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Esto no estaba pasando.

No, estaba enloqueciendo, eso era todo, no puede haber otra explicación. Quizás es sólo un sueño, si, su lobo lo estaba haciendo tener sueños húmedos por tener las feromonas de su supuesto destinado en la cama.

Por favor, daría tanto porque todo sea una pesadilla.

Pero no, ahí estaba, mirando a los ojos al omega más lindo que había visto en su vida mientras aún tiene pequeños temblores por el orgasmo que se había provocado a si mismo con esas pequeñas manos, las mismas manos delicadas que temblando se acercaron a la cortina de la ventana y, sin dejar de mirarlo, la cerró.

Argentina se acaba de venir, adelante suyo, mirándolo a los ojos.

El omega que se supone está destinado a estar con él toda su vida se acababa de masturbar con una camisa suya y todo a unos metros suyo.

¿Y él? Se siente morir.

Quiere vomitar.

Corrió hacia el baño y no supo si fueron los nervios, la culpa o el sentirse asqueroso por lo que acababa de hacer, pero sintió como su garganta quemaba por el bilis subiendo, su boca quedó con ese terrible sabor amargo y sus ojos dejaron caer lágrimas. No fue sólo el esfuerzo por vomitar, estaba llorando.

Él nunca llora, pero sabiendo que acaba de traicionar a Fil le es imposible no querer que la tierra lo trague por lo fuerte que le aprieta el corazón.

Le duele.

Porque se sentía muy bien.

Era una culpa enorme pero también sentía sus manos temblar de la emoción, de la excitación y de la maldita tentación de salir e ir a la casa de al lado, tocar la puerta y todo lo que se le es prohibido de ese precioso omega.

Colérico por ser una mala persona pero también demasiado feliz por ver una parte que no conocía de el chico de cabellos blancos ¿Que había hecho? ¿En qué se había convertido? ¿Cómo había llegado tan lejos sólo por esos preciosos ojos angelicales?

Es que su lobo estaba en el séptimo cielo, estaba más que encantado con esa escena, Argentina jadeando, mirándolo a los ojos dejándole saber que es él en quien piensa, la forma en la que sus largas piernas se apretaban, escondiéndole el tesoro bajo sus caderas. 

Su rostro, oh, su rostro había sido lo mejor. 

La forma en la que relamía sus labios color durazno y sus mejillas se enrojecían, como esos ojos de ángel habían quedado más que deseosos mientras lo miraba.

Como lo buscaba.

¿Cómo no sentirse eufórico cuando te miran con tanto deseo?

--No, por favor, no.

Podía fingir cuanto quisiera pero el deseo de esa piel no se iría sin más.

Esas feromonas lo llamaban. Y él, quisiera o no estaba cediendo.

Rogaba, pedía por favor, pero sabía que esto siquiera es opción de su lobo.

Argentina acababa de venirse delante suyo e inmediatamente cerrado la ventana. Sabe, se ve, que no quiere tener que hacer esto. ¿Se había avergonzado? ¿Se había arrepentido?

Sollozó cuando esa idea se le vino a la cabeza de la pura ira que le da saber que ese mismo enojo que crece dentro suyo es por eso, por los celos, por el dolor que imaginar a su supuesto y maldito omega destinado rechazándolo le causa.

Sintió las náuseas de su lazo de nuevo, su lobo tomando represalias.

Su erección punzó por debajo de la ropa.

Maldita sea.

--¿Estás bien, dulzura?

Argentina sacudió la cabeza al escuchar hablar a Australia debajo suyo. Lo miró a los ojos y como pudo sonrió, esperaba que no se diera cuenta de que en realidad no estaba bien del todo desde que se había mudado.

Usa, un alpha con pareja, lo había visto tocarse en la noche. Se habían mirado a los ojos y dado a entender entre los dos que sabían que estaban viéndose.

Una parte suya se apaga cuando lo ve, su parte racional quizás, porque cometía tantas estupideces, una atrás de la otra, sin parar, se convertía en un pequeño imbécil hambriento de atención. De su atención. No entendía, se enojaba, lo odiaba, lo adoraba y lo deseaba todo en un sólo segundo cuando lo ve, es como si su instinto no pudiera decidirse. 

Se negaba a él pero anhela ser visto por el torpe chico de cabellos rubios, se enojaba cuando lo rechazaba pero también lo entendía. Tiene pareja.

--Si, lo siento, estoy un poco cansado.

Australia era lindo, en serio le gusta hasta cierto punto. Quizás, si su lobo se lo permitiera, llegaría más lejos con él que sólo acostarse, además de que es muy dulce, lo trata de manera muy dulce. Australia estaba bien.

Y puede ser horrible lo que va a continuación, pero aunque no sean nada hacen cosas en público, se besan, se mantienen cerca o incluso se tratan por motes cariñosos. Australia podía hacerlo porque lo considera atractivo y no tiene problemas con no ser pareja pero tratarse así, no importa mucho cual es la razón por la que lo hace ya que está seguro de que no está confundiendo las cosas, no está enamorado de él. Argentina está seguro de que Australia no lo ama ni cree amarlo.

Pero entonces ¿Por qué Argentina se deja tratar así por Australia? ¿Por qué le sigue el juego?

Porque todos los días, cuando Australia lo saluda con un beso, cuando lo sienta en sus piernas y le dice lo lindo que se ve, Argentina ve de reojo como arde en silencio Troya.

Lo busca discreto con la mirada, finge no verlo pero cada que lo encuentra siempre está igual.

Usa está ardiendo en celos.

Y saber que, aunque sean celos, le provoca algo a Usa le emociona como nada.

Usa está celoso, por él.

Y eso es todo lo que necesita saber su lobo para no parar.




『𝔸𝕟𝕘𝕖𝕝 𝕖𝕪𝕖𝕤 』 ᴜꜱᴀʀɢ  🔞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora