27 * "Hilo Rojo del Destino"

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"Se dice que cuando nacemos, los ángeles atan en nuestro dedo meñique, un brillante hilo de color rojo que está unido a otra persona convirtiéndola a nuestra destinada o alma gemela, pero tal hilo es invisible a los ojos mortales.
Pueden pasar muchas vidas y no toparte con el otro final del hilo, pero en algunos casos... el encuentro se da y cuando eso sucede, dicen que es algo maravilloso, porque ambas personas se amaran incondicionalmente sin importar que".

Rubén pensaba en aquella vieja historia que su madre solía contarle una y otra vez.

"Eres un Omega fuerte cariño, debes soportar y pronto tu Alfa, tu destinado va a encontrarte".

Su vida de esclavitud había hecho que se olvidara de aquellas palabras por mucho tiempo, pero ahora, las recordaba con claridad, era extraño, mucho.

-¿Crees que al jefe le guste?- preguntó un Alfa a su lado, pasando su mano por la pierna de Rubén.

-¡No me toques gilipollas!- le gritó y a continuación recibió un golpe que le partió el labio inferior.

El otro Alfa reía- grítale a si a tu nuevo Alfa y no vivirás para contarlo-.

Si, su nuevo Alfa, pero no SU Alfa. Nunca sería su Alfa, sin duda su destinado no había nacido o ya habría muerto.
Lo llevaban en una gran camioneta negra, con sus muñecas atadas, su mirada estaba enfocada en su pequeño bolso, en las pocas cosas que tenía, en sus pocas pertenencias.

-¿Crees que ese viejo Alfa se dé cuenta si alguien probó primero a este Omega?- preguntó el Alfa que intentó tocarlo, mientras se relamía los labios.

La camioneta frenó bruscamente, haciendo que ambos Alfas cayeran hacia adelante mientras Rubén seguía asegurado con el cinturón que el primer Alfa que lo subió había abrochado.
La puerta se abrió de golpe, aquel Alfa que vio primero abrió la puerta.

-Tu- señaló al Alfa que no dejaba de asustar al menor- ve adelante- ordenó bajándole y subiendo él en su lugar tomando asiento al lado de Rubén- ¿Estás bien?- preguntó al omega quien sorprendido asintió- bien- asintió dirigiendo una mirada asesina al otro Alfa quien se encogió levemente de hombros- Lolito, conduce- ordenó mirando hacia adelante.

-Okey, ya nos vamos- respondió quien estaba en el asiento del copiloto en un inicio y ahora era el conductor designado.

A medio camino, aquel imponente Alfa de cabello azabache y sería mirada lo observó por un momento- deberías controlar tu olor, está rancio y no querrás presentarte así ante tu Alfa- le sugirió volviendo a cruzar sus brazos y piernas.

Rubén intentó controlarlo lo mejor posible, no quería dar una mala impresión a su nuevo amo. "No sientas, no sientas, no debes sentir nada" se repetía a sí mismo una y otra vez.
No sentir controlaba sus aromas, incluso el mismo olfateaba el aroma a fresas rancias. Pero no podía evitarlo del todo, no había reído en mucho, mucho tiempo.

Pasado unos veinte minutos en silencio el conductor "Lolito" habló- Auron estamos por llegar- informó.

-Muy bien-.

Lolito y Auron, Rubén memorizo sus rostros y nombres, era un Omega muy inteligente, atento y despierto, pero siempre se mantenía como un Omega tonto y mudo que sólo asentía ante las órdenes de los Alfas, tal y como le habían enseñado si acaso quería sobrevivir en ese mundo.

-No hables si el jefe no te habla- dijo Auron con seriedad- mantén la cabeza casi gacha, y no hagas contacto visual con él a no ser que el jefe busque eso- continuo- si tienes suerte, tu vida podría cambiar para bien, pequeño Omega- concluyó.

Rubegetta Month 2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora