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Capítulo cinco.

Miel Ortiz.

Cuando llego a la biblioteca me siento y prendo mi laptop, veo la entrada impaciente y en cuento suena mi alarma la apago, Luka entras y me mira. Se ve arrepentido, si estoy un poco de molesta con él, se supone que tenemos un trabajo que hacer y él tenía que adelantar igual que yo lo hice. Y en vez de eso se fue a una fiesta. No quiero ni imaginarme a la hora que llego y en las condiciones, ¿manejo borracho? Eso es muy peligroso.

- ¿Cómo está tu resaca? – le pregunte poniéndome mis lentes de descanso.

- Estoy mejor. – me dice sentándose a un lado de mí. – Gracias por el interés. – saco de su mochila un cuaderno y me mostro el segundo tema que tenías que ver para el proyecto. – Lo hice.

- Que desordenado eres. – dije leyendo los apuntes.

- Lo importante es que lo hice. – no puedo evitar reírme.

- De acuerdo comencemos con el trabajo, tuve unas ideas para iniciarlo y que se vea ordenado... - me desconcentra que su celular suene tanto. – Puedes contestar o apagarlo.

- Lo siento es mi novia. – no sabía que tenía novia. – Déjame le contesto.

- De acuerdo. – él se para y mientras habla yo anoto algunas cosas en mi laptop.

Cuando él llega me sonríe.

- ¿Todo bien? – le pregunto mientras busco un poco de información y lo anoto en mi libreta.

- Todo bien.

- De acuerdo, entonces mira lo que estuve buscando en internet acerca de los temas y ya tenemos el trabajo listo, solo hace falta hacerlo y enviarlo que no es nada.

- De acuerdo. – se acerca mucho más y ve mi laptop. – Déjame a mí. – toma mi laptop y comienza a anotar.

- Déjame te dicto.

Mientras él escribe yo le dicto y así avanzamos mucho más rápido que si lo hubiera hecho yo sola, ahora comenzamos a ver imágenes que puede ayudar con el proyecto. Cuando ya estamos a punto de terminar miro la hora en mi reloj.

- Ya es muy tarde. – dije guardando mis cosas. – Terminemos mañana.

- De acuerdo. – él guarda sus cosas. - ¿En tu casa?

- Mejor en la tuya. – guardo el trabajo en una carpeta y luego apago mi computadora. – Ya casi terminamos, solo nos falta el final y luego lo enviamos.

- Genial. – nos miramos. - ¿Quieres que te vaya a dejar?

- No quiero molestarte.

- No me molesta, te voy a dejar, vamos. – salimos de la biblioteca y nos fuimos al estacionamiento.

Cuando llegamos él se sube y luego lo hago yo.

- Ya usas casco, eso me alegra.

- ¿Cómo no usarlo si tiene una carita feliz atrás? – me rio.

Cuando llegamos a mi casa me bajo y le agradezco, en ese momento sale mi madre y me saluda.

- Hola mamá. – dije mirando a Luka. – Él es Lukas.

- Un gusto Lukas. – le dice mi madre con una sonrisa.

- Un gusto... señora.

- Por favor dime María.

- Bueno un gusto María.

- Miel ya está lista la cena, Lukas ¿quieres quedarte a cenar?

- Ay, sí, quédate a cenar. – dije mirándolo con una sonrisa.

Lágrimas de miel. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora