Capítulo 5

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The Kid Larol, Justin Bieber/Stay 

*NUESTRO*



Maddison.

«Cuando nuestros recuerdos son nuestra peor arma, es mejor dejar de utilizarlos». Nunca entendí esa frase que mi madre profesaba cada que le lloraba por él, siempre creí que lo decía con la intensión de hacerme ver que si él no me hablaba era porque él había decido dejar de hacerlo. Jamás le preste atención aquello, mi corazón decía que él no era capaz de lastimarme, ya que él jamás soporto verme triste.

Habían pasado siete largos años para que lo volviese a ver en persona, y solo bastaron unos minutos de su parte para volverme escombros. 

Estaba cansada, me dolía lo que hacia, y odiaba que mi pecho me recordara quien habíamos sido juntos, lo intenté, no funcionó, era hora de que me rindiera, y que empezase a ver mas por mi. 

Él no tenia ni la más mínima intensión de ser el amigo que había estado ahí para mi durante años, su actitud me demostraba que no me había olvidado, pero que intentaba a toda costa hacerlo, sin embargo no entendía que hacia ahí, frente a mi familia y frente a mi, mirándome como si quisiera explicarme tantas cosas.

No solo yo me había quedado impactada viéndole, el tío Nick, Andrea su esposa, y mi primo lo miraban como si fuese alguna broma, por otro lado  mi padre lo miraba como si quiera arrancarle el cuello, mamá lo miraba con la sonrisa amable que siempre le daba a todos y el abuelo... Bueno, él obviamente era quien lo había traído, su sonrisa divertida lo confirmaba. 

—¿Cariño no vas a saludar a tu abuelo?— la voz de mi madre nos saca del silencio incomodo que se había formado, y con el corazón latiéndome a mil, me levante de la mesa y le di un corto abrazo, pero para el abuelo Houston no fue suficiente, y termino halándome las mejillas y haciendo mofletes como cuando era niña consiguiendo que me avergonzara.

—¡Que linda esta, muñequita!— se echa hacía atras dándome un repaso y me vuele abrazar—. Ya entiendo la razón porque Matías ha decido volver—. mis hombros se tensa, y él ríe levemente cuando papá se pone de pie con brusquedad y su silla cae al piso—¿Por qué no los veo abrazándose como cuando eran pequeños?

Su pregunta me inquieta y busco la mirada de Matías, pero sus ojos ya están puestos en mi.

—Houston...— advierte papá, pero mamá lo calla mirándole y acercándose a Matías dándole un corto abrazo que lo toma por sorpresa.  

—¿Cómo estas, cariño?— él consigue devolverle el abrazo a duras penas y en el proceso me mira.

—He estado mejor— logra decir cuando se separan dándome un repaso.

Tío Nick y Andrea lo saludan desde donde están y mi primo solo lo ignora.

—Espero que no les moleste que haya invitado a Matías a cenar con nosotros— Habla el abuelo y papá lo interrumpe guiando a mi madre a su puesto y sentándose en la cabecera de la mesa absorbiendo el vino que antes había pedido traer.

—Tal vez si hubiese sido en tu casa no molestaría...— la leve risa que deja escapar Matías me deja sin aliento y a los presentes incomodos. 

—Con todo respecto señor James, jamás acepte esa cena— papá se le acerca y me pongo entre ambos cuando presiento sus intenciones—. Vine hablar con Maddison— sigue —Vamos—. me toma de la mano y abro los ojos sorprendida sin creer que haya dicho eso.

PEQUEÑAS MENTIRAS ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora