Después del incidente con la madre de Sesshomaru, Rin sentía que ni siquiera podía verlo a los ojos. Durante los últimos dos días lo había estado esquivando en el trabajo, tampoco podía aceptar tomar el auto que supuestamente había enviado Kagura para recoger a Kohaku.
Por otro lado también estaba el problema de su esposo, quien seguía insistiendo en querer tener intimidad con ella. Rin ya ni siquiera se creía el cuentito de que seguía sin recuperar la memoria. Ella hacía lo posible por evitarlo, tanto en el trabajo como en la casa, pero cada vez parecía más insistente. El fin de semana llegó y Kohaku se estaba comportando más molesto que nunca.
Ese día, Rin regresó en la tarde de un paseo por el parque con Ayame y se encontró con su casa llena de tantas velas, que se preguntó por un instante si se estaba llevando a cabo alguna especie de rito satánico en ese lugar. Se sorprendió cuando encontró un camino de pétalos de rosas que guiaban a la habitación principal, lo siguió por curiosidad y se encontró con más velas y enormes arreglos florales dentro de la alcoba. Kohaku la esperaba en el lugar, con solo una bata corta de seda que estaba semiabierta y dejaba a la vista su moreno pecho. Rin sintió su estómago revolverse, parecía que no iba a ser capaz de retener la comida que había ingerido más temprano junto con su amiga.
―Kohaku, ¿qué significa todo esto? ―preguntó con la voz entrecortada.
Kohaku procedió a quitarse la fina bata y quedar completamente desnudo frente a su esposa. Rin desvió la mirada, pues la situación se volvía cada vez más incómoda.
-¿Qué no es obvio Rin?, quiero tener una velada romántica con mi mujer, hace mucho tiempo me recuperé y sé que has estado demasiado preocupada por mí y por eso no te has acercado, pero con esta acción quiero demostrarte que soy completamente capaz de complacerte en la cama ―dijo mientras se acercaba peligrosamente a Rin.
Las ganas de vomitar se hicieron más potentes, no era que Kohaku no tuviera un cuerpo atractivo; antes del accidente el hombre trabajaba sus músculos en el gimnasio dos o tres veces por semana, pero para ser justa, después de haber estado con Sesshomaru, cualquier hombre parecía una burla en comparación.
Rin ya había tenido suficiente de todo este teatro, había llegado la hora de llevar todo a su fin.
―Kohaku quiero el divoricio ―declaró con expresión parca.
La sorpresa se hizo notar en los ojos del hombre frente a ella, definitivamente no se esperaba algo así viniendo de Rin.
―Rin ¿qué dices? nosotros nos amamos, no podemos separarnos ―suplicó desesperado.
―Lo siento Kohaku pero yo ya no te amo, hace tiempo lo dejé de hacer, lo nuestro ya no tiene salvación.
Kohaku se arrodilló frente a Rin y la tomó de las piernas llorando desconsoladamente. Ella ya no sabía qué hacer, finalmente había sido clara con sus sentimientos pero el hombre aún no la dejaba ir.
―No sabes cuanto te amo, eres la mejor mujer que he conocido, no me puedo permitir perderte. Rin pídeme lo que quieras y será tuyo, prometo ser un mejor esposo de ahora en adelante ―suplicaba entre lágrimas el hombre completamente desnudo.
―Kohaku, suéltame, me haces sentir incómoda ―se quejó sin lograr zafarse del agarre de su futuro ex esposo.
Desesperada analizó su situación. No entendía por qué Kohaku se seguía aferrando a ella de esa manera. De acuerdo a los rumores de la empresa, no pasó mucho tiempo desde su regreso para que retomara su aventura con su jefa. Él seguía siendo el mismo mentiroso de siempre, estaba claro que no estaba dispuesto a cambiar y sin embargo tampoco la dejaba ir. Probablemente no la quería perder porque seguía teniendo esa estúpida idea de que ella era la esposa pura y entregada que toda su vida le enseñaron, merecía poseer. Kohaku no la veía como una mujer o como una persona, para él solamente era un premio de su propiedad. Por eso nunca se tomó la molestia de llegarla a conocer correctamente, de preocuparse por sus deseos y necesidades y lo que más la hacía enojar era el recordar que así se había comportado durante todo su matrimonio, incluso desde su noviazgo. La sangre de Rin hervía por sus venas, dejándose llevar por la furia que sentía en ese momento, le clavó las uñas a la piel desnuda de Kohaku, lo que lo hizo retroceder por el dolor, dándole oportunidad a la mujer de liberarse de su agarre.
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Swingers
FanfictionUna colaboración con @Svaqq16 Rin es una mujer casada cuyo matrimonio se está desmoronando, por el consejo de una amiga atiende a una terapia de pareja que tendrá un inesperado giro ☆la ilustración de la portada se la comisioné a @cave_howl en Twit...