21 de abril del 2019
•Josh•
A pesar de que tengo sueño, no puedo dormir. Estoy desvelado, no he dormido bien; tengo hambre, pero no quiero levantarme de esta silla, estoy mirando la ventana de mi habitación él hermoso color lila del cielo es precioso, las nubes blancas le dan una mejor vista, pero ningún color se iguala a los ojos de ella. Estoy aburrido, le prometí que la iba a esperar y eso haré. Cumpliré mi promesa, podría hacerlo hasta el fin del mundo... Nada ente mundo significa algo, si no la tengo a ella.
Recargué mi cabeza sobre la silla cerrando los ojos, dejando que mi mente se relajé y no tratar de recordar lo idiota que fui.
—Hola —saluda con un tono de voz suave, abrí mis ojos y me giré de inmediato —. La puerta estaba abierta y me di la libertad de entrar —explica señalando la entrada y alzando sus hombros mostrando vergüenza, le sonreí levemente con tranquilidad.
—Hola —respondo relajado, me levanté de la silla con lentitud.
—¿Te invito a desayunar? Algo me dice que tienes hambre.
—S-Si, bueno... Estaba a punto de ir —mentí —: pero me encantaría desayunar contigo —aseguro con entusiasmo, ella bajo la mirada sonriendo.
—Okey.
Tomé mi billetera y salimos de mi departamento en silencio, estaba nervioso y sabía que ella también, podía ver como mordía su labio inferior «un acto involuntario que solía hacer cuando estaba distraída» Su cabello caía sobre sus hombros con libertad, delicadeza y perfección. Su cuello estaba limpió, sin ningún collar o marca acompañándolo; sus dedos largos y delgados me hacían sentir, un cosquilleo hermoso de elegancia... jamás lo negaría, ella lo era todo para mí.
—¿Qué te gustaría desayunar?
—No lo sé —respondo sin dejar de mirarla, ahora mismo no me importaba pensar en otra cosa, que no sea en ella. Se percató de la forma en la que la estaba mirando y pude ver cómo comenzaba a sonrojarse. «Era adorable» pensé, en el instante en el que las puertas del elevador se abrieron y tuvimos que salir.
(...)
—¿Ya me dirás la razón del por qué estamos aquí? —pregunto rompiendo el hielo, preparé mi café y le di el primer sorbo.
—Leí tu carta —responde dejando a un lado su pastel de chocolate y mirándome fijamente.
—¿Qué carta? —pregunto lleno de vergüenza y confusión. Camille, saco de su bolsa un pedazo de papel y lo coloco sobre la mesa.
—Está carta.
Quisiera escribirle una carta y demostrar mis más sinceras disculpas. Pero ¿De que servirá? Seguramente ella la botaría a la basura, en el lugar en donde yo merezco estar. Pero lo más importante es ¿Qué le escribiría?
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Adicto Al Amor
RomanceCamille Dahmer es una chica con problemas de adicción y traumas ocasionadas por los abusos de su padre, luchando cada día con el dolor; de ese amor perdido y con miedo de seguir adelante. Arrastrando a sus amigos para llevar una vida de desgracia y...