capítulo 6

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LA OBSESIÓN DE MI JEFE
Laura Navarro

           Capítulo 6

Después de que bailó esa hermosa mujer ya no volvió a salir... mi amigo dijo que solo salía a bailar una vez en toda la noche, pero si tenía suerte la miraría detrás de la barra porque a veces solía sentarse ahí a beber un trago.

Ya pasan de las dos de mañana y esa mujer no salió y cuando estaba a punto de irme la miré detrás de la barra...

—Un vaso de whisky —Le dije al bartender—

Me senté a tomar el whisky ahí en la barra y desde ahí miraba a esa mujer con una peluca rubia y su antifaz.

—Disculpa. —Llamé al bartender— ¡Quisiera hablar con esa mujer!.

El volteó a ver a quien me refería y después me volvió a ver.

—¡Eso será imposible!...  Esmeralda no habla con nadie... ella sólo baila,  después se toma unos tragos y se va...

—¿Y cuando la volveré a ver bailar?, según tengo entendido este día no era de los que ella viene.

—Ella sólo baila los viernes y los sábados porque los domingos descansa y a veces viene, pero solo como espectadora y eso es muy raro.

—¿Entonces ella no habla con nadie?. —El bartender negó—

—No... ¿Sabe cuántos hombres vienen a este lugar sólo para verla?... incluso el mismo Príncipe de España viene cada que esta en el país pero ni el ha tenido suerte... solo cruza algunas palabras con él, a pesar de que siempre le trae un obsequio... ella siempre se niega a salir con él... aquí la única persona que tiene una amistad con ella es el hombre que esta en esa mesa. —Voltee a ver hacía donde estaba el tipo— Él es amigo de Esmeralda y el único que sabe cual es su verdadero nombre y conoce su cara, porque ni yo la he visto sin ese antifaz y peluca que trae puesta.

—¿Así que solo ese tipo es el único que habla con ella?... ¿Eso quiere decir que son pareja?. —Pregunté sin dejar de ver a la hermosa mujer—

—Ella no tiene pareja y ese hombre es el flaco, el hijo del dueño del Club y como le dije, él es el único que sabe quien es la hermosa Esmeralda.

—Mmm... dices que ella sólo baila los viernes y los sábados... ¿verdad?. 

—¡Así es y si quiere venir a verla alguno de esos días tienes que decir al tipo de la entrada que le haga una reservación.

Saqué mi cartera y saqué unos billetes y le pagué al bartender dejándole una buena propina, algo me decía que llegaríamos hacer buenos amigos.

Mi amigo Arturo estaba entretenido con una de las bailarinas que si se acostaban con los clientes... Cuando me giré para ver nuevamente a Esmeralda ella ya no estaba...

Ni siquiera me di cuenta a que hora se fue... me despedí de Arturo y me fui a descansar porque con la borrachera del día anterior y la desvelada de hoy mañana no me iba a querer levantar

«Narra Jazmín»

Cuando llegué al bar entré por la puerta que estaba detrás de los camerinos... saludé a mis compañeras con las cuales tenía una buena relación.

De vez en cuando nos íbamos a tomar el sol al Club deportivo del cual también era dueño el papá del flaco.

Me empecé a vestir porque las chicas ya estaban empezando a salir y yo sería la última porque sólo daba un baile.

Esta vez me vestí como una mujer Gangster, con una peluca rubia y un antifaz negro.

—¿Ya estas lista?... —Me preguntó el flaco quien entró a mi camerino—

—¡No me presiones flaquito!... éste no es mi día así que dame mi tiempo... mañana iré desvelada a mi trabajo solo por venir a cubrir a tu chica.

—¡No reniegues mujer... tu eres la que mas dinero te llevas!... Con un día que vengas a bailar sacas lo que las demas bailarinas ganan en tres días, así que date prisa porque es tu turno.

—¡Ok... ya voy!. —Dije poniéndome de pie—

Antes de que me anunciara me asomé para ver cuanta gente había esa noche y sabía que el flaco había corrido la voz de que esta noche yo bailaria, para que llegarán más clientes.

Y como lo imaginé ese lugar estaba lleno de gente todas las mesas estaban  ocupadas... pero mi vista se quedó clavada cuando entre todas esas personas miré a mi querido jefecito.

—De seguro su amigo Arturo lo invitó para distraerse... —Arturo el amigo de mi jefe se la pasaba al menos un día a la semana en el Club porque él era uno de los clientes con los que se acostaba la "bonichis" una de las bailarinas.

Cuando salí a bailar miré directo a los ajos al guapote de mi jefe... él no sabia que era yo, así que subí a la mesa donde estaba sentado y baile para él.

Ése hombre me miraba como cuando me tenía en su cama... incluso lo miré lamerse los labios cuando me quité la blusa y se la aventé.

Le sonreí y el también lo hizo... después de que terminé de bailar regresé a mí camerino... ahí me quedé  casi una hora.

—¡Vaya si que le guste! —Dije cuando miré la cantidad de dinero que depositó en mi cuenta privada del Club— Todo ese dinero que nos depositaban los clientes era para nosotras ya que no teníamos un sueldo fijo sólo ganábamos lo que los clientes pagaban por vernos bailar.

Después salí a tomar un trago como era mi costumbre... me senté detrás de la barra donde siempre estaba una mesa para sentarme, ahí también estaba el Flaco...

Él y yo éramos los unicos que teníamos ese previlegio de usar esa mesa.. el Flaco era mi amigo aparte de ser el encargado e hijo del dueño del Club.

Ahí me quedé hasta terminar mi trago... estaba a punto de irme cuando miré que mi guapo jefe me estaba observando desde la barra mientras se tomaba un vaso de whisky.

Algo le decía a Ramiro el bartender... no le di importancia... después regrese a mi camerino por mis cosas... Cuando volví a ir a la barra mi jefe ya no estaba.

—¡Esmeralda!. —Me gritó Ramiro cuando ya me iba—

Me regresé y me acerqué hasta él.

—¡Sí!.

—¿Ves aquel hombre de camisa blanca que esta saliendo? —Voltee hacía la entrada del Club— Preguntó por ti y quería hablar contigo... le dije que eso era imposible pero dijo que regresaría el fin de semana para verte bailar.

—Si vuelve a preguntar por mi cuando venga dale esta tarjeta de membresía... dile que es de mi parte. —Le entregué una de mis tarjetas personales, las cuales sólo se las daba algunos clientes—

Esas tarjetas eran para poder ir al club sin tener que hacer una reservación y yo sólo se la había dado a una persona y esa persona era al Príncipe de España el que siempre era detallista conmigo.

—¡Esta bien, cuando vuelva a venir al Club se la entrego!.

Me despedí de Ramiro y salí del Club por la puerta que estaba detrás de los camerinos... Cuando subí a mi carro el cual estaba en el estacionamiento donde sólo el flaco, su padre y clientes  importantes dejaban sus autos.

Me quité la peluca y el antifaz y los aventé en el asiento trasero de mi auto... ahí me puse un pantalón y una blusa,  la falda que traía y la pequeña blusa también la avente al asiento trasero.

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