La historia de las ninfas arbóreas

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Neal había decidido salir a dar una vuelta por Nueva York con su hijo, su padre y Emma. Quería conocer a su hijo, pasar tiempo con él. Pero, Olivia tenía claro que necesitaba respuestas y no lo iba a dejar irse tan fácilmente. Así que cogió a su mejor amigo del brazo con fuerza y lo llevó hasta la habitación contigua del apartamento, sin importarle dejar esperando a los otros tres en la puerta.

—¿Qué demonios está pasando, Neal? —le espetó sin poder contenerse

Neal dudó unos segundos antes de contestar sobre que iba a decir.

—Es... complicado.

—Complicado —repitió Olivia escéptica—. A ver, resulta que ha venido tu padre, con la que parece ser tu ex con la que tienes un hijo que no sabías... Hasta ahí, vale. Es asunto tuyo, no me voy a meter en tu drama familiar. Pero no es lo único que he oído.

—¿Lo has oído todo? —dijo Neal con preocupación

—Escuchar como tu padre te dice que puede hacer que vuelvas a tener catorce años llama la atención, ¿sabes? —dijo Olivia

—Oh, eso es...

—Por favor, nada de excusas —dijo Olivia. Estaba ya demasiado confundida y alterada como para que encima le mintieran.

—No me creerías si te digo la verdad —dijo Neal

—Dime que no tiene que ver con la magia —dijo Olivia

—Ah... No te lo diré —dijo Neal encogiéndose de hombros. Una media sonrisa se asomó por su rostro con cierta diversión, tratando de animar a su amiga.

—Que gracioso —dijo Olivia tratando de no sonreír. Fue entonces cuando supo que tenía que hacer—. ¿Sabes? Da igual. Creo... creo que voy a ir a Chinatown. Ese hombre parecía un loco, pero puede que sepa algo.

—¿A Chinatown? ¿Qué hombre? —preguntó Neal. Ahora estaba confundido él.

—Hay un tipo en una tienda —dijo Olivia—. Hace como un mes, ya sabes, cuando llegué tarde a nuestra quedada, me refugié en su tienda un momento de la tormenta. Empezó a decirme cosas como el poder que tenía en mi interior o como la magia en este mundo casi había quedado reducida solo a cuentos y leyendas...

—¿Qué? —dijo Neal

—Si, ya, suena a locura —dijo Olivia

—No, eso es imposible —dijo Neal sin pensar—. Se supone que en este mundo no hay magia, por eso vine aquí.

—¿Perdón? —De nuevo, era Olivia la confundida.

Neal abrió la boca, dándose cuenta de lo que había dicho. A los segundos la cerró sin saber muy bien como explicarlo. Olivia suspiró

—Mira, como he dicho, da igual, tu vete con tu hijo, disfruta —dijo

—¿Estás segura? —dijo Neal

—Si, vete —insistió Olivia. Con una sonrisa, lo empujó fuera de la habitación.

Así que la pequeña familia se fue dejando sola a Olivia en el apartamento de su mejor amigo, otra vez. Pero está vez no se quedó allí. Aunque no estaba nada convencida de la idea, algo no dejaba de molestarla y sentía que tenía que ir a Chinatown. Necesitaba hablar con ese hombre otra vez, Sentía que debía hacerlo. El caso es que no sabría explicarlo muy bien.

Las calles de Nueva York como siempre estaban llenas de gente. En lugar de coger el metro como habitualmente hacía, decidió pedir un taxi. Costaría más, pero llegaría más rápido. El coche la dejó casi enfrente de la tienda. Pagó rápidamente y bajó del taxi, pero entonces se detuvo mientras el coche se iba. Estaba algo nerviosa. Ni siquiera sabía que iba a decirle a aquel hombre.

Ninfa | 𝙤𝙣𝙘𝙚 𝙪𝙥𝙤𝙣 𝙖 𝙩𝙞𝙢𝙚.​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora