The chainsmokers, Coldplay/Something you like
*AMORES*
Matías.
El sonido de unos movimientos en mi escritorio me despertó, abrí un ojo aún sabiendo que el cuarto de encontraba en penumbras. Se me acelero todo cuando la vi despierta junto a mi escritorio, sosteniendo su tablet y apuntando algo de manera despreocupada en ella. Una sensación de satisfacción me embargo y me acomodé en la cabecera de la cama sin poder dejar de observarla.
«Es preciosa». Creo que ella misma no era consiente de lo jodidamente linda que era, aquel pelo negro rizo le caía como cascada sobre la espalda y cuello enmarcando ese bello rostro de nariz y boca pequeña, sus pequeñas pecas no eran tan visibles de lejos, pero aquellos diamantes azules que portaba de ojos tenían un brillo característico que resplandecía aún en la oscuridad.
El que mis labios musitaran un princesita cada que la veía era porque ante mis ojos era lo que parecía, tan elegante y pequeña... Luciendo y haciendo todo con gracia, y es que por más que trataba en perderla de vista, me es imposible no observarla.
Y es que como ahora, mis ojos la buscan sin perderse nada, y muestro los dientes en una sonrisa leve cuando me doy cuenta que se cambio de ropa y ahora lleva una sudadera azul de las mías con unos de los tantos pantalones de dormir que se compró en aquella tienda.
—El azul definitivamente es tu color— se sobresalta al escuchar mi voz y le sonrío divertido cuando nuestros chocan, —¿Qué haces?
Se levanta viéndose como un Minium con lo que trae puesto y me sonríe con algo de pena mientras se acerca con su tableta en las manos.
—Lamento haberte despertado.— se deja caer a mi lado y pone su mata de cabello en mi pecho mostrándome algunos números escritos en su pantalla —Estoy practicando para las olimpiadas de física.— Explica y sin entender nada de lo que tiene escrito le doy un beso en la coronilla aspirando su aroma.
—¿Qué hora es?— sigue apuntando cosas, y la dejo ser viendo impactado lo rápido que resuelve los ejercicios. —La seis — murmura sin mirarme y la tomo de la barbilla haciendo que nuestros ojos choquen.
—¿No tienes hambre, princesita?— le pregunto y el que me mire como lo hace es lo que me enardece por dentro. —¿Qué quieres comer?— le pregunto apartándola del dispositivo y dejándolo aun lado para luego subirla a horcajadas de mi.
—Y yo...
Sus nervios me hacen reír y la atraigo a mi pecho dejando un beso en su frente.
—No cenaste nada ayer — le recuerdo y blanquea los ojos resoplando en mi rostro.
—Lo se, pero estabas muy cansado y no quise...— mis cejas se arruga y ella para viéndose culpable.
—Por eso no quisiste comer.— la aparto y me levanto en silencio yendo hacia al baño con ella detrás.
No le devuelvo la mirada a través del espejo y me centro en poner la pasta dental sobre el cepillo de dientes y llevarlo a mi boca, el enojo no me permite comprenderla, y es que estoy más molesto conmigo mismo por no notarlo, que con ella por hacerlo, y es que no había cambiado nada; ya que seguía haciendo cosas por mi que desde luego la van a llevar a ponerse en peligro algún día.
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PEQUEÑAS MENTIRAS ©
Action"Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras." - William Shakespeare.