『𝔸𝕟𝕘𝕖𝕝 𝕖𝕪𝕖𝕤 』 ᴜꜱᴀʀɢ 🔞

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Argentina hizo un pequeño gesto de desagrado al ver que el estadounidense ya no se encontraba a la vista cuando se volvió a erguir ¿Se había hecho el lindo en vano? Que tristeza.

No le quiso dar importancia pero su omega dio unos suaves sollozos aniñados al sentirse rechazado por ese alfa. Aquí vamos de nuevo. Se contuvo de decirle que se callara, porque de verdad que muchas veces le cansaba el drama que podía hacer por cualquier pequeña cosa.

Se sentó en la cama para al menos intentar consolarlo un poco, ese chico iba a venir en cualquier momento y él de verdad necesitaba desestresarse, no podía permitirse tener que rechazar a alguien que le había gustado por el malestar de su omega interior.

"Está bien, tranquilo, todo estará bien"  Intentó calmarlo y repetirle que todo estaría bien, pero seguía insistiendo en que "su alpha" los había rechazado y que no había nada que pudiera hacer para mejorar esta situación.

Se tiró sobre su recién hecha cama para suspirar ya exasperado ¿Por qué estaba tan sensible su omega? ¿Acaso su celo se estará adelantando?

Argentina no era idiota, sabía que ese lindo y al parecer un poco torpe alpha era su aparente destinado, que su cuerpo e instinto le pedirían estar con él hasta al final ser marcado y amado por este por el resto de su vida. 

Si, bueno, no lo creía muy posible.

La verdad es que nunca había tenido una relación formal hasta el momento, muchos intentos de algo pero nada que terminara en una cosa mas seria. Aunque si había llegado a una conclusión un tanto cruda.

Luego del sexo todos perdían interés.

No estaba diciendo que se hayan acercado todos con esa sola intención, algunos de verdad pensaban estar interesados en estar con él de manera romántica, pero al final luego de acostarse perdían bastante del interés principal.

Es como si los atrajera de manera inconsciente pero luego de darles lo que querían se iban.

Suena un tanto triste pero era la verdad.

¿Quizás Usa sería una excepción? Tal vez, aunque la verdad es que no le sorprendería si no era así.

Sin que se diera cuenta su omega se había calmado bastante, ya estaba incluso bien preguntando sobre cuando vendría ese australiano a verlos. Sonrió, si, eso es exacto lo que quería escuchar.

Como si fuera magia la puerta fue tocada, haciéndolo casi saltar de la cama para arreglar bien su atuendo, había estado bastante para arreglarse como para que ahora se arrugue su ropa.

Bajó corriendo pero intentando no hacer mucho ruido, no quería sonar como un desesperado, aunque si lo piensa bien lo había conocido hace dos días y ya lo había invitado a su casa para acostarse. Bueno, puede que si se vea como un desesperado ya.

Abrió sin preguntar, error desde ya pero la emoción le ganó, bueno, se anotará de manera mental no hacer eso de nuevo. Aunque tampoco fue grande su equivocación porque del otro lado de la puerta no había nadie.

Salió y miró hacia ambos lados, sin encontrar a nadie. Maldijo por dentro y se volvió a meter, maldiciendo a quien sea que haya tocado la puerta.

No llegó ni a la siguiente habitación antes de volver a escuchar la puerta ser tocada.

Si volvía a no encontrar a nadie se iba a enojar.

Abrió de vuelta, encontrándose ahora si a un australiano con una mueca al parecer extrañada.

--Hola cariño--Se saludaron con un beso en la mejilla y lo dejó entrar, no sin antes mirar hacia afuera viendo que no estén las vecinas viendo. No va a mentir, si le da vergüenza que las vecinas sepan que mete chicos a su casa cuando su hermano no está. 

O peor, que se lo cuenten a su hermano.

--Hola ¿Cómo estás? ¿Quieres tomar algo?-- Australia pidió un vaso de agua y él con gusto lo fue a buscar, aprovechando el pequeño momento de silencio para hablar, sabía que en unos momentos no estaría en condiciones para preguntarle nada-- ¿Fuiste tú quien tocó y se fue? ¿Acaso querías jugar a las escondidas?--Preguntó risueño, intentando hacer más cómodo el ambiente.

--¿No?--El australiano también rio, acercándose a él aunque deteniéndose unos momentos, como si hubiera recordado algo. Se dio la vuelta, ahora con el vaso de agua en mano, encontrando su expresión extrañada antes de negar y terminar de acercarse.

Sintió unas manos acariciando su cintura por sobre la ropa, haciéndolo sonreír ya más feliz.

Su omega movía la cola, al parecer emocionado. Bueno, al menos ahora no estaba llorando.

--¿Quieres ir a mi cuarto?