Ninfa | 𝙤𝙣𝙘𝙚 𝙪𝙥𝙤𝙣 𝙖 𝙩𝙞𝙢𝙚.​

Los planes de Pan

El plan de Olivia para el día siguiente era devolverle a Nova los libros que le había prestado del convento. No creía que pudiese sacar más de ellos, así que había pensado que ya tenía que devolverlos. Se suponía que solo tenía que ser una visita corta, sin problemas, pero justo cuando llegaba al lugar, escuchó el grito.

Dio un pequeño respingo. Alguien parecía claramente en apuros. Miró alrededor y no tardó en ver a la Madre Superiora —el Hada Azul, se repitió en su mente— corriendo por las escaleras. Una sombra, literalmente una sombra sin cuerpo, la perseguía volando. Exactamente la misma que había visto en una de sus visiones poco después de que se fueran a Nunca Jamás.

Por un momento la visión la paralizó. Ya lo había visto, aunque fuera en aquel especie de sueño, pero verlo de verdad, y no solo eso, esto fue peor cuando la sombra alcanzó a la monja y metió su sombría mano en ella como tratando de arrancar algo.

Sacudió la cabeza justo antes de echar a correr hacia la mujer. Pero ya era tarde. La sombra parecía haber arrancado otra sombra, la de la mujer posiblemente, y se alejaba mientras ella caía al suelo.

—No, no, no —murmuró Olivia mientras se arrodillaba junto a la mujer sintiéndose terriblemente culpable. Si hubiera reaccionado antes... Llevó dos dedos a su cuello buscándole pulso

—¡Azul! —un grito la hizo girarse

Cuatro personas se aproximaban. Eran Emma, David, Garfio y la que identificó como Campanilla por la fiesta del día anterior. No se la habían presentado, pero le había llamado la atención escucharlo. David se arrodilló junto a ella

—Yo... Lo siento, no pude... —Olivia no pudo continuar. Se llevó las manos a la cabeza incapaz de mirar a los otros cuatro.

—No es culpa tuya, Olivia —dijo David colocando una mano en su brazo

Pero Olivia no lo sentía así.

—¿Por qué la ha matado la sombra? —preguntó Campanilla

—Ni idea, encanto, más se que la sombra solo obedece a una persona —dijo Garfio

—A Pan —dijo Emma

—Creía que habíais acabado con él —dijo Olivia mientras se sentaba en uno de los escalones tratando de asimilar lo sucedido.

—Lo encerramos —asintió Emma

Ella y David se miraron. Olivia escuchó como llamaban por teléfono. En menos de cinco minutos, Blanca y Neal llegaban también al lugar. Mientras les ponían al tanto, aparecieron también Regina y Henry.

—¿Qué diablos ha pasado? —preguntó Regina

—La sombra la ha matado —respondió David

—¿La sombra de Pan? —dijo Regina—. La atrapé con la vela.

—Ya, pues se ha escapado —dijo Emma

—Garfio, vayamos al barco a por la vela —dijo Neal—. Si vuelve a atacar, hay que atraparla.

—Esperad, voy con vosotros —dijo Olivia apresurándose a levantarse. 

No podía seguir mirando el cuerpo del hada. Así que se apresuró a alcanzar a Neal, al pirata y al hada. Y después de haberse quedado paralizada, sentía la necesidad de ayudar. Se colocó a la par de su amigo, el pirata todavía no le caía muy bien y ni siquiera conocía al hada. Aunque de niña era uno de sus personajes favoritos de Disney. Quizá por eso le intimidaba un poco. Como si fuera una persona famosa.

Iba con el Capitán Garfio, Campanilla y el hijo de Rumpletiltskin en búsqueda de una vela que ayudaría a atrapar a la sombra de Peter Pan. En otras circunstancias le hubiera parecido extraño, absurdo, pero ya llevaba suficiente tiempo en aquel pueblo como para que esas palabras hubieran perdido sentido para ella. Ni siquiera entendía como es que de repente Garfio y Campanilla trabajaban juntos, se suponía que el hada era aliada de Peter Pan. Pero no preguntó.