Los secretos de la biblioteca de Nueva York

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La sala de libros raros de la biblioteca de Nueva York estaba vacía. Mientras la bibliotecaria la guiaba explicó que casi nadie solía pedir visitar esa sala. La mujer la dejó allí antes de volver a sus cosas. Definitivamente nadie había pisado esa sala en mucho tiempo. Las mesas, las sillas, los libros... todo estaba recubierto por una fina capa de polvo. Había también unas vitrinas repletas de distintos objetos de distintas formas, como una especie de cáliz oscuro.

Un escalofrío recorrió la espalda de Olivia. Se acercó a las vitrinas. El cristal le impedía coger nada, y no tenía la llave —aunque si lo quisiera, eso no sería un impedimento con magia—. Pero apoyó la mano sobre el cristal. Incluso así podía sentir la magia que emanaban aquellos objetos. Era increíble. Objetos mágicos en la biblioteca de Nueva York, ¿quién lo habría pensado? Bueno, tampoco pensó nunca que allí pudiera haber libros mágicos hasta que Neal se lo dijo.

Fue hacía una de las estanterías repletas de libros. Pasó las manos por el lomo de varios de los libros, leyendo los títulos. Algunos hasta estaban en idiomas que no reconocía. Y entonces los vio. El lomo de uno de los libros se le hacía muy familiar. Lo sacó y trató de quitarle el polvo de encima. No. Era imposible. Era el libro de Henry. ¿Cómo podía ser? Y no era el único. En el mismo estante, había unos cuantos libros idénticos.

Apoyó el que había cogido sobre la mesa, levantando el polvo. Lo abrió y comenzó a pasar las páginas. No era totalmente igual. Los cuentos eran diferentes. Cogió otro y ojeó también las páginas. Los libros se acumularon sobre la mesa. Todos tenían cuentos distintos. Unos estaban basados en cuentos infantiles como los del libro de Henry, otros no tanto. Había reconocido historias como la de El conde de montecristo, Los tres mosqueteros... hasta esa historia española de Don Quijote. Quizá... quizá cada libro representase un mundo distinto. Olivia estaba sorprendida. ¿Realmente todos aquellos personajes eran reales?

Pero fue una historia la que más captó su atención. Contaba la historia de una ninfa arbórea llamada Gothel. ¿No se llamaba así la villana de la película de Rapunzel que Disney había sacado hace nada? La historia empezaba hablando de las ninfas arbóreas y de su historia. Se parecía mucho a lo que el Dragón le había contado, a la historia de su abuela. Siendo las arboledas donde vivían el origen de la magia de ese mundo, si que parecían una especie de guardianas de la magia. También constaba aquello de que su especialidad era la magia de la naturaleza. Olivia se acordó de como había devuelto a la vida a las plantas de su apartamento.

Luego la historia se centraba más en aquella ninfa, Gothel. Su historia parecía un poco la de la Sirenita, aunque no tenía un final tan feliz. Al parecer Gothel era una ninfa arbórea con mucha curiosidad por el mundo humano. El día que finalmente se atrevió a internarse más entre los humanos, unas jóvenes la descubrieron y fueron amables con ella. Hasta la invitaron a una fiesta. Pero la ninfa no imaginaba que todo era un ardiz para descubrir donde estaban las arboledas y destruirlas, acabando así con la magia (aunque no del todo, al parecer, pensó Olivia). La historia terminaba con Gothel viajando a un mundo nuevo donde podría reunir una nueva familia con la que vengarse, no antes de destruir todo el mundo aunque afirmando que se reconstruiría y los humanos volverían.

Olivia suspiró negando con la cabeza. Era una historia triste. No podía creerse que alguien pudiera haber hecho eso. Pasó las páginas corriendo, pero no había nada más de la historia. Pero el Dragón había dicho que una ninfa había sobrevivido. Su antepasada. Pero no había ninguna mención a eso. Quizá... quizá esa parte de la historia tenía que quedar oculta por alguna razón. Tenía que volver a esa tienda a preguntarle al hombre.

Pero aquella tarde la pasó allí, en la biblioteca. Por fin tenía una historia más completa de porque ella era así, pero no todo. Seguía sin saber nada sobre aquella especie de profecía que su abuela había mencionado, sobre que algún día alguien llegaría para cambiar las cosas y restaurar la magia. No sabía siquiera si era real o si lo era, si se refería a ella y tenía algo que ver con todo eso. Además, había muchos más libros en aquella sala. Muchos relacionados con la magia, y cada uno tratando un aspecto distinto de esta.

Eran libros parecidos a los que había leído en Storybrooke, pero al mismo tiempo tenían algo diferente. Los libros se acumularon sobre las mesas. Incluso tomó algunas notas. Ni siquiera se dio cuenta de que el tiempo pasaba hasta su móvil sonó de pronto. Olivia dio un respingo y cogió su móvil

—Mierda... —murmuró

Lo había olvidado por completo. Había quedado con Walsh. Se llevó las manos a la cara y miró todo lo que tenía delante. No quería dejar de leer, pero no podía quedarse siempre en aquella sala. Así que recogió los libros en sus respectivos estantes. Casi todos. Guardó un par para sacarlos de la biblioteca. Cogió su bolso y se apresuró a salir de la sala.

Después de varios encuentros "casuales" en el parque, aquella era la primera cita que tenía con Walsh. Olivia tenía que admitir que estaba algo nerviosa. Hacia mucho que no tenía una primera cita. No quería ir demasiado formal, así que se puso unos pantalones vaqueros y una blusa blanca. Luego se apresuró a ir a la entrada del parque, donde habían quedado y donde Walsh ya la esperaba.

Fue una cita agradable, pensó Olivia. Se lo había pasado bien. Incluso en los últimos meses con Mark, las citas ya no eran lo mismo que al principio. Pero con Walsh... realmente lo había sentido especial por primera vez en mucho tiempo. Al final Walsh insistió en acompañarla a su apartamento.

Olivia y Walsh caminaron por las calles iluminadas de la ciudad, las luces de los edificios y los escaparates reflejaban en el pavimento húmedo por la reciente lluvia. El aire fresco de la noche era un alivio después del calor del restaurante donde habían cenado. Walsh la acompañó hasta la entrada de su edificio, y cuando llegaron, se giró hacia ella con una sonrisa encantadora.

—Gracias por acompañarme —dijo Olivia, rompiendo el silencio cómodo que se había establecido entre ellos. Su voz estaba llena de gratitud y una ligera emoción.

—Me alegro de haber pasado la noche contigo, Olivia. Eres... —Hizo una pausa, buscando las palabras adecuadas—. Eres una persona increíble.

Olivia sonrió ampliamente, sintiendo que sus palabras tocaban una parte de ella que había estado en espera.

Walsh dio un paso más cerca, sus ojos fijos en los de Olivia mientras su mano se levantaba para acariciar su mejilla. Con un gesto suave, se inclinó y la besó brevemente en los labios. El beso fue corto pero dulce, dejando una sensación de calidez y conexión.

Olivia se sorprendió por la ternura del beso, sintiendo una oleada de felicidad y emoción. Cuando Walsh se apartó, sus ojos reflejaban la misma sensación.

—Espero que podamos hacer esto de nuevo pronto —dijo Walsh, con una sonrisa llena de promesa.

—Yo también lo espero —respondió Olivia, su voz suave y llena de afecto.

Se despidieron con una sonrisa y un último intercambio de miradas que prometía más. Mientras Olivia entraba en el vestíbulo de su edificio, sintió un suave cosquilleo de esperanza y alegría. La noche había sido un hermoso respiro en medio de los desafíos que enfrentaba.

Una vez dentro de su apartamento, Olivia se apoyó contra la puerta y cerró los ojos, dejando que la calidez del momento con Walsh envolviera su corazón. Aunque los misterios y las preguntas aún la rodeaban, el recuerdo del beso y la conexión con Walsh le ofrecían un pequeño respiro de alegría y esperanza.

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⏰ Última actualización: Sep 18 ⏰

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Ninfa | 𝙤𝙣𝙘𝙚 𝙪𝙥𝙤𝙣 𝙖 𝙩𝙞𝙢𝙚.​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora