Capítulo 21: Sacrificios

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19 de abril del 2019

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19 de abril del 2019

•Maggie•

Salimos de la sala de cine y aún no podía dejar de abrazar a Caín, estaba tan aterrada que no quería separarme de él. Mi cuerpecito lleno de miedo temblaba sin control, mientras que Camille disfrutaba de mi terror.

—Deja de reírte, no es gracioso —reprocho con fastidió —. Fue una mala idea ver esa película.

—Vamos, Maggie, no dio nada de miedo —aclara rodando los ojos divertida.

—Yo estoy aterrada, ¿Okey?

—Maggie, la película no fue tan buena.

—Caín, ayúdame —murmuro haciendo un puchero.

—Perdón, Mag, pero concuerdo con Camille —responde divertido —. No te preocupes, me quedaré contigo esta noche, así no tendrás miedo —asegura besando mi mejilla con un toque lleno de ternura y protección.

—Gracias —murmuro recargando mi cabeza en su pecho.

—¡IUGH! Ustedes me causan hastíos —aclara fingiendo querer vomitar

—No seas exagerada —indico ofendida.

—Como sea, gracias por invitarme —revela guardando su celular —: ya es un poco tarde, debo irme antes de que pierda mi trabajo.

—Ve con cuidado, y si escuchas a una mujer gritar, corre por tu vida y no dejes que se lleve tu alma.

—Maggie, estás exagerado como siempre, pero estaré bien, ¿Okey? Nos vemos mañana temprano. Adiós, Caín.

—Adiós, Camille —responde regalándole una sonrisa de boca cerrada, mi amiga se despidió de mí y luego se marchó —. ¿Qué quieres hacer?

—Lo que sea, menos irnos caminando.

—Pediré un taxi, ¿Quieres algo para cenar? —pregunta con amabilidad, yo negué levemente.

—No, gracias comí mí muchas palomitas, pero gracias por ser tan atentó.

—De acuerdo, ven vayamos a la parada de taxis.

(...)

—Camille se ve un poco mejor ¿No crees? —responde Caín extendiendo las cobijas.

—Sí, bueno... Camille es muy buena para fingir estar bien, hoy se veía "relajada" e incluso creo que disfruto de mi terror, pero aun así siento que no está del todo bien. Y eso me preocupa demasiado —aclaro quitando mis aretes y dejándolos en su estuche.

—Conoces muy bien a Camille.

—Es fácil leer sus expresiones, cuando está molesta aletea su nariz. Es gracioso y aterrador al mismo tiempo.

—Lo sé, si es gracioso —describe soltando una risita —. ¿No ha vuelto a tomar?

—No, pero llega drogada, que es peor... Me gustaría que, por primera vez, ella se sintiera en paz —murmuro formando una mueca triste.

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