Prólogo

200 16 5
                                    

Cuando entró a aquella herboristería de Chinatown, lo cierto es que Olivia solo esperaba refugiarse un poco de aquella tormenta que se había desatado de pronto. Se sacudió el pelo y trató de peinarselo un poco con la mano. Estaba empapada. Miró su abrigo, ni siquiera era el adecuado para aquel tiempo. Con lo soleado que había amanecido el día. Maldijo en voz alta sin darse cuenta. Entre que se había quedado hasta un poco tarde en la escuela y aquella tormenta, ya llegaba tarde.

Sacó su móvil y envió un mensaje a Mark, su novio, para avisarle, y que el pudiera avisar a Neal y Tamara. Seguramente ya estarían los tres juntos. Los cuatro eran buenos amigos, y a menudo quedaban en una especie de cita doble. Tamara era la más nueva en el grupo. Neal la había conocido apenas un año atrás. Sin embargo, ya se habían prometido. A decir verdad, Olivia estaba un poco preocupada de que se estuvieran precipitando, Neal era su mejor amigo, como su hermano, desde hacia cuatro años. Aunque Tamara parecía agradable. Pero ella llevaba casi dos años con Mark y ni siquiera habían pensado nunca en boda.

Guardó su móvil de nuevo, y entonces, sintió algo raro. Una sensación de que la observaban. Miró alrededor y vio al dependiente de la tienda. Un hombre asiático, mayor, de pelo y barba canosos. Vestía una especie de túnica roja. Era quien la miraba, sin duda. No le quitaba ojo de encima. Tampoco había nadie más en la tienda. Su expresión era difícil de descifrar.

Olivia dudó un poco, incómoda, y por un momento, pensó que quizá era mejor salir de la tienda aun con la tormenta. Lo descartó ante el sonoro trueno que se oyó justo en ese momento. Olivia hasta dio un respingo del susto. La cosa parecía ir a peor. Y salir no parecía la mejor opción. Miró de nuevo al dependiente. A paso lento, se acercó al mostrador.

—Hola, Olivia Ember —fue el quién habló primero

Olivia no pudo evitar quedarse con la boca ligeramente abierta por la sorpresa tardando unos segundos de más en contestar.

—¿C-como sabe mi nombre? —preguntó confundida.

—Se quien eres, Olivia —asintió aquel anciano—, y se el poder que albergas en tu interior.

—¿Perdone? —dijo perpleja Olivia

—Tu eres la última que queda —dijo el anciano—, la única capaz de usar la poca magia que queda en este mundo con todo su potencial

—¿Magia? ¿Me está hablando de magia? —preguntó Olivia confundida—. Está usted loco

—Es normal que pienses así, es tan escasa la magia en este mundo que ha quedado reducida a los cuentos y leyendas —dijo el anciano—, pero presiento que pronto comprenderás mis palabras

Olivia no contestó más. Miraba a aquel anciano con el ceño fruncido, perpleja ante lo que decía. No entendía nada, no sabía como el conocía su nombre. Pero, tenía algo claro. Estaba loco, y estar allí le empezaba a producir escalofríos, una mala sensación. La situación se volvió muy incómoda en un momento. Podía oír la fuerte tormenta que aun seguía fuera, pero eso fue lo que menos le importó en aquellos momentos. Solo quería salir de allí, alejarse de ese hombre.

Ninfa | 𝙤𝙣𝙘𝙚 𝙪𝙥𝙤𝙣 𝙖 𝙩𝙞𝙢𝙚.​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora