Gravity / Coldplay
*Instante, parte II*
Matías.
Los recuerdos absurdos me golpean la cabeza y respiro hondo tratando de calmarme, no tenía porque importarme esta mierda.
Traigo al presente al niño triste que anhelaba un poco de atención de su parte, y me veo de doce años escribiendo un monto de cartas que nunca tuvieron respuestas, me veo enojado en mi habitación sin querer comer y endurezco la mandíbula trayecto al presente lo último que sus labios musitan.
«Lo bueno es que no sabes quien soy».
Reparo como todos están en silencio intentando escuchar lo que pasaba entre los dos, y mi vista se clava en esos pozos azules que me retan a decir lo contario de lo que afirmaba.
Odiaba que creyera que seguía siendo el mismo niño estúpido de antes, y fijé mi vista en la capitana de porrista que tenía un poco de sopa que ella le derramó cuando puso con brusquedad la bandeja sobre la mesa; así que no me detuve a pensar cuando tomé la servilleta de papel que estaba cerca de la bandeja, y me acerque de nuevo a Emily levantándola y quitándole con cuidado los residuos de sopa que le había caído en el uniforme.
Los estudiantes quitaron la vista de la presidenta ejemplar que me miraba como si le hubiese dando un puñetazo y tiré la servilleta de papel nuevamente hablando lo suficientemente alto como para que lo que estaba en la mesa y lejos de está escucharan.
—¿Podrías tener más cuidado?— Volvió sus manos puños y me tense donde estaba cuando el chico rubio que siempre estaba a su lado se acercó y puso una de sus manos en su hombro.
¿Quién era ese y por qué tenían tanta confianza? Los ojos de ella se desviaron de los míos poniendo su atención en él.
—¿Estas bien?
Asiente sin decir nada, se separa de su agarre y sale de la cafetería sin volver a dirigirme la mirada.
[...]
—¿Qué fue todo eso?— me pregunta el gilipollas que tengo por capitán.
Lo ignoré poniéndome la camiseta azul del equipo y me frena cuando iba a salir de los vestuarios.
—Quizás no lo sepas, pero a la chica que trataste como mierda hace un rato en la presidenta de la clase — sigue como si me importará, y sus amigos se ponen a sus espalda escuchando lo que dice —No tenias porque tratarla así—, continua—. Seguro lo que le hizo a Emily no fue a propósito.
Algunos respaldan lo que dice y me le acerco colérico.
—¿Te gusta?— Da un paso atrás y me mira confundido.
—¿Quién?
—Maddison— Lo miro de manera inquisitiva y vuelvo a preguntar —¿Ella te gusta?
—¡Por supuesto que le gusta!—Responde Ignacio por él, haciendo que la punzada en mi estomago toe fuerza —El problema es que la presidenta nunca le ha dado alas...—Se ríe junto a los del equipo y no quito la vista de Thomas que ahora parece avergonzado.
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PEQUEÑAS MENTIRAS ©
Action"Tan imposible es avivar la lumbre con nieve, como apagar el fuego del amor con palabras." - William Shakespeare.