Capítulo 17

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Rin y Sesshomaru contrajeron matrimonio una hermosa tarde de verano, a la orilla del mar. Con el viento soplando sobre sus rostros y sus miradas perdidas en el otro, enlazaron sus vidas, frente a sus amigos y familiares.

Fue una ceremonia sencilla, al estilo occidental. Ninguno de los padres de Rin asistió, a pesar de que en el fondo ella guardó la esperanza de que lo hicieran. Irasue tampoco lo hizo, estaba demasiado ocupada con sus asuntos en el extranjero, pero al menos envió sus mejores deseos para la feliz pareja.

Sesshomaru no dejaba de ver anonadado, lo hermosa que se veía su ahora esposa con su vestido de novia. Ver su vientre cubierto por la tela blanca del vestido corte imperio, lo hacía sentir orgulloso de saber que sus hijas se formaban y crecían en el interior de la mujer que más amaba. Fue en ese lugar y ese instante tan especial, que comprendió que su propósito de vida sería proteger a esas tres mujeres, que de un momento para otro, lograron convertirse en lo más importante para él.

Rin lució radiante durante toda la fiesta, a pesar de que en el fondo seguía extrañando a su familia, entendía muy bien que ahora estaba a punto de empezar la suya por cuenta propia. Este sería su segundo matrimonio, pero esta vez, todo sería diferente, porque ella era diferente. Ya no era esa niña insegura y dependiente de tantos años atrás, ahora sabía que no necesitaba de nadie más que de sí misma para ser feliz; ni siquiera a Sesshomaru. Él no era su salvavidas, él era su elección, la persona a quién había decidido amar y a quién seguía eligiendo día tras día para ser felices juntos.

Claramente, no todo fue miel sobre hojuelas.

Días antes de la boda, Rin se llenó de dudas, por ahora todo parecía ir perfecto con Sesshomaru, pero sabía que ninguno de los dos estaba cerca de ser irreprochable. ¿Podría ser que durante todo este tiempo había idealizado su relación y volvía a cometer el mismo error que cometió al casarse con Kohaku?

Sesshomaru la notó distante e inquieta; como de costumbre le dio su espacio, sabía que ella hablaría con él si algo la molestaba, pero no dejaba de estar al pendiente de sus estados de ánimo.

Finalmente, Rin exteriorizó sus dudas con Sesshomaru, sabía que era algo que no podía guardarse solo para ella y que no era justo para él que de la noche a la mañana ella se empezara a comportar distinta sin explicación alguna. Fue una semana después de la propuesta, cuando regresaban del curso prenatal.

Sesshomaru escuchó sus dudas y preocupaciones con paciencia y comprensión. En ningún momento invalidó sus sentimientos, lo cual de alguna manera fue nuevo para ella, pues era un gran contraste a la constante manipulación a la que había sido sometida por su familia desde niña y después en su matrimonio con Kohaku.

-Entiendo tu preocupación, mentiría si te dijera que yo no dudo nunca sobre nuestro futuro juntos. Tal vez no pueda prometerte la eternidad; sin embargo, puedo prometer elegirte cada día, atesorar cada momento que estemos juntos y proteger nuestro amor y a nuestra familia de cualquier adversidad que se pueda presentar. -Estiró la mano que no sostenía el volante y con ella tomó la tibia y pequeña mano de su futura esposa-. El amor que siento por ti es lo más real que he tenido en mi vida y no desaparecerá aunque los años tomen lo mejor de los dos, de eso puedes estar segura.

Las palabras de Sesshomaru la hicieron sentir mejor. Podía sentir toda la sinceridad y el fervor que le profesaba en aquellas bellas promesas. En ese momento sus bebés empezaron a patear de nuevo con mucha fuerza, lo hacían cada vez más seguido, parecía que estaban ansiosas por salir al mundo.

Acarició con cariño su vientre, mientras meditaba las palabras de su amado.

-Towa y Setsuna -pronunció en un susurro.

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