Capítulo 13

2.6K 164 186
                                    

Rin lloró en los brazos de Kagome hasta que sintió que sus ojos eran incapaces de producir más lágrimas, era bueno contar con una amiga tan leal como ella en momentos tan difíciles como éste. Le dolía profundamente que su madre le hubiera dado la espalda, su familia siempre había sido una parte importante de su vida, su madre era su mayor confidente y su mejor amiga, nunca pensó que la pudiera repudiar así. Sus ojos se llenaron de lágrimas nuevamente al recordar sus crueles palabras. Pero lo que más le dolía, era que en el fondo de su corazón estaba latente el temor de que esas palabras se pudieran hacer realidad.

Sesshomaru se había convertido en su mayor soporte en muy poco tiempo, pero realmente no lo conocía bien. Poco sabía del hombre que la hacía tocar las nubes cada vez que hacían el amor. Al parecer, su anterior matrimonio había sido una relación bastante abierta. ¿Seguiría por ese mismo camino después de su divorcio?. Él le había hecho entender con anterioridad que la amaba, aunque no lo dijo de forma explícita.

Rin no estaba segura sobre qué clase de sentimientos guardaba hacia Sesshomaru. Pero él la hacía sentir segura de sí misma, contar con su apoyo en momentos como estos le había dado la fortaleza para seguir adelante. Lo mejor sería olvidarse de las palabras de su madre, no necesitaba más preocupaciones por el momento.

Le pidió a Kagome que no le dijera nada a su amante de lo sucedido ese día.

―¿Estás segura, Rin?. Quiero decir, lo que pasó, las cosas que te dijo. Son muy fuertes.

―Exactamente por eso Kagome, es algo demasiado vergonzoso para mí. Ya le he causado suficientes problemas, no quiero arrastrarlo a mis dramas familiares.

Kagome la observó dudosa. Rin siempre era así, se guardaba las cosas para sí misma y prefería resolver sus problemas por su cuenta en lugar de molestar a los demás. Apenas le había contado de las dificultades en su matrimonio con Kohaku, después de mucho insistir, pues tanto ella como Sango sospechaban que algo no iba bien. Sin embargo, la más joven nunca les llegó a contar a totalidad que tan deteriorada se había vuelto su relación.

―Rin, creo que no está bien que entierres así tus sentimientos, es decir, no es necesario que hables con Sesshomaru, pero si en algún momento la carga se vuelve demasiado pesada, no dudes en llamarme. Prometo escucharte y ayudarte hasta el final.

Rin se sintió muy reconfortada por las palabras de su amiga y le agradeció sinceramente con un fuerte abrazo.

Sesshomaru llegó al hospital un tiempo después. En cuanto vio a Rin, no dudó ni un segundo en acercarse a su cama para robarle un apasionado beso, ni siquiera le importó la presencia de Kagome en la habitación, quien avergonzada, simplemente desvió la mirada de la íntima escena que compartían su cuñado y su amiga.

Aún le costaba ver a Sesshomaru comportarse de esa forma tan afectiva. Él nunca fue así con Kagura, a pesar de que fingían ser el matrimonio perfecto, siempre tuvieron esa apariencia de elegante frialdad cada vez que estaban juntos. En cambio ahora, el hombre parecía desesperado por estar al lado de Rin y de mantener contacto constante con ella. La acariciaba con delicadeza cada vez que surgía la oportunidad, depositaba suaves besos en sus labios o en su piel de manera casual. Sesshomaru se había convertido en una persona irreconocible para Kagome.

Tal vez Rin estuviera en buenas manos ahora, sin embargo, no dejaría de vigilar de cerca al peliplata, su amiga ya había pasado por mucho y si él la llegaba a lastimar, no se lo perdonaría nunca.

―Kagome, no es necesario que te quedes, seguramente Inuyasha te echa de menos en casa ―sugirió Rin.

―Inuyasha no me necesita tanto como tú, no tienes nada de qué preocuparte, me quedaré el tiempo necesario ―le aseguró.

SwingersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora