El plan de Greg y Tamara

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Lo último que recordaba Olivia fue que Emma le dijera que Regina, la alcaldesa, reina malvada o lo que fuera, había desaparecido, justo después de que creyeran que ella había robado unas judías mágicas y que empezaba a sospechar que podría ser también obra de Tamara y su amigo. Luego, todo estaba confuso. No estaba segura de cuando todo se quedó negro, pero la cabeza le dolía terriblemente y se sentía mareada. No sabía donde estaba, pero había un extraño olor a pescado y hacía frio.

Estaba sentada, eso podía sentirlo, pero apenas podía moverse. Sus manos las tenía detrás de la espalda atadas. De todas formas, aunque no hubiera estado atada, se sentía demasiado mal como para moverse. Su cabeza cabeceo, inclinada hacia delante, casi colgando de su cuello. Gimió levemente y casi como si fuera un gran esfuerzo, consiguió abrir los ojos. Estaba en una pequeña habitación con un par de pequeñas ventanas y otra más que daba a la habitación de al lado. Pero lo más curioso de todo era esa mujer, Regina, tumbada y atada sobre una camilla mientras ese hombre, Greg, trataba de sacarle información ¿sobre su padre? Otro gemido leve salió de sus labios, aun estaba un poco mareada.

—Vaya, me alegro de que hayas despertado al fin —Tamara entró en ese preciso momento a la habitación

—¿Q-qué? —dijo Olivia con un hilo de voz—. Tamara... ¿qué estás haciendo? ¿qué hago aquí?

Tamara ignoró su pregunta y en su lugar se dirigió al hombre.

—Ya está —dijo

—¿Se lo han tragado? —preguntó Mendell

—Emma y Neal creen que me he ido a correr a la playa —dijo Tamara con suficiencia—. ¿Cómo vamos con nuestra reina?

Olivia bajó la mirada para que no pudieran ver su expresión. Estaba aliviada de que Tamara se tragara que ellos dos aun no sabían nada. Había estado un poco preocupada, sabía que Tamara era inteligente, pero no había tenido razón para ello. No pudo evitar sonreír para sus adentros, aunque todavía se preguntaba que hacía ella allí, o Regina.

—Digamos que no está muy dispuesta a colaborar, pero... —decía Mendell mientras hacía algo en una maquina—, va a entrar en razón, ¿eh, Regina?

El hombre presionó un botón rojo y Regina gimió de dolor retorciéndose en la mesa. Olivia hizo una mueca al ver la escena. Era horrible. Pero ella tenía magia, no entendía porque no la usaba. Trató de concentrarse en la suya propia, quizá podría desatarse o algo, pero nada.

—No tenéis ni la menor idea de con quien os la jugáis —dijo Regina

—Tu si que no tienes ni la menor idea de con quien te la juegas —apuntó Mendell

Regina rió con cierto sarcasmo

—¿Con un par de bufones de bufones incompetentes que se dedican a robar magia? —dijo Regina

Tamara se rio

—Así que eso piensas, ¿para eso crees que hemos venido?

—No hemos venido a robar magia —dijo Mendell—, si no a destruirla

Olivia frunció el ceño ante aquella revelación.

—La magia nunca ha pertenecido a este mundo —dijo Tamara—. Es perversa, y queremos purificar esta tierra.

—Aquí ya había magia antes, por poca que fuera —intervino Olivia con decisión

—Oh, si, sabemos lo de tus... curiosos antepasados —dijo Tamara—, y se intentó purificar entonces esta tierra, sin total éxito. Pero mira que curioso, si no hubieras sido amiga de Neal, nunca nos habríamos enterado de tu existencia, ni de que eres la clave para erradicar la magia de este mundo de forma definitiva, después claro, de librarnos de la de este pueblo

Ninfa | 𝙤𝙣𝙘𝙚 𝙪𝙥𝙤𝙣 𝙖 𝙩𝙞𝙢𝙚.​Donde viven las historias. Descúbrelo ahora