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[Chapter 14]

Saint le había estado evitando desde que Sammy y Yacht los encontraron en una situación comprometedora dentro de la sala de ensayos. Tras esperar que le explicara todo y darse cuenta que no iba a recibir respuestas de su parte decidió ir con la persona que estuvo a su lado en ese momento. Plan le mencionó que si quería alguna respuesta  sobre lo que había pasado en aquel entonces tenía que buscar a Mean.

Pasó horas sentado frente al mayor escuchando todo lo que ese chico que tanto ama sufrió y él no pudo hacer nada. Sentía rabia e impotencia de haber sido tan estúpido, tan inútil al no protegerle. Pero era un niño que apenas entraba al mundo de la actuación, pisaba por primera vez territorio desconocido, por lo que de haber podido hacer algo sería mínimo.

Un joven sin mucho poder. Sin apoyo familiar. Sin nadie más que ese chico que le protegió. Jamás quiso escucharle y esto lo hizo sentir aún más estúpido.

Rogó casi de rodillas a Mean para que le llevará a donde Saint vivía. Quería verlo y disculparse por haber sido tan tonto. Solo quería tenerlo cerca.

Una vez parado en la puerta sus manos se pusieron sudorosas y su cuerpo temblaba de nervios. No fue recibido por el chico que esperaba, sino por uno más pequeño de cabellos azabache que le miraba confundido.

— Creo que me dieron mal la dirección. — Dijo avergonzado —. Estaba buscando a Saint.

— Oh, él está… — Miró al interior con duda. Detrás apareció una persona que ya conocía —. Está buscando a Saint.

— Déjalo pasar, no hay problema. — Respondió Zee —. Quizá tú puedas darme respuestas, ya que Saint no quiere dármelas. No ha salido de su habitación y solo come lo que guarda dentro de su pequeña nevera allá dentro.

— No sé cómo responder. Hace poco dejó de asistir a los ensayos y nadie quiso decirme lo que pasaba. Estoy preocupado y quiero verlo.

Pruk asintió soltando un largo suspiro. De alguna forma sabía que el estado de su amigo tenía algo relacionado con el chico de piel almendra parado delante de él. Por primera vez en su cabeza había una disputa entre lo que debía hacer.

Podía dejar que Perth entrara a la habitación para hacer sentir mejor al chico de ojos miel, pero por otro lado podría causar una fuerte pelea y empeorar el estado de su amigo.

Finalmente, y luego de pensarlo mucho, le permitió a Tanapon entrar a la recámara.

Todo estaba oscuro, pero el menor podía ver con claridad un bulto en medio de la cama que se movía por las ligeras respiraciones. De inmediato pudo darse cuenta que estaba dormido de lo contrario quizá le habría gritado; o eso se imaginaba.

A pasos lentos se acercó a ese bulto acostándose a un lado, pudiendo ver desde su posición el rostro tranquilo del chico debajo de las sabanas. Tenía los ojos hinchados, la nariz roja y los labios ligeramente abultados en un puchero.