Babylon / SOS5
*FIGHT*
Matías.
Respiro hondo tratando de parar lo que me cala en los huesos y se mete en cada micropartícula de mi jodido pecho. El sentir sus muslos mojados alrededor de mi cintura me tenia respirando mal, separo su boca de la mía, y recargo su cuerpo de la pared mordiéndome los labios sintiendo el metal del piercing en la lengua.
Sus brazos se mantenían sujeto fuertemente a mi cuello como sin en cualquier momento me fuera a ir. Tiembla encima de mi consiguiendo que mis ojos la reparen. Aquellos ojos azules zafiros brillan de una forma tan irreal que se me antojo precioso.
Bajo mi vista a esos labios que hace rato me estaba comiendo, y sin poder evitarlo dejo un pequeño beso en ellos.
Una sonrisa se le escapa, y la pongo sobre sus pies intentando recuperar la cordura.
No, antes tengo que hacer las cosas bien.
—¿Pasa algo?—su voz me trae de vuelta y detallo como su cuerpo se veía apetecible en ese traje de baño verde, algunos mechones de su pelo se encontraban mojados cayéndole sobre los hombros y espalda haciéndola lucir tan bien —¿Qué significa lo que acaba de pasar?— Indaga entrelazando sus dedos nerviosa.
—¿El qué?—Me hago el estúpido. Dios, ni yo entendía porque carajos había hecho eso.
Claro que sabias... Me reclama aquella vocecita en mi cabeza, has querido hacer aquello desde que la viste caminar hacia ti luciendo tan bonita e ilusionada. Le doy la espalda intentando serenarme, pero evita que lo haga parándose frente a mi luciendo molesta.
—¿No lo sabes?— reclama —¿A qué estas jugando conmigo?— Exige saber, miro sus ojos apretando la mandíbula sin saber que contestar —No me vuelva a poner un dedo encima— Se da la vuelta con intención de ir a las duchas, pero el deseo absurdo de tenerla me impide dejarla a ir. —Suéltame.
—Te lo voy a explicar cuando lo arregle ¿vale?— Arruga las cejas y sin contenerme la atraigo a mi pecho rodeando su cuerpo con mis brazos. Era tan pequeña... Y quería que fuera tan mía.
—¿Está todo bien?— se preocupa.
Dejo ir el aire besándole el pelo y la separo de mi fijándome en esos pozos azules con los cuales no dejaba de fantasear desde que tenia ocho años.
—Lo está— la tranquilizo y asiente sin hacer preguntas, eso era una de las cosas que me cautivo de ella cuando aun era un niño, el autocontrol que tenia, aunque sabia que se moría por llenarme de pregunta —Anda ve a quitarte el olor a cloro de encima— me regala una sonrisa —Podemos salir cuando se acaben las clases hoy.— Sugiero, pero abre los ojos escandalizada retirando la mirada. —¿Qué pasa?
—Yo...— no me mira y la tomo de la barbilla sin el menor esfuerzo. —No puedo hoy.
Arrugo las cejas, y le acaricio las mejillas con mis dedos.
—¿Por qué?— parece susceptible a mi toque porque se aparta. —¿Qué ocurre?— me impaciento sin entender.
—Le prometí a Thomas ir con él a una librería.— suelta midiendo mi reacción.
«Ese hijo de puta», hago puños mis manos sintiendo que algo abrasador me toma el pecho. Jodidamente no lo soportaba, camine hacia ella consiguiendo que diera algunos pasos hacia atrás y chocara con los casilleros. No me baja la mirada y evito que huya cerrándole el paso con mis brazos.
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PEQUEÑAS MENTIRAS ©
Action"Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras." - William Shakespeare.