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Hay momentos en los que piensas que tu vida ya no vale nada, ese momento en el que dejas de sentir aquello que alguna vez sentiste al experimentar cosas, esos sentimientos que en algún momento te hizo reír o llorar, pero cuando pasa el tiempo tus sentimientos desaparecen al punto de ya no sentir nada, gracias a todo lo que sufriste es ahí cuando te sientes como un recipiente vacío.


Taehyung observaba a su padre bajar de su auto frente a su casa, la mirada fría que mantenía en todo el camino cambio cuando observó a su hijo frente a la puerta con una pequeña sonrisa, no espero más y aumento sus paso y tomarlo entre sus brazos dándole un fuerte abrazo.

Le dolía  tanto pensar que su hijo había sido dañado y él no estuvo para protegerlo, él realmente quería lo mejor para su hijo y haría todo lo posible para sacarlo de aquel hoyo sin fondo.

— ¿Cómo estás pequeño? — sonrió al observar el pálido rostro del ahora peliazul con ropas blancas.

— Estoy feliz de que estés aquí — tomo su mano para entrar juntos a la casa y cerrar con cuidado la puerta.

La mesa que se encontraba en el centro de la sala estaba llena de papeles, llamando la atención de su padre quien se sentó en el sofá individual y comenzar a leer un poco.

— Todo esto, ¿Tu lo conseguiste? — levantó la mirada, Taehyung dió media vuelta mirándolo fijamente.

— Lo tome hace muchos años — suspiro un poco cansado, se acerco un poco y con la mirada fría volvió hablar. — no quiero esperar más padre —

Song Joong ki apretó los papeles al ver aquellos hermosos ojos humedecer con dolor, por lo que rápidamente se puso de pie y se acerco a su hijo mirándolo fijamente.

— En dos días es la inauguración de la empresa, espérame ese día — estrecho a su hijo en sus brazos para después dejar un beso en su frente. — tendrás lo que quieres —

Y sin más se marchó dejando aún sonriente peliazul.



















Los invitados entraban a la empresa mientras conversaban con algún conocido, la sala principal se fue llenando poco a poco dónde se llevaría la fiesta.

Cuando la pareja Kim llegó todos los recibieron con fuertes aplausos, la señora Kim sonrió con superioridad y camino hasta la tarima dónde les agradeció a todos por haber venido.

Esas palabras no fueron más que hipócritas para Taehyung que desde el balcón de la sala la observaba sin expresión, saco su celular de su bolsillo del pantalón y observó la pantalla.

Cuando un apretón en su hombro lo hizo sobresaltar.

— ¿Que haces aquí? — aquella voz tan conocida hizo que su cuerpo se estremeciera.

— Hoy es una gran noche, no quería perdermela — suspiro quitando aquella mano de su hombro con brusquedad.

— Pensé que odiabas a tu madre — respondió recibiendo un gruñido del contrario.

— La odio — volteo a mirarlo fijamente a esos ojos negros que una vez lo volvieron loco. — No estoy aquí para escuchar sus hipócritas palabras, más bien estoy aquí para disfrutar como ese orgullo y superioridad se le va en un segundo — sonrió.

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