más pronto posible.

Kagura hizo un gesto de desagrado ante la idea de trabajar para su padre. Realmente no se sentía identificada con las políticas de la empresa y además había escuchado rumores sobre algunos negocios ilícitos en los que se había visto envuelto el lugar.

―Estoy contenta en mi trabajo, padre. Sabes que no me interesa ir a trabajar contigo por el momento.

―No te preocupes, princesa, yo me aseguraré que en poco tiempo los Taisho no tengan ni en dónde caer muertos. Entonces podrás ser la dueña de esas empresas.

Kagura casi se atraganta ante las palabras de su padre.

―¿A qué te refieres? ―preguntó con la voz entrecortada. A veces su padre podía ser un poco terrorífico.

―Me refiero a que no voy a dejar pasar tan fácilmente lo que te hicieron, en especial Sesshomaru Taisho. El muy idiota tuvo la osadía de amenazarme con... ―Se contuvo y no le dijo a su hija sobre las fotografías, sabía que ella aún le tenía cierta estima a su exesposo y la lastimaría saber que utilizó sus fotografías íntimas para chantajearlo― Olvídalo calabacita. No quiero preocuparte con asuntos irrelevantes.

―Suficiente, padre. Estoy cansada de que me trates como una niña, soy una mujer adulta, por el amor de Dios. Debes comprender que también fue mi decisión divorciarme de Sesshomaru y además soy muy feliz trabajando en industrias Taisho. Nadie me ha hecho ningún daño. Si Sesshomaru me cambió por una mujer casada, debes saber que yo también tuve un amorío con el esposo de esa mujer.

SwingersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora