029

28 2 1
                                    

Capítulo veintinueve.

Miel Ortiz.

Cuando llego a la casa de Lukas tocó el timbre, la idea de hoy es comenzar a organizar la boda de Sabrina, así que en cuando entro Sabrina me recibe con una sonrisa, luego nos sentamos en la mesa de la cocina y le muestro algunas revistas que ya tenía sobre estos temas.

- ¿Qué clase de flores le gustan? – le pregunte viendo muchas flores.

- La verdad es que no soy muy fan de las flores, pero me gustan las rosas.

- ¿No cree que es muy típico? – dije viendo unas lavandas muy lindas. - ¿No le gustan?

- Mmm... no, la verdad es que no. – dice viendo otro tipos de flores. – También tenemos que ver lo del vestido.

- Claro. – le pase otras revistas con ideas de vestidos. – Aquí hay unas ideas.

- Me gusta ese... - apunta uno que es muy lindo.

- Sí... está lindo.

- Miel, quería decirte que unas amigas vendrán a ayudarlos, de hecho las tengo que ir a buscar al aeropuerto en media hora. – mira el reloj.

- Sí, mientras más ayuda mejor. – dije con una sonrisa.

- Vendrán con sus hijos, ellos tiene la edad de Lukas y tú. – le sonreí.

- Hablando de Lukas, ¿dónde está?

- Dormido. – dice mirando los vestidos. – Hoy en la tarde iremos a ver vestidos, tenemos un más y medio para tener todo listo.

- Sabrina, cálmese. Todo será perfecto, literalmente porque amo la perfección. – dije viendo la hora en mi reloj, son las ocho y media.

- Sí... es que estoy nerviosa, mi boda anterior fue una mierda. Disculpa mi expresión.

- No se preocupe, estoy acostumbrada por Lukas.

- Él es un poco más hablado, como sea. – me dice tomando otras revistas. – Como te decía mi boda anterior ni siquiera fue una boda en sí. No nos casamos por la iglesia como lo haremos ahora con Eduardo.

- ¿En serio?

- Sí...

- ¿Puedo preguntar de que murió el padre de Lukas? – ella me mira y sonríe.

- Pensé que Lukas ya te lo había dicho.

- No habla de eso.

- Puedo entender porque no habla de eso. El padre de Lukas murió por una sobredosis de heroína, Lukas lo encontró hace un año y medio en nuestro cuarto, tirado en el piso, ya era tarde. – no supe que decir. – Fue muy triste para Lukas, una de las razones por las que dejo de drogarse, lo hizo por mí más que nada, no quería que perdiera a un hijo también.

- Lo siento mucho. – dije tapándome la boca sorprendida. – No me imagino lo que sufrió.

- Sí... aunque cuando lo dejo, y pensé que estaría bien completamente limpio llegaron sus amigos y lo hicieron caer en el vicio.

- Sí... bueno esos no son amigos.

- Claro que no. – ella me toma la mano. – Pero desde que te conoció dejo de hacerlo tan seguido, claro que no ha dejado de hacerlo por completo, pero disminuir todo es un gran avance.

- Claro que sí. – sonrió. - ¿Lukas también consumía heroína?

- No... por suerte no. – suspiro.

Lágrimas de miel. #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora