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[Chapter 36]

— ¿Ya se despertó? — Pregunta a la mujer que espera en la puerta.

— No. El médico dijo que ayer por la noche tuvo una convulsión. — Dice con apenas un hilo de voz.

— Lo siento mucho. Debí haberlo cuidado mejor. Quizá si lo hubiera empujado para que la bala no le diera a él... Si hubiera prestado más atención no estaría pasando por esto. Yo estaría en su lugar. 

— Perth, no es culpa tuya. También eres una víctima de esas personas. — Se acerca a pasos lentos hasta quedar delante del chico en la camilla —. Sé lo mucho que amas a mi hijo, y tu salud se vio afectada por todo esto. Has hecho mucho por él. 

— Lo siento, es solo que la posibilidad de seguir adelante sin él me aterra.

— Deja eso. En unas semanas nuestras vidas volverán a la normalidad y esto quedará como un simple mal recuerdo que nos dejó a todos un amargo sabor de boca.

Perth largó un suspiro dándole la razón a la madre de su amado. Esto sólo era parte de un mal momento que quedaría en el pasado. Volvería a estar con su chico tan pronto esté se encontrará mejor de salud. 

Un amago de sonrisa se hizo presente en la comisura de sus labios al sentir ese alivio de esperanza que le indicaba que las cosas estarían bien. Era demasiado optimista. 

— He traído algo de comer. — Su conversación es interrumpida por la voz de la señora Tanapon que entró a la habitación con una bandeja grande de comida en manos —. Me ha costado bastante que me dejaran entrar con todo esto. El doctor Prakan fue de gran ayuda.

— Él ha estado muy al pendiente de Saint, no deja que ningún otro médico se encargué de su salud. — Informa la señora Suppapong —. Sigue avergonzado por la negligencia de sus compañeros y no quiere ningún otro mal diagnóstico.

— Es bueno saber que no se volverá a repetir. No creo que mi corazón lo aguante esta vez.

— No pensemos más en ello. Será mejor que nos alimentemos bien, no queremos otro miembro de la familia en cama.