Prefacio

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Oliva O'Brien/Hate you, love you


Maddison

Zapateo rítmicamente sin importarme los ojos curiosos del chofer sobre mi, el que algo se construya en la parte baja de mi estomago me hace bufar enojada «Jodida porquería», los latidos se me aceleran cuando diviso las grandes puertas del portón que le da la entrada a los metros cuadrados de la  familia James, y cuando por fin el auto se estaciona no permito que me abran las puertas y me dirijo adentro afanada. 

—¡Papá...!— Prácticamente chillo nada más me abren la puerta de la mansión, mi nana me mira de forma interrogante, pero la aparto soltando la mochila a un lado y dirigiéndome a las escaleras con el fin de llegar a su encuentro.

Ignoro al tío Nick cuando lo encuentro saliendo del despacho y abro las puertas sin tocar haciendo que sus ojos azules choquen con los míos.

—¿Por qué has hecho eso?— exigí saber lo suficientemente cabreada como para olvidarme de los modales que vivía profesando a cada nada. 

—¿A qué te refieres?—pregunta, y vuelca sus ojos nuevamente a los papeles que descansaban en su escritorio, ignorándome.

¡Aghssss! como odiaba que hiciera eso, y comencé a llamar lo suficientemente alto a mi madre para que su atención estuviera nuevamente en mi. 

—¡MAMÁ!—volví a gritar y solo cuando el sonido de sus tacones comenzaron a sonar en el pasillo deje de vociferar, y él de parecer tranquilo. 

—¿Qué pasa, cariño?— mi madre se asomó por el umbral de la puerta, y desafié a mi padre desde donde estaba y me acerque a mi madre haciéndome la mártir.  

—¿Sabes qué hizo tu esposo?— le pregunté señalándolo, mi padre se puso de pies y me advirtió con la mirada—. Hizo que expulsarán a Manuel solo porque iba a tener una cita conmigo.

 Me quejo, haciendo que mi madre abra los ojos escandalizada.

—Yo no...— Intenta decir, pero tarde, ya todos conocen las voz de Lauren Houston cuando está enfadada.

—¿Qué hiciste qué, Alexander?— Se cruza de brazos —¿Qué te dije ayer?— Le pregunta, y le sonrío con burla a espalda de mi madre. 

—Bebé, el tal Manuel era muy problemático— Le explica, mamá zapatea rítmicamente, papá da un paso atrás y levanta las manos en son de paz —Además no fue solo mi culpa— se justifica—. Lo encontraron fumando en la escuela. 

No me encojo bajo su mirada cuando se voltea y le sostengo la vista esperando la reprimida,

—Maddison Sofia James— empieza— ¿Qué te dije sobre ese tipo de chico?

—¿Qué tiene que fume?— inquiero —. Tiene una beca, sus notas no son malas y ahora tendrá que regresar a España. 

Los ojos negros de mamá se ponen brillosos y casi me siento mal por mí, pero voltea a ver a mi padre quien la observa dudoso y se intenta acercar, pero ella lo aparta. 

—No puedes hacer eso solo porque donas dinero a su escuela— regaña —Hoy mismo quiero que vayas hablar con su director y le den una oportunidad a su compañero— Papá abre la boca para hablar, pero calla al ver que continua —. Deja de meterte en la relaciones amorosa de tú hija— sigue—. Tiene 16 años, está en su etapa de madurar y conocer gente. 

PEQUEÑAS MENTIRAS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora