Si te vas a ir, entonces vete.
Si me necesitas, hazmelo saber.
Ámame o simplemente déjame ir.
This Love- Camila cabelloMaratón (2/3)
Nicole
Dos meses después...
-¡Nicole!
Enterré la cara en la almohada al escuchar la voz de mi abuela, sentí que la sábana que me cubría era removida, gruñí y me levanté de la cama.
-¡Abuela es sábado!- dije en voz alta y ella me golpeó la cabeza con una almohada.
-No seas floja, son las doce del día, ambas levántense o vendré con una cubeta de agua- dijo señalando a mi hermana y a mí.
La miré con mala cara, ella me sacó la lengua y salió de la habitación.
Escuché una protesta por parte de Ana quien dormía en la otra cama, desde que nos habíamos mudado a casa de la abuela había tenido que comenzar a compartir habitación de nuevo, extrañaba mucho mi antigua habitación pero debía adaptarme a las circunstancias económicas que estaba pasando mi familia.
Me levanté y cambié mi ropa por algo más fresco, el calor se había asentado desde hace semanas y las sudaderas y pantalones habían sido sustituidos por tops y shorts.
Cuando bajé a la cocina pude ver que mi abuela nos estaba preparando el almuerzo, mi papá estaba sentado en la mesa mientras tomaba una taza de café y mamá estaba en el cuarto de lavado.
-Buenos días- saludé y mi papá me miró con una ceja enarcada.
-Buenas tardes querrás decir- dijo y puse los ojos en blanco.
Minutos después bajaron Ana y Dylan, este último se sentó a mi lado, le revolví el cabello con la mano y él comenzó a reír.
Nuestro almuerzo paso sin interrupciones, cuando todos terminamos mi abuela pidió que por favor la acompañara a comprar unos productos para la casa.
Cuando ambas estábamos en el supermercado pude ver que mi abuela se debatía en elegir los tomates, cuando pasamos a la caja pude ver la mirada de un hombre.
Era alto, debía medir casi un metro ochenta y su cabello era castaño oscuro, tenía barba y sus brazos estaban marcados pude notar que tenía dos pequeños tatuajes en los dedos que no podía distinguir y nos miraba a mi abuela y a mí directamente.
Evité su mirada y al pasar junto a él pude ver que realmente nos estaba mirando a nosotras, algo incómoda me debatí en decirle a mi abuela pero cuando salimos el hombre no nos siguió.
Aliviada comencé a ayudar a mi abuela a guardar las cosas dentro del auto, ella comenzó a manejar y pude notar que no íbamos hacia nuestra casa.
-¿A dónde vamos?- pregunté.
-Iremos al cementerio si no te molesta, me gustaría cambiarle las flores a tu tía- dijo y yo asentí con la cabeza.
Mi abuela venía una vez a la semana al cementerio, pues le gustaba comprarle flores a mi tía y cambiárselas a menudo.
Cuando paró el coche frente al cementerio ambas nos bajamos y caminamos hacia la florería que había cerca.
Me dejó escoger las flores, elegí unas orquídeas blancas, cuando la señora nos entregó el ramo entramos en el cementerio y seguí a mi abuela, cuando llegamos me agache y tomé las flores ya algo marchitas y puse las orquídeas en su lugar.
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𝐸𝑝𝑖𝑓𝑎𝑛𝑖𝑎 𝑬𝒑𝒊𝒑𝒉𝒂𝒏𝒚
Teen Fiction¿Alguna vez se preguntaron si tenían una vida normal? Yo sí, mi vida era de lo más normal y sencilla, tenía una buena familia, no éramos ricos pero gracias a Dios jamás falto comida en la mesa y no tenía la necesidad de trabajar. Tenía un buen novi...