capítulo 2

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LA OBSESIÓN DE MI JEFE
Autor: Laura Navarro

             Capítulo 2

Me la pase con él en su oficina tratando de que no siguiera bebiendo pero me era imposible así que lo dejé que se acabara la botella de whisky.

Miré la hora y ya iban ha ser las 7 de la noche y yo todavía seguía en esa oficina con mí jefe que estaba ahogado de borracho.

—Ya fue suficiente alcohol por hoy... —Le dije poniendo la botella vacía en la mesa— Como no puede manejar por todo lo que se bebió lo tendré que llevar a su casa.

Fuí por mis cosas a mi oficina y desde ahí le llamé a Jaime, el guardia de seguridad para que subiera hasta la oficina para ayudarme a bajar a nuestro querido jefe al estacionamiento y llevarlo a su casita.
Cuado Jaime llegó al piso 54... yo estaba en el pasillo esperándolo.

—¡Por fin llegas Jaime!... —Le dije cuando lo miré salir del elevador—

—Tenía que cerrar bien el edificio... ¿Y dónde esta el adolorido?. —Me preguntó—

—Esta en su oficina... no se puede poner de pie por lo ebrio que está... se terminó una botella de whisky.

Cuado entramos a la oficina de nuestro querido jefe, lo encontramos acostado en el sofá dormidote.

—¡Sólo esto me faltaba.. ahora como lo vamos a despertar!.

Jaime me dio un vaso con agua.

—¡Despiértalo! —Me dijo—

—¿Y porque no lo despiertas tú?. —Le dije negándome—

—No sabrá que le aventaste un vaso de agua, ¡mirá como está!.

Agarré el vaso de agua pero ni con eso despertó... lo moví y grité y ni señales... sin pensarlo le di una fuerte  bofetada que cayó al pisó.

—¿Qué pasó?. —Dijo con su voz borracha—

—¡Se quedó dormido en el sofá y se cayó señor!.

Entre Jaime y yo lo levantamos y como pudimos lo sacamos de ahí... Jaime me ayudó a subirlo a su auto.

—¡Lo llevaré a su casa Jaime aquí dejaré mi auto... nos vemos mañana!.

Jaime se retiró y yo empecé a buscarle las llaves a mi jefe entre las bolsas de su pantalón.

—¡Por Dios este hombre esta muy bien dotado! —Dije al sentir sin querer su bulto en medio de sus piernas—

Cuado encontré sus llaves encendí el auto y salí del edificio... ya sabía donde vivía porque varias veces me hizo llevarle algunos papeles en mis días de descanso.

El vivía del lado norte de la ciudad y yo del lado Sur... su edificio era enorme, el vivía en un penthouse y yo en un departamento.

Me costó mucho trabajo bajarlo del auto, cuando logré llegar con él al elevador, tuve tan mala suerte que una mujer de unos 60 años subiera con nosotros... yo sólo recargué a mi jefe y lo abracé de su cintura para que no se fuera a caer, pero el me abrazó y me empezó a besar el cuello.

—¡Hueles delicioso Jazmín!. —Me decía—

La mujer sólo se nos quedaba mirando y yo trataba de agarrarle las manos a mi jefe para que no me estuviera agarrando el trasero.

—¡Esta noche quiero que te quedes haciendo el amor conmigo!. —Yo sentía la cara roja de la vergüenza—

La mujer bajo unos pisos antes que nosotros.

—¡Deberían de irse a un hotel par de sinvergüenzas!. —Nos dijo la mujer antes de que se cerrarán las puertas del elevador.

Mi jefe ni siquiera alejó sus manos de mi trasero y sus labios de mi cuello cuando la mujer nos dijo eso.

—¡Ya deje de estar agarrando mi trasero señor Santillán!. —Le dije molesta—.

Cuando llegamos a su piso, salí con el abrazada y cuando estábamos afuera de su departamento le tuve que volver a esculcar las bolsas de su pantalón y esta vez mi jefe ya tenía un enorme bulto en su pantalón...

—Diosito porque me haces esto y me pones esta tentación si sabes que soy débil. —Dije suspirando—.

Entré con mi jefe y lo llevé hasta su habitación y lo acosté en la cama para que se volviera a quedar dormido... pero apenas lo acosté, él se levantó y se empezó a quitar toda su ropa frente a mí.

—¡Hay no!... —Me voltee para no ver ese pedazo de carne que tenía en medio de sus piernas— Debo irme señor espero y mañana ya se sienta mejor.

Cuando apenas iba a dar un par de pasos sentí como me jaló.

—¡No te vayas jazmín!... ¡Quiero que te quedes aquí!... Déjame hacerte el amor para olvidarme de mi desgracia. —Me aventó a la cama—

—¡Acaso está loco... esta muy borracho señor!... —Dije con mis ojos muy abiertos al ver que eso que tenía en medio de sus piernas era más grande de lo que me imaginé— ¡Aparte eso es demasiado tamaño para mí! —Dije apuntándole con mi dedo índice—

Intenté ponerme de pie pero el no me dejó y se subió arriba de mi y me empezó a desabrochar mi blusa mientras me besaba el cuello.

—¡Pero que estoy haciendo!... —Pensé en silencio—

Desde que empecé a trabajar con el siempre me imaginé teniendo sexo salvaje con este hombre, pero solo era una fantasía que podía hacer realidad en ese momento.

—¡Sólo déjate llevar!... —Me dijo al intentar quitármelo de encima.

Hice lo que el me pidió... me deje llevar, ese hombre me dejó desnuda en segundos, me besaba como si me quisiera comer viva... sus besos sabían a ese whisky que había bebido... y sus caricias eran con desesperación que sentía que me dejaría marcas en mi cuerpecito.

Cuando me abrió mis piernas con las de el, sabía que empezaría lo mejor, yo no era Virgen porque había perdido mi virginidad a mis 18 y a veces solía acostarme con mi amigo el flaco el hijo del dueño del club donde bailaba los fines de semana, pero el de este hombre era enorme para mí.

Intenté alejarlo con mis manos para que no me penetrara cuándo sentí que colocó en medio de mis piernas su miembro que solo con verlo me provocaba dolor.

—¡Espere....  todavía no estoy relajada!... —Ése hombre ni siquiera me escuchó... me agarró de mis manos y las colocó sobre la almohada—

Me besaba el cuello y cuando empezó a hundirse en mi me miro a los ojos.

—¡Hay me duele!... Por favor deténgase.
—El sólo me miraba con sus ojos brillosos—

Sentía tanto dolor como si fuese mi primera vez.

Dejó de hundirse y me soltó las manos para después besarme en los labios... sentí como metió sus manos por debajo de mi cintura.

Me empecé a relajar pero ese hombre se hundió con fuerza en mí...

—¡Ahhh!. —Salió de su garganta—

—¡Hay por Dios!... —Sentí como si ese hombre me hubiera partido en dos—¡Ahhh... hay!. —Decía al sentir como entraba y salía una y otra vez de mí—

Los dos ya estábamos bañados en sudor y cada vez nuestra respiración era más rápida... Sentía como sus movimientos eran más rápidos y sentía que yo explotaría en cualquier momento.

—¡No aguanto más!. —Me susurró y sentí como todas esas convulsiones inundaron mi cuerpo, sentí como él explotó al igual que yo—

Había tenido el mejor sexo de mi vida con mi jefe pero el apenas terminó y se quedó dormido arriba de mí aplastándome.

—¡Grandioso!... Siempre lo quise así... que se quedará dormido después de meterme eso.

Me lo quité de encima y por más que lo moví ese hombre no despertó... me vestí rápido y le puse su boxer con la esperanza de que mañana no se acordara de nada.

Salí de su penthouse con una enorme sonrisa en mi cara... tomé un taxi y me fui ami casa.

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