Capítulo 18

2K 172 89
                                    

Rin fue la primera en despertar, Setsuna dormía plácidamente entre sus brazos. Volvió a ver a Sesshomaru quien seguía completamente dormido y no pudo evitar que una sonrisa de satisfacción se dibujara en su rostro. Notó que Towa estaba despierta, pero milagrosamente no había empezado a llorar. 

Una sensación de paz y felicidad la invadió al contemplar las caritas inocentes de sus pequeñas. En los últimos meses había experimentado drásticos cambios en su vida, pero estaba segura que no cambiaría por nada del mundo, ninguna de las decisiones que la trajeron hasta este momento y este lugar. Sus hijas se habían convertido en su más grande amor y contra todo pronóstico, debajo de esa fachada de hombre frío y dominante, Sesshomaru había resultado ser el hombre más devoto y amoroso que nunca conoció. 

Acarició la cabecita de su hija menor con cariño y depositó un suave beso sobre su pequeña frente. 

Se sentía exhausta, pero tenía muchas cosas por hacer, así que juntó toda su fuerza de voluntad y se levantó con dificultad.

En ese momento, Irasue salía del estudio de Sesshomaru, al parecer acababa de terminar una llamada. 

Cuando los ojos dorados de la mujer se encontraron con los de Rin, la observó de pies a cabeza con un poco de desdén. Rin sintió sus mejillas arder, pero ignoró el gesto de desprecio y decidió saludar a su suegra como si no se hubiese percatado del notable desprecio que le provocaba.

—Señora Irasue. Qué sorpresa tenerla por aquí.

Irasue alzó una ceja mientras en su rostro se dibujó una sonrisa de lado.

—¿Acaso no tengo el derecho de  visitar la casa de mi propio hijo? ¡Que par de ingratos!,¡ ni siquiera me han dado la oportunidad de conocer a mis nietas! —exclamó la mujer, con dramatismo. 

El espectáculo de Irasue no logró impresionar a Rin, después de todo, la mujer no había mostrado mucho interés desde el nacimiento de las niñas. Ni siquiera se había dignado a visitarlos, a pesar de que sabía que había regresado a Japón unas semanas atrás. 

Rin dejó su molestia de lado y decidió tratar de ser cordial con su suegra. Si tenía suerte, la mujer se marcharía pronto y podría volver a sus ocupaciones con tranquilidad.

Colocó a Setsuna en su carruaje, milagrosamente la pequeña no despertó. Luego tomó con sigilo a Towa de los brazos de su padre, haciendo su mejor esfuerzo  por no despertarlo. Colocó a la mayor al lado de su hermana en el carruaje doble. Al principio la pequeña se notaba intranquila e inquieta, pero en cuanto se percató de la presencia de Setsuna a su lado, fue notable su cambio de humor. 

Irasue observó la cara de alivio de Rin con curiosidad. 

—Que sorpresa, no lo haces tan mal como lo imaginé.

De nuevo sus palabras molestaron a Rin, pero esta vez no se quedó callada. 

—Pensé que había venido a conocer a sus nietas, pero al parecer solo quiso venir a juzgarme —espetó molesta.

Irasue no pudo evitar soltar una carcajada sarcástica, las caras que hacía su nueva nuera cuando se molestaba le parecían muy graciosas.

—Te equivocas querida. —Se acercó a Rin y caminó a su alrededor con su habitual porte elegante—. Solamente vine a tender una mano. Puede ser que no esté de acuerdo con la elección de compañera que hizo mi hijo, pero una madre simplemente no puede hacer la vista gorda cuando un hijo necesita de su ayuda.

Sus palabras lastimaron un poco a Rin al recordar cómo su madre ni siquiera la reconocía. Hasta la fría madre de Sesshomaru parecía tener más compasión en su corazón. Decidió dejar de lado esos pensamientos, sabía que no traería nada bueno centrarse en las tragedias que no podía evitar.

SwingersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora