Capítulo 30: Estalla la guerra

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Un nuevo día amanecía en Konoha. Naruto y Sakura se habían pasado toda la noche en el cuartel general de la ANBU planeando estrategias defensivas y ofensivas, ya cada soldado tenía su lugar. Los dos amigos se habían quedado dormidos sobre la mesa, con los papeles entre las manos, y la vela que los alumbró toda la noche ya aparecía consumida.

Los rayos de sol comenzaron a entrar por la ventana, traviesos, y juguetearon con el rostro de la pelirrosa antes de despertarla. Sus ojos verdes se abrieron de par en par, llenos de energía y calidez, mirando hacia la ventana y dejándose envolver por el cántico de los pájaros.

-Naruto despierta-dijo ella zarandeando levemente a su compañero, que aún daba ronquidos-nos hemos quedado dormidos.

Sakura se levantó y se dirigió al balcón, mientras dejaba que la brisa fresca acariciara su rostro, le encantaba aquella sensación. Naruto, por su parte, aún se resistía a despertar, y gruñía en señal de protesta. Sakura seguía dejándose llevar por el sonido de la naturaleza, cuando de repente, todo su cuerpo se tensó. Y Naruto se dio cuenta de ello.

-¿Qué ocurre?-decía frotándose los ojos y mirando a su amiga. Sus cejas se habían arrugado en torno a sus ojos, parecía preocupada.

-Nada-respondió ella.

-Pues entonces déjame dormir un poco más-dijo bostezando Naruto.

-Ese es precisamente el problema-replicó la joven-no se oye nada. Los pájaros han dejado de cantar, eso significa problemas.

Naruto se puso en pie de un salto y se dirigió al balcón, poniéndose a la altura de su amiga y mirándola fijamente a los ojos.

-¿Qué hacemos?-preguntó nervioso.

-Guardar la calma y formar el ejército. Avisa a los capitanes, que cada uno forme su escuadrón en el punto de la villa establecido, y esperar, porque en poco tiempo...

Sakura no pudo terminar la frase. En ese preciso momento una explosión tuvo lugar en la villa, en el centro de la misma, arrasando todos los edificios colindantes a aquellos que se encontraban en los alrededores de varios kilómetros a la redonda. El cuartel no fue afectado del todo, pero los cimientos se zarandearon y los objetos de la habitación se desparramaron por el suelo. Naruto había cubierto con su cuerpo a Sakura, protegiéndola de cualquier golpe.

-¿Estás bien?-preguntó el rubio apartándose.

-Sí, no te preocupes, ¡Vamos ya están aquí, hay que darse prisa!-los dos salieron corriendo, cada uno con su cometido.

En la calle ya todos los cuidadanos corrían despavoridos. Naruto ya usaba el transmisor para contactar con los capitanes de los escuadrones, mientras Sakura usaba el suyo, hablando con los responsables médicos y la mismísima Tsunade.

-¡Tsunade y su séquito se dirigen ya a la plaza!-anunció Sakura mientras corría al lado de Naruto-ellos lucharán contra el que ha provocado la explosión, pero son muchos más. Además de Akatsukis, hay unas extrañas criaturas blancas dispersas por toda la villa, hay que tener cuidado.

-¡Shikamaru y Neji están listos, atacarán por las direcciones este y oeste con sus escuadrones!-dijo Naruto-me reuniré con Kiba para reforzar el norte.

-Me dirijo al centro médico-dijo Sakura-allí me esperan.

Los dos se pararon en ese momento, conscientes de que tenían que separarse y que estaban en un momento crucial y decisivo en sus vidas.

-Ten mucho cuidado-rogó Naruto sosteniendo sus manos-no soportaría volver a perderte.

-Estaré bien-dijo ella forzando una sonrisa-podremos derrotarles. Además, estoy segura de que pronto tendremos un nuevo refuerzo-y tras guiñarle un ojo, Sakura salió corriendo.

Naruto rogó porque así fuera, pero realmente tenía sus dudas de que Sasuke fuera a aparecer por el campo de batalla.

Sakura corría tan rápido como podía para reunirse con su equipo médico. No iba al hospital, esa sería una zona muy obvia y la atacarían con facilidad. Se dirigía hacia la mansión Yamanaka, Ino la había ofrecido como base secreta en caso de guerra, y al ser miembro del cuerpo médico podían fiarse de su discreción. Tardó poco en llegar, y cuando lo hizo cerró la puerta tras de sí. Todas las ventanas estaban cerradas y la casa estaba sumida en penunbras.

-¿Quién anda ahí?-preguntó una voz que Sakura rápidamente identificó.

-Heredé la voluntad de fuego-respondió Sakura. Al fondo del pasillo apareció una figura, con una linterna en las manos, era Ino. La respuesta clave había funcionado, la establecieron para saber diferenciarse de un posible jutsu de transformación.

-¡Sakura ha comenzado!-gritó Ino lanzándose a sus brazos. Sakura la abrazó para tratar de serenarla.

-No pasa nada, todo va a salir bien-dijo ella-¿hay heridos? La explosión ha debido causar muchos.

-Ya han salido varios médicos en su busca, saben a dónde acudir-respondió la rubia, aún asustada.

-Muy bien, preparemos camillas y los kit médicos de urgencia, no hay tiempo que perder, estamos en guerra-dijo Sakura poniéndose en marcha y obligando a Ino a seguirla.

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Naruto se reencontró con Kiba con facilidad. Los ninjas a los que dirigía ya se enfrentaban a esas criaturas blanquecinas, tratando de acabar con ellos, pero su cuerpo era muy flexible y no recibían apenas daño alguno.

-¡Son demasiados!-se quejaba Kiba.

-¡Ya está Naruto Uzumaki aquí!-dijo Naruto armándose de valor-¡Acaba de empezar la diversión!

Naruto realizó un rasengan que golpeó de lleno al enemigo que se precipitaba hacia Kiba, y lo dejó tumbado en el suelo de un solo golpe.

-¡Guau, qué pasada!-dijo Kiba sorprendido.

-¡Da lo mejor de ti en la batalla Kiba, cuento contigo!-gritó Naruto enérgicamente.

Pero los problemas seguían apareciendo. Esta vez se trataba de un nuevo enemigo Akatsuki, un muchacho de pelo rubio que tenía un ojo bajo una máquina ocular.

-Vaya, vaya, vaya, nuevas víctimas a las que hacer estallar...-decía relamiéndose.

-Conozco a ese individuo-decía Kiba-se llama Deidara, está en la lista de los más buscados de la villa de las rocas.

-Tenemos que tener cuidado-dijo Naruto-él pertenece a la asociación criminal, sin duda, es peligroso...

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La guerra seguía desolando la villa. En la plaza central Tsunade se había encontrado con Pein, conocido como "El Dios de Akatsuki", y a su compañera, Konan, "El Ángel". La Hokage, junto a Shizune y varios ANBUS de confianza se estaban enfrentando a ellos, pero estaban en desventaja. El jutsu ocular del indivduo, sumado a los extraordinarios campos de fuerza que era capaz de crear, los estaba dejando indefensos.

Kisame estaba destrozando los alrededores en su modo tiburón. El escuadrón de Neji e Hinata le estaba intentando plantar cara, pero su enemigo era muy poderoso, era conocido como "El biju sin cola", y estaba haciendo honor a dicho apodo. Arrasaba a sus enemigos de un solo movimiento, y su espada absorbía hasta la última gota de chakra de sus víctimas. Neji les había ordenado a sus soldados que mantuvieran las distancias y que se enfrentaran a las criaturas blancas, mientras él e Hinata trataban de derrotarle usando el Byakugan y el puño blando.

Shikamaru y su escuadrón se enfrentaban a Hidan y Kakuzu, conocidos como "El dúo inmortal", ya habían tenido numerosas bajas contra ellos. Choji ayudaba a su compañero como podía, pero se encontraba inmovilizado ahora por Kakuzu y sus largas y extensibles extremidades.

La guerra había dado comienzo, y Akatsuki llevaba ventaja gracias al factor sorpresa. Madara observaba satisfecho desde la distancia, acompañado por Kabuto.

-Habéis trazado un plan exquisito-felicitó la serpiente-antes del anochecer os habréis hecho con el control de la villa.

-Les has dado más tiempo de vida del que les corresponde Kabuto-sentenció Madara-en menos de tres horas, esto habrá acabado....

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