LA OBSESIÓN DE MI JEFE
Autor: Laura NavarroCapítulo 11
«Narra.. Esmeralda»
Después que mi jefe me dejara salir más temprano me fui a mi casa para cambiarme de ropa e ir con los padres del flaco, con los cuales tenía una amistad desde que su hijo y yo íbamos a la misma Universidad.
¡Su mamá me había invitado a comer!... Cuando conocí a su hijo nos hicimos muy buenos amigos incluso con él fue con quien perdí mi virginidad cuando tenía 18 años y era con el que me acostaba desde entonces.
No me había acostado con otro hombre aparte de él, hasta que me acosté con mi jefe.... el flaco no sólo se acostaba conmigo, él si se acostaba con otras mujeres y eso a mi no me importaba.
Él y yo solo éramos amigos que solían acostarse en ocasiones... me la pase el resto del día en casa de los padres de mi amigo.
El flaco no fue a comer porque estaba en el Club haciendo el inventario... pero si durmió conmigo en mi departamento como dijo... Esa noche el tampoco fue al Club, sus padres se hicieron cargo del negocio familiar.
—¡Pensé que me dejarías sin cenar! —Le dije cuando lo miré cruzar la puerta de mi departamento—
El traía llaves y no tenía que tocar.
—¿Cuándo te he dejado sin cenar preciosa?.
Me dio un beso en los labios y después acomodó la comida en la mesa para cenar.
Después nos fuimos a mi habitación a ver una película pero ese hombre nunca terminaba de ver las películas porque prefería tener sexo.
—¡Hace unos días me acosté con mi jefe! —Le dije después de pasar un delicioso sexo con él—
—¿Enserio?. —Me dijo sorprendido, incluso dejó de besarme la espalda cuando me escuchó decir eso—
—¡Muy enserio!... pero él estaba muy borracho que ni se acuerda de eso pienso yo, y si se acuerda debe pensar que sólo fue un sueño.
—¡O más bien una pesadilla!... Tú jefe piensa que eres muy fea... —Los dos empezamos a reír— No sabe que eres una hermosa mujer deliciosa —Dijo mientras volvía a besar mi espalda—
—Sabes que me miró bailar en el Club... bueno en realidad vió a Esmeralda... la cual le gustó mucho porque quiso hablar con ella... ¡Si supiera que la mujer que se esconde debajo del antifaz y la peluca soy yo!.
—¿Y piensas darle la oportunidad de hablar contigo?. —Me preguntó—
—¡Sí!... Quiero hacerle pagar todas las humillaciones que me a hecho durante los tres años que he trabajado para él... ¡Pienso enamorarlo!... Voy hacer que se vuelva loco por Esmeralda y Jazmín Guzmán al mismo tiempo.
Alejandro Santillán me había humillado tantas veces que algunas había logrado bajar mi autoestima, pero esta era mi oportunidad de cobrarle todas esas humillaciones.
Al día siguiente preferí irme en taxi a mi trabajo... flaco se quedó aún dormido en mi departamento y sabía que ahí se estaría todo el día.
Cuando llegué a la oficina me puse hacer todo los pendientes, mi jefe llegó enseguida de mí, y me trató como siempre... y era peor que antes... ahora me gritaba hasta por el intercomunicador.
Cuando por fin se llegó el fin de semana me sentí libre de ese hombre bien dotado pero con un genio de los mil demonios.
El día viernes en el Club no lo miré... pero el que si fue a verme fué el Príncipe Javier de España... quien me llevó un hermoso vestido.
Ese príncipe era muy guapo lastima que era un Príncipe y yo no me miraba siendo una persona pública y reconocida por todo mundo... él era con el único con el que me sentaba a platicar y a tomar unos tragos.
Dijo que estaría todo el fin de semana en la ciudad y que me iría a ver los dos días que fuera a bailar... —Siempre pagaba una muy fuerte cantidad de dinero para que bailara en privado para él... Y a mi me depositaba también una muy buena cantidad.
El día sábado fue mi mejor noche, porque ese día si fue a verme bailar mi querido jefe... Cuando baile en su mesa le dije que pensé que no lo volvería a ver, pero lo hice con un acento francés para que no reconociera mi voz.
Después ya no lo miré porque de mi baile pasé el resto de la noche bailando en privado para el Príncipe.
—¡Quiero que me acompañes a una fiesta muy importante dentro de tres meses en mi próxima visita a este país!. —Me dijo el Príncipe mientras compartía con él una botella de champagne—
—Sabes muy bien que no salgo con los clientes —Le dije negándome—
—¡Es que yo ya no soy sólo un cliente de este Club Esmeralda!... ¡Al menos yo te considero mi amiga!.
—¡Pero eso no importa!.
—No me des una respuesta ahora, piénsalo, tiene tres meses para pensarlo... Si en tres meses sigues negándote a no aceptar mi invitación me mandas un mensaje pero debes hacerlo antes del 10 de mayo... porque si no lo haces voy a pensar que si aceptaste ir conmigo a esa fiesta e iré por ti a tu departamento.
Ese Príncipe había averiguado donde vivía, incluso él ya sabía cual era mi nombre verdadero y mi cara, pero nunca pedía que me quitará el antifaz, se conformaba con que lo escuchara para desahogarse por toda la presión que tenía en sus hombros por ser un Príncipe.
Esa noche el me llevó a mi departamento a pesar de que nunca lo invitaba a pasar... él se regresaría a España al día siguiente a medio día.
El día domingo yo no trabajaba en el Club y me la pase todo el día en mi departamento en pijama... ése era mi único día de descanso.
Las semana fueron pasando y mi jefe cada sábado iba a verme bailar a pesar de que no cruzaba palabra con él... en la oficina me seguía tratando mal pero iba a empezar a cobrarme todas esas humillaciones.
—Señor necesito que me autorice estos cheques para pagar todo el material. —Le dije cuando me encontraba en su oficina haciendo el inventario de fin de mes—
Siempre lo tenía que hacer en su oficina porque el iba firmando todos los cheques que le iba pasando.
—¿Jazmín me podrías ayudar con estas medidas?. —Me dijo cuando el se encontraba hablando por teléfono con uno de los ingenieros de la constructora.
Me pare a su lado, él se encontraba sentado detrás de su escritorio hablando por teléfono.
Estaba haciendo las medidas que me dijo y sentí que algo cayó en mis ojos a pesar de que tenía puestos esos enormes y horribles lentes.
Me los quité y me empecé a tallar mis ojos, pero lo que me cayó hacía que me lastimara y no podía abrirlos... ¡Me enderece tratando de limpiarlos
—¿Qué tiene? —Me preguntó al ver que me tallaba los ojos con una de mis manos—
—¡No sé!... Creo que algo me cayó en los ojos.
—Déjeme revisarle —Dijo poniéndose de pie... tuve que levantar mi cara para que me revisará ya que el era más alto que yo por varios centímetros—
Me agarró de mi rostro y me pidió que abriera mis ojos... yo los abrí.
—¡Creo que le cayó basura de las puntas de los lapiceros!.
Sentí que me echo aire con su boca hasta lograr sacar lo que fuera que traía dentro de mis ojitos.
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LA OBSESIÓN DE MI JEFE
Ngẫu nhiênUn millonario obsesionado de una bailarina, una secretaria viviendo una doble vida.