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[Chapter 15]

Tras aquella pregunta se quedó un poco aturdido mirando al chico debajo.

— ¿Eh? Si, si… Él sigue durmiendo.

— Cuando despierte asegúrate de que coma algo y salga a que le dé el aire. No importa si tienes que obligarlo. New y yo tenemos que irnos, ya es tarde para nuestra cita de trabajo. Lo dejó en tus manos, confió en ti. — Lo último tuvo que recalcarlo como advertencia.

— Descuida. Estará bien.

Esperaron unos minutos antes que se escuchara la puerta de entrada cerrarse y el silencio en el departamento se hiciera presente.

— Esto es un desastre. — Se lamentó con una pequeña risa.

— A mí me parece perfecto. — Le acompañó con una sonrisa —. Solo tenerte aquí lo hace especial.

— ¿Desde cuándo eres tan cursi? No recuerdo que fuera así.

— No era así, siempre fuiste tú quien decía ese tipo de cosas. Solo que ahora trato de compartir todo lo que no pude y de lo cual me arrepentí cuando ya no estábamos juntos. — Confesó —. Quiero ser más transparente con mis sentimientos a partir de ahora como lo has sido tú.

— Saint. ¿He dicho que te adoro? ¡Te adoro! — Comenzó a repartir besos por todo el rostro porcelana —. Seré una mejor persona para ti, quiero merecerte. Hay tantas cosas que quiero decir pero estoy tan malditamente apelmazado que no sé cómo hablar coherentemente.

El menor terminó con una carcajada que fue acompañada por su amante al instante. Sus labios se besaron nuevamente compartiendo una sonrisa de felicidad, mientras sus cuerpos se empujaban uno contra el otro en busca de contacto.

Al separarse del beso, Perth se incorporó en la cama sobre sus rodillas para alcanzar el condón y abrirlo con la yema de sus dedos ante la mirada atenta e intensa de Suppapong. Estaba tan ansioso que le era difícil colocarse el preservativo.

— Mierda… — Maldijo en voz baja.

Las manos de Saint apartaron las suyas y con lentitud lo deslizó por el falo pasando la lengua por sus labios al notar el pre semen. Vertió el lubricante desde la punta acariciando para esparcirlo por toda la extensión. Dejó el bote a un lado atrayendo el cuerpo almendra por la nuca para besarle con pasión.

Tanapon toma su pene posicionándolo en el estrecho agujero empujándose con suavidad percibiendo la calidez de las paredes anales a través del plástico. El mayor jadea sobre su boca soltando un gemido de satisfacción y le rodea la cadera con las piernas.

Luego de años pensando solo en su trabajo Saint había olvidado por completo la sensación de estar lleno de esa manera y la calidez del miembro de su chico en su interior. Se empujó hacia abajo atrayendo al menor con sus piernas para encontrarse a la mitad del espacio sacándole un gemido de satisfacción a ambos.