--Usa, por favor ¿Qué sucede?
--Amor...
--No vuelvas a decirme que "nada" porque no me haz hablado en toda la semana y en serio me estoy preocupado.
Usa lo sabía, estaba siendo muy cruel al no explicarle las cosas a su novio pero es que ¿Cómo hacerlo?
¿Qué le diría? ¿Cómo?
"Encontré a mí destinado"
"Lo conoces, está con nosotros en el colegio, vive junto a mí casa"
"El fin de semana pasado se tocó con una camisa mía mientras yo lo veía"
"No puedo sacármelo de la cabeza"
Si, no es algo que diría precisamente.
Maldita sea, todo sería tan fácil si ese omega no fuera la persona más bonita que ha visto, si sus caderas no se contornearan al caminar y su cabello no se viera como la cosa más suave que ha visto. Si sus ojos no lo llamaran cada vez que se ven. Esos profundos ojos celestes, lo que daría por no sentir que se ahoga en ellos cada vez que los ve.
Pero por desgracia así era, no importa cuanto maldiga o ruegue, la idea de tocar a Argentina siempre lo perseguiría y lo derretiría hasta no dar más. Y era hora de buscar soluciones viables.
--Es que no sucede nada, lo siento, tienes razón, he estado ocupado toda la semana y no he podido hablarte, lo lamento si te hice preocupar.
Basta de "podemos ser amigos" de "podemos llevarnos bien sin necesidad de algo sexual" porque esto ya se les había ido de las manos. Ya no era una solución a probar.
No hablarle ni prestarle atención no era una opción, en definitiva. Lo había intentado y no daba resultados ni por asomo, era algo que ya estaba fuera de los planes. No era una alternativa. Y ni hablar sobre los malestares que si bien habían sido mucho más leves y no tan constantes como antes de lo de la ventana, aún persistían. Aún había consecuencias por vivir negando a su supuesto destinado.
--¿Me prometes que no pasa nada?
¿Qué quedaba entonces? No podía ignorarlo pero tampoco podían ser amigos.
¿Cuál era la otra opción?
¿Aceptarlo?
--Te lo prometo.
No. Claro que no.
--Está bien, confío en ti--Cada vez sin notarlo se volvía mejor en las mentiras, y eso era de preocupar. A veces sentía que de hecho Fil sabía todo, que fingía demencia y en cualquier momento le diría: Lo sé, lo sé todo, sé lo que haz hecho y todo lo que piensas, y a pesar de nuestros deseos de permanecer juntos no es posible--Pero si estás ocupado la próxima vez dime así no me preocupo en vano.
¿No era acaso esa una opción? ¿Decirle todo a Fil y ver que harían?
¿Debería pasar por eso su novio? ¿Escuchar que la persona que ama está destinado a estar con alguien más? ¿Era mejor eso a ser engañado?
--Está bien, lo siento.
Se dieron un pequeño beso junto a una sonrisa.
Usa está seguro de que sus mentiras se le rebalsan de la boca cada vez que lo besa, y si no es así Fil se las arregla para que sus labios le arrebaten todas las verdades, porque estuvo a punto de decirle todo.
Todo.
Pero, por suerte o por desgracia, luego lo sabría, algo interrumpió su inminente verborrea fatal.
O alguien más bien.
--¡Argentina!
Sin siquiera disimular un poco su pánico se dio la vuelta al escuchar el nombre, esperando no haber enloquecido y alucinar con el nombre del chico, aunque a estas alturas ya ni le sorprendería. No, ahí estaba, queriendo entrar en el salón sin ser detectado por la pareja pero fracasando en el intento pues Fil, si, su novio, lo había llamado al verle.
Argentina se quedó duro, había esperado poder pasar por detrás de Usa que estaba hablando con su novio la parecer y no tener que pasar la vergüenza de verlo a la cara, pero no, había sido detectado por el pobre chico de cabellos azules.
Le daba pena Fil, era dulce y parecía muy bueno, de hecho le agrada. Parece un muy buen chico. No quería meterse en su relación, no quería meterse en ninguna pero no es algo que haya elegido, no era su intención pero no puede controlarse a si mismo.
--Hola Fil--Se acercó al escuchar el llamado, sonriendo tan bien como pudo al sentir la mirada del rubio quemarle y la sonrisa de Fil siendo más que sincera. Oh, que vergüenza. Apretó los labios incómodo, probablemente Filipinas notaría la extraña tensión incómoda entre los dos destinados si no es que ya lo sabía todo.
¿Y si sabía lo de la ventana?
Tembló, si Fil lo sabía no podría volver a levantar los ojos del suelo de la vergüenza, no podría con eso. No quería que todos supieran que se había comportado como un verdadero hijo de perra que se mete en las relaciones.
Pero además, le daba ciertos celos el hecho de que su noche con el alpha sea de conocimiento ajeno. Había sido todo lo que recibiría de él, todo lo que podría tener, su único momento juntos a pesar de que no se hayan siquiera hablado, sentía como si contarlo le quitara intimidad.
Era suyo el momento, de ambos y de nadie más.
--¿Cómo haz estado? Me imagino que mudarse debe ser difícil pero por lo que veo te climatizas bastante bien.
--Bien, la clase está llena de gente agradable, incluido tú, claro.
Verdad a medias, no conocía a casi nadie ni les había hablado mucho, sólo unos saludos y preguntas como "¿De dónde vienes? ¿Por qué te cambiaste de colegio?" Pero si, eran agradables. No eran molestos tampoco.
--Eres muy amable, de hecho me preguntaba si querías ir el sábado a una fiesta con unos amigos.
--¡No!--Ambos miraron al único alpha allí, intrigados, uno más que otro. Había hablado bastante fuerte, casi interrumpiendo a Filipinas quien lo miró bastante extrañado de que sea tan grosero con el chico nuevo que parece tan dulce--No sabía que había una fiesta el sábado.
--Porque no tuve la oportunidad de comentarte--Casi se pudo notar un mal tono en la respuesta del chico de cabellos azules, aunque antes de analizarlo las miradas volvieron a él, expectantes ante su respuesta--Bueno Argentina ¿Qué dices? No te sientas obligado si no quieres.
No supo bien porqué pero volteó a ver a Usa antes de responder, sin saber que buscar, aunque lo único que encontró fue lo que ya sospechaba pero no quería hallar: Miedo.
En su mirada había tal miedo que incluso Argentina sintió ese pavor traspasarle. Era más que miedo, era terror.
Terror de que ambos hablaran. De que Fil hablara con él, que se entere todo.
Miedo de perderlo.
¿Tan asustado está de no poder estar con él?
¿Tan terrorífico era saber que él era su destinado? ¿Tan feo o desagradable era para temer tanto tener que estar con él?
Argentina siempre se consideró alguien impulsivo, en especial si está enojado, o si está tan dominado por su omega interior como estaba ahora. Así que sin siquiera pensar en si tenía algo que hacer el sábado o no, contestó:
--Claro, me encantaría.
ESTÁS LEYENDO
『𝔸𝕟𝕘𝕖𝕝 𝕖𝕪𝕖𝕤 』 ᴜꜱᴀʀɢ 🔞
Short StoryUsa siempre había sido muy recatado, pero esos ojos de ángel lo provocan al pasar. ° Usa x Argentina ° Omegaverse