LA OBSESIÓN DE MI JEFE
Autor: Laura NavarroCapítulo 7
Cuando llegue a mi departamento me fui directo a mi cama, pero antes puse la alarma para no quedarme dormida.
Cuando escuché la alarma sonar sentí como si apenas hubiese cerrado los ojos, me levanté y me dí un baño rápido para despertar.
Esta vez no me dió tiempo de desayunar...
—Pasaré a la cafetería por algo y me lo como en la oficina. —Dije cuando conducía al trabajo—
Nancy la chica que atendía la cafetería ya me tenía listo mi café y unas donas, porque le había mandado un mensaje.
—Te pago cuando salga a comer. —Le dije saliendo rápido de la cafetería porque ya era tardísimo y no quería que mi querido jefecito llegará antes que yo—
Cuando llegué a mi oficina, deje mis cosas y fui a la oficina del jefe por los papeles que me tenía que firmar el día de ayer.
Lo bueno que todavía no llegaba... me puse rápido a trabajar para tenerle listo todo para cuando el llegara... me sentía cansada y con mucho sueño y sentía que si dejaba de trabajar me quedaría dormida sobre el escritorio.
—¡Por eso odio ir a trabajar entre semana! —Dije cuando me quité los horribles lentes que traía en mis ojitos—
—Señorita Guzmán si ya tiene listo el informe de los proyectos nuevos tráigamelos. —Escuché decir a mi jefe por el intercomunicador—
—¡Ahora mismo se los llevo señor!. —Le respondí— Me puse de pié y tomé los informes para dirigirme a su oficina.
Como siempre no tuve que tocar a su puerta para entrar porque el ya me había visto por la cámara.
—¡Pase!. —Lo escuché decir—
—¡Buenos dias señor Santillán!. —Lo saludé y me acerqué a poner los papeles en su escritorio—
Lo miré que se estaba tomando un café... al menos no tenía que preparárselo yo, porque a él le gustaba hacer su propio café.
—¿Se le ofrece algo más señor?. —Le pregunté—
—¡Es todo por ahora!... Si la necesito la llamo...
Salí de su oficina y me fui a la mía... mandé unos correos y otros los contesté, el café no me ayudaba en nada porque yo sentía mucho sueño.
Me recargué en mi silla cuando terminé de mandar todos los correos y recargué mi cabeza hacía atrás con mis ojos cerrados.
Recordé que en mi bolso siempre cargaba esas paletitas de caramelo que tanto me gustaban, saqué una, le quite la envoltura y la metí a mi boca.
Me volví a concentrar en el trabajo revisando unos planos para un nuevo centro comercial que se haría en la ciudad y que la constructora sería quien estaba haciendo los proyectos.Tenía dudas con unas medidas y fuí a pedirle su opinión a mi jefe.
—¿Señor puedo pasar? —Dije asomando mi cabeza por la puerta—
El ni siquiera me miró, sólo me hizo señas con su mano para que me acercara... él también estaba revisando unos planos.
—Tengo dudas sobre unas medidas de este plano del nuevo centro comercial y quisiera saber su opinión antes de autorizarlo.
Puse el plano sobre la mesa donde se hacían... él tenía el otro plano a un lado y después se giró hacia donde yo habia puesto el que llevaba.
Lo empezó a revisar sin decir nada... yo ya le había marcado el lugar de las medidas que no me convencía.
—Creo que si el baño de las personas discapacitadas lo hacemos un poco más grande, será más fácil para ellas usarlo ya que la mayoría llevan sillas de ruedas y con las medidas que tiene este plano les sera imposible lograr entrar con sus sillas.
Me incliné hacía mi jefe y le estuve corrigiendo las medidas, no me había dado cuenta que dos de los botones de mi blusa se habían abierto y se me miraba el encajen del sostén que traía puesto.
—¡Lo siento señor!. —Dije enderezándome y abotonando mi blusa.
Mi jefe sólo me miraba pero no decía nada.
—¿Estuvo comiendo fresas señorita Guzmán?. —Me preguntó—
—¡No señor!... ¿Porqué?.
—Por nada sólo que me llegó un olor a fresas. —Él estaba mirando nuevamente los planos—
—¡Quizás sea el agua de aroma que uso!. —Dije mientras le pasaba un lapicero y una escuadra—
—¡Quizás sea eso! —Dijo mientras trazaba en el plano para corregir las medidas que le había dicho—
Me pidió que lo ayudara con unos planos que estaba haciendo mientras el corregía los del centro comercial, me senté para hacer lo que me pidió y metí la paleta a mí boca.
Tenía esa costumbre de trabajar mientras disfrutaba de mi paleta.... estaba tan concentrada que no me había dado cuenta que mi jefe me observaba mientras yo jugaba con la paleta en mi boca.
Al menos no me llamo la atención... me la pase la mitad del día en su oficina... estaba tan concentrada en el trabajo que se me olvido que estaba en la oficina del jefe.
Mi celular comenzó a sonar y sin pensar contesté poniendo el alta voz... ¡Quién me llamaba era el Flaco!.
—¡Hola corazón!... —Le dije sin dejar de mirar los planos que estaban frente a mi—
—¡Hola muñeca!... Sólo te llamo para decirte que esta noche duermo en tú casa y no te preocupes por la cena yo la llevo.
—Esta bien nos vemos en la noche y disculpa por no seguir platicando pero ahora estoy trabajando.
—¡Hasta en la noche preciosa!.
Dijo por último el flaco... había respondido esa llamada olvidándome por completo que lo tenía prohibido... me di cuenta de lo que había hecho hasta que miré a mi jefe viéndome y negando con su cabeza.
—¡Lo siento... es que se me olvidó que me encontraba aquí en su oficina!.
—¡Sí, ya me di cuenta señorita Guzmán! —Dijo serio—
Yo sólo regresé la mirada a los planos... nos quedamos en silencio hasta que él lo rompió.
—¿Era su novio?. —Me preguntó—
—¡Perdón!
—¿Qué si era su novio el tipo que la llamó?.
—¡Oh... no señor sólo somos amigos!... Las relaciones son complidas y prefiero no tener una...
—¿No es su novio pero duermen juntos?. —Dijo mirándome serio—
—No se necesita ser novia de alguien para dormir juntos... digamos que somos amigos con algunos privilegios entre nosotros... asi no tengo que estar soportando celos o reclamos.
—Entonces usted y su amigo tienen una relación abierta.
—Mmm... algo así señor... el sale con quien se le antoje y yo hago lo mismo pero ninguno de los dos hace reclamos y escenas de celos... ¡odio los celos!.
Mi jefe ya no me hizo ninguna pregunta y nos concentramos en el trabajo hasta que lo terminamos.
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LA OBSESIÓN DE MI JEFE
De TodoUn millonario obsesionado de una bailarina, una secretaria viviendo una doble vida.